Por Brisa Granados
Desde niña a Alejandra siempre le gustó la expresión teatral: “Estuve en cuanta obra pude de la escuela, recitaba poemas y me ponía a actuar en los recreos con una amiga, nos inventábamos personajes y se juntaban los otros niños alrededor a ver nuestros shows. Pero mis papás no fomentaban que yo me dedicara a la actuación así que lo veía más como una diversión que como una forma de vida. Fue más tarde, estudiando la carrera de comunicación, que me metí al taller de teatro de la universidad, y dije esto es realmente lo que quiero hacer en mi vida. Tuve un maestro increíble que me contagió la pasión por actuar y coincidió que éramos un grupo de jóvenes entusiastas que nos tomamos el teatro muy en serio para crear, aprender y descubrir. A partir de ahí ya no hubo marcha atrás”.
¿El camino al éxito es como lo imaginabas?
“No para nada. He tenido que re-significar el éxito. En la sociedad occidental nos educan para creer que el éxito es alcanzar tus metas, llegar a tener el rol más importante en lo que sea que te dediques. En mi caso, tener una carrera llena de reconocimiento, haciendo siempre papeles increíbles, trabajando con reconocidos directores, en proyectos que generen mucho interés en el público. Para que después, éstos proyectos te lleven a otros proyectos que sean cada vez más ‘exitosos’. Y la realidad es muy diferente: es una carrera de muchas subidas y bajadas, de mucha perseverancia, de amor al arte, de no dejarte vencer por el rechazo, por no quedarte una y otra vez en los papeles que mas te gustan. De crear tus propias oportunidades. De luchar. De seguir adelante a pesar de lo que sea. En esta carrera yo creo que si no amas lo que haces se vuelve prácticamente insostenible. Es una profesión de guerreros y de necios. De gente que le gusta salirse de su zona de confort”.
La actriz considera que el éxito más grande es disfrutar su trabajo todos los días: “El éxito no es algo que se alcance, es algo que se construye. Que lo que puede ser exitoso para una persona, puede no serlo para la otra. Considero que independientemente de los resultados, éxito es haber vivido el proceso al máximo. Nos educan para alcanzar, para llegar, para subirnos en un tren que no tiene destino final, y este viaje se puede volver un camino muy doloroso e insatisfactorio. Así que yo trabajo para hacer que el éxito sea el camino y no el destino final”.
Extraordinaria, intensa, comprometida, todo el equipo, tanto el talento, como la gente del crew, tuvimos mucha química, hubo magia en el proyecto, dice sobre su experiencia en Preso número uno. “Estábamos alineados para contar una gran historia, y eso no se da siempre. Además de que fue muy divertido estar en la serie, a pesar de que las escenas a veces eran muy fuertes, fuera del set, teníamos un ambiente relajado, alegre y de mucha cooperación. También tengo que confesar que fue un gran reto actoral, Carolina Arteaga, mi personaje tiene que mantener la congruencia como periodista y al mismo tiempo como ex esposa del presidente. Y ser mamá de una niña de 4 años, y tener el rol femenino principal de tampoco lo fue, pero lo logré, lo logramos”.
¿Qué te enamoró de este proyecto?
“Me pareció una apuesta muy interesante por parte de Telemundo de alejarse de las narco series que tantos éxitos les han brindado para contar la historia de un hombre en su camino al poder y todo lo que se tiene que enfrentar para lograrlo y después para mantenerse vivo, honesto y con sus valores bien puestos. Es también la historia de una familia que a pesar de todas sus diferencias y que ya no estén juntos como pareja, los une el amor, la lealtad, el sueño de cambiar a un país, a una sociedad, de buscar justicia. Me parece también que llega en un momento muy atinado para la historia no sólo de México sino del mundo, en donde los valores políticos y sociales se están transformado y nos encontramos en una etapa de transición de creencias y de parámetros. Siempre me atrae formar parte de proyectos que reflejen lo que está sucediendo hoy en día, que acerquen al publico con nuevos contenidos y brinden una perspectiva diferente sobre la actualidad”.
¿Cuál fue tu mayor aprendizaje?
“Entender el género de suspenso y thriller político para mantener viva la historia y los personajes. Requiere un ritmo vertiginoso, una emoción contenida, pero en alerta constante. Seguir la propia línea dramática de mi personaje, ya que hay un antes y un ahora de Carolina, la versión joven interpretado por Fabiola Guajardo. Pero la historia del pasado y del presente están mezcladas todo el tiempo, y casi nunca se filma en cronológico. Así que tenia que ser muy consciente de los tiempos del personaje para no perderme, y por ende no perder al público, transmitir lo que la historia requería en cada momento”.
¿Cómo ha sido trabaja al lado de Erik Hayser?
“Lo máximo. Es mi tercer proyecto con él. Primero fuimos hermanos (por eso le digo mi carnalito), después fuimos amigos y ahora somos la pareja principal. Que por cierto no es cualquier pareja. Tienen un amor my fuerte, de mucho tiempo, pero además, los une el ideal que comparten por hacer justicia y transformar a un país. Y eso es lo que los hace ‘casi’ inseparables. Erick y yo somos muy comprometidos con nuestro trabajo, a los dos nos gusta estudiar, ensayar las escenas, encontrarles un enfoque distinto. Por lo mismo es una verdadera delicia trabajar con el. Y el hecho de que nos conozcamos desde hace tanto, hace que todo fluya mejor y que haya un entendimiento más allá de las palabras”.
¿Qué sigue para ti después de Preso número uno?
“Seguir haciendo camino. Generando mis propias oportunidades también. Estoy levantando una obra de teatro para el año que entra. Es importante para mí que sea el proyecto que sea, implique un reto, ya sea personal o profesional. En mi opinión estamos en este mundo para aprender, así que todo lo que implique éso, qué venga”.