Chavela Vargas nació en Costa Rica, pero decidió nacionalizarse mexicana. Amó nuestra cultura, tradiciones y música como nadie. Nuestra Chavela se encontró con la muerte el 5 de agosto del 2012, a los 93 años. Así hablaba ella: “La muerte es muy hermosa. Todos hablamos mal de la muerte porque no la hemos vivido. Yo hablo con la vida y hablo con la muerte, y las dos me parecen muy interesantes”.
Para nadie es secreto que Chavela tuvo muchas amantes, tuvo a las mujeres que quiso: Ava Gargner, la guatemalteca Arabela Árbenz Villanova y la abogada Alicia Pérez Duarte, quien la acompañó por más de una década, por mencionar algunas. Pero el romance más sonado fue el que tuvo con la pintora Frida Kahlo , y tal vez el más intenso.
Frida y Chavela se conocieron en una noche de copas, Frida y Diego habían organizado una de sus famosas posadas, y alguien invitó a Chavela, ni la cantante recordaba quién. Ella ni siquiera sabía quiénes eran Frida y Diego. “Me quedé impresionada cuando vi que bajaban por la escalera de la casa, a la señora en una camilla y vestida de tehuana, los mariachis tocando y todos bebiendo tequila, una pachanga de tequila. Frida me invitó a quedarme a dormir, pues yo vivía lejos de Coyoacán. Después me fui quedando. ‘Quédate niña, me dijo, estás muy sola y no sabes nada de la vida, quédate en mi casa’, me dijo. Y yo me quedé. Ella pintaba y yo cantaba”, contó Chavela en el libro Las verdades de Chavela.
Frida contó poco sobre su relación con Chavela. Pero declaró bastante en una carta que mandó al poeta Carlos Pellicer hablando sobre la intérprete de La Llorona.
Carta de Frida Kahlo a Carlos Pellicer, sobre Chavela Vargas:
Carlos:
Hoy conocí a Chavela Vargas. Extraordinaria, lesbiana, es más se me antojó eróticamente. No sé si ella sintió lo que yo pero creo que es una mujer lo bastante liberal que si me lo pide no dudaría un segundo en desnudarme ante ella. Cuántas veces no se te antoja un acostón y ya. Ella repito es erótica. ¿Acaso es un regalo que el cielo me envía?
Frida K.
Cuando Frida murió, el 13 de julio de 1954, Chavela acudió a su sepelio y no encontraba consuelo: “No pude estar mucho tiempo, vi su féretro con la bandera del Partido Comunista Mexicano y me salí. Me sentí sola, muy sola. Me quedé en la calle llorando por ella, por mi Frida. Nada me consolaba, nadie. No había nadie que supiera realmente lo que yo sentía. La forma de mi dolor, el tamaño. Sólo Frida debía sentirlo. Sólo ella sabía el tamaño de mi amor por ella”, confesó Vargas a la autora María Corina en el 2009.
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