Por Iván Hernández
Nacido en Juchitán, Oaxaca, el 17 de julio de 1940, Francisco Benjamín López Toledo, fue el cuarto de siete hijos por parte de Francisco López Orozco y Florencia Toledo Nolasco.
A los 14 años inició sus estudios de arte en el taller de grabado de Arturo García Bustos y después se integró al Taller de Grabado de la Escuela de Diseño y Artesanías del INBA.
En 1959, ya exhibía su trabajo en el extranjero para la Galería Antonio Souza y en el Fort Worth Center, en Texas.
En 1960, con 20 años de edad, viajó a París para ingresar al taller de S.W Hayter y donde también conoció a Rufino Tamayo y a Octavio Paz.
Regresó a México en 1965 y combinó todo lo aprendido con sus raíces indígenas, creando su propio lenguaje visual.
“Mi arte es una mezcla de lo que he visto y de otras cosas que no sé de dónde vienen. Me han influido el arte primitivo, pero también los locos, los enfermos mentales y, sobre todo, Rufino Tamayo” #ArteMexicano Francisco Toledo (1940-2019) pic.twitter.com/gQZb8EE7Mn— Secretaría Cultura (@cultura_mx) September 6, 2019
Fue escultor, pintor, grabador, promotor de la cultura mexicana en otros países y borró la línea que dividía las artes visuales, la literatura, el diseño, la artesanía y el activismo.
Justamente, centró su trabajo en defensa de los derechos humanos, de las tradiciones y culturas mexicanas, así como de la naturaleza.
A él le debemos la creación del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, La Casa de Cultura de Juchitán y el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca.
Uno de sus últimos trabajos está plasmado en el estadio Alfredo Harp Helú, casa de Los Diablos Rojos de México.
Ver esta publicación en Instagram Francisco Toledo 1940 - 2019 Gracias por tu Arte siempre con nosotos. Foto de @rodrigomber Una publicación compartida de Estadio Alfredo Harp Helú. (@estadioalfredoharphelu) el 5 Sep, 2019 a las 9:23 PDT
Francisco Toledo es considerado el artista plástico más relevante de la segunda mitad del siglo XX en México.
Tras su partida este 5 de septiembre a los 79 años de edad por un cáncer que padecía, lo despedimos con una imagen suya volando un papalote, símbolo que lo caracterizará siempre.
Descanse en paz, Francisco Toledo.