Por Brisa Granados
¿Cómo y cuándo decidiste ser actor?
Desde que era pequeño siempre me gustó la interpretación. Al principio no sabía que quería ser actor, pero tenía ese talento nato de representar otras realidades que no fueran lo que estaba viviendo, incluso algunas veces mis amigos y yo fingíamos pleitos para ver la reacción de la gente. Es algo que siempre me ha causado mucha emoción y fue así como tomé la decisión de estudiar esta carrera.
¿Qué es lo que más disfrutas de tu profesión?
Encontrar personas con las que me siento cómodo de trabajar, que a veces pasa y a veces no. Cuando sucede eso hay una magia que rompe con toda realidad, y eso solamente se crea trabajando con directores y compañeros actores que sientan la misma pasión.
¿Y lo que menos?
Tener que cambiarme muchas veces al día, eso no me encanta. Y esperar, a veces llegas con muchas ansias de hacer una escena y se retrasan los llamados por diferentes razones, y conforme el tiempo pasa, esta emoción con la que llegaste va disminuyendo y al final terminas con ganas de que termine rápido el día. Pero son gajes del oficio a los que uno se va acostumbrando, después hasta te llevas tus juegos de mesa o distracciones que hacen que el tiempo vuele.
¿Cuál es el papel con el que más te has identificado y por qué?
Creo que todos tienen pedazos de mí y eso me hace sentirme identificado con todos de alguna forma.
¿Cómo fue tu experiencia al personificar a Emilio?
Fue algo súper interesante, intenté hacer algo distinto a la versión colombiana de Rosario Tijeras que fue un trabajo excelente, pero yo hice a mi propio Emilio y crear sus circunstancias, encontrar sus por qué y fue muy interesante lo que se logró. Un Emilio tan libre, pero al mismo tiempo encerrado en sí mismo, esta dualidad que estamos viendo ahora en pantalla. Era un persona difícil de entender, que no estaba cómodo en su mundo. Cuando encuentra a Rosario se vuelve una cosa tremenda y lo demás ya lo verán en pantalla. Para mí ha sido un regalo muy grato.
¿En qué te pareces a él?
Uno como actor siempre le presta su voz, su cuerpo, su cara e incluso sus gestos al personaje, pero creo que la esencia de Emilio es totalmente diferente a la mía y eso es algo que me gusta mucho.
¿Qué te conquistó de la historia?
El argumento, mucho. Cómo son estos dos mundos, de la gente de sociedad y la humilde, con dificultades. La forma en que se genera esta división entre los seres humanos, y a veces la inconsciencia que tiene el uno sobre el otro. Esta onda tan ambivalente de la sociedad y poder mostrar cómo se vive desde ambas perspectivas. El choque de estos dos mundos en un contexto muy real crea situaciones como las que vemos en “Rosario Tijeras” día a día. Es una serie realmente rica de contar, con mucho valor, tanto de producción como a nivel actoral, y creo que se refleja en pantalla.
¿Cómo fue la química en el set?
Maravillosa desde el día uno, por ejemplo con José María de Tavira, que conozco desde hace mucho tiempo, hay mucho cariño, hemos crecido juntos y a la par en este mundo, he aprendido mucho de él y fue maravilloso poder compartir nuevamente. Con Bárbara de Regil fue padrísimo porque desde el casting tuvimos muy buena onda, nos acercamos mucho a nivel personal y actoral, tanto que se convirtió en una amiga importante en mi vida, y así como lo es José María de Tavira, ha sido muy buena la combinación de la química entre los tres. Con los directores fue maravilloso, a Alejandro Lozano ya lo conocía, pues me dirigió en “Paramédicos 1” y “Paramédicos 2”, y es sensacional. Con Chava Cartas fue mi primer proyecto y fue bastante interesante trabajar con él porque es alguien que siempre está contento y trata de pasársela bien, y eso siempre te ayuda a que te relaciones mucho mejor con todo el entorno.
¿Qué viene para ti después de “Rosario Tijeras”?
Por lo pronto puedo adelantar que tengo una participación especial en la película de “El día del temblor”, que produce y dirige Kuno Becker y es un papel verdaderamente importante para la trama, y sigo evaluando proyectos de cine y series.