Por: Brisa Granados
Ya no sólo tenemos a Salma, Gael y Diego armándola en grande en el show business de Estados Unidos; cada vez son más y más los artistas nacionales que ocupan un lugar importante en las pantallas de TV y marquesinas de teatro y cine. Eso es un golpe bajo para Trump, y ¡nos encanta!
Eugenio Derbez ha ganado terreno a pasos agigantados desde el 2013, cuando recaudó 39 millones de dólares en taquillas estadounidenses con la película No se aceptan devoluciones. Tres años dio vida al doctor Nurko en el filme Los milagros del cielo, al lado de Jennifer Garner, una historia estremecedora hasta los huesos. Y Warner Bros lo invitó a doblar la voz de Speedy González en la nueva película protagonizada por el ratoncito mexicano que se estrenará el próximo año.
Ahora está en las salas mexicanas la cinta Cómo ser un latin lover, película que coproduce con Ben Odell y Lionsgate, y en donde también actúa. “Es mi primer protagónico en inglés, con un elenco increíble: estrellas tan grandes como Salma Hayek, Raquel Welch, Kristen Bell, Michael Cera y Rob Lowe. De niño era fan de Raquel, todo un símbolo sexual de Hollywood”, aseguró el histrión, quien interpreta a Máximo, un mexicano que, después de vivir un trauma en su infancia decide no trabajar nunca, convertirse en amante de viejitas millonarias y vivir de ellas.
Máximo es hermano de Sara (Salma Hayek), viuda y madre de un niño de siete años. La química entre Derbez y Hayek es evidente. “Ya éramos amigos, pero nunca habíamos tenido oportunidad de trabajar juntos. La pasamos increíble, reímos mucho. Todos los diálogos en español fueron improvisados, no sabes qué buena experiencia”, declaró Eugenio.
Y ¿cómo le hizo Eugenio para actuar y producir sin volverse loco? “Fue complicado: intentar estudiar el guion y que vinieran a decirme que se cayó una locación, o que el actor tal cosa; tienes que arreglar mil broncas, pero afortunadamente estoy acostumbrado y ésa es la única forma de hacer los proyectos como uno quiere”.
En No se aceptan devoluciones y Los milagros del cielo, Derbez demostró que no sólo es buen actor de comedia, también de drama. “Después de las dos en donde la gente salió llorando quise cambiar un poco la jugada, regresar a los origines y a hacer lo que mejor sé: hacer reír. Tenía una carga muy pesada: ambas películas dejaron la vara muy alta. Cada historia que me llegaba no me gustaba, hasta que dije ‘no me voy a complicar, voy a hacer una comedia divertida, sin ninguna aspiración más que divertir a la gente’, y Cómo ser un latin lover también tiene momentos que te tocan el corazón”, finalizó.
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