Por: Luisa Martínez y Alex Ocaña
A pesar de que México es uno de los países pioneros en legislación a favor de los derechos humanos de la comunidad LGBT+, la realidades que su implementación ha resultado ser un camino largo, cuyo principal reto ha sido cambiar la forma en que se conciben a la libertad y la dignidad humana.Precisamente porque creemos que las luchas ganadas dependen del rompimiento del status quo, es que decidimos platicar con dos personas que han luchando a favor de los derechos humanos: Alex Orué y Ophelia Pastrana, representantes de la comunidad e impulsores, en distintos niveles, del cambio en la forma de conectar con los problemas de discriminación y violencia en el país.
70 países de la ONU consideran ilegal la relación entre personas del mismo sexo, 26 castigan con penas que van de 10 años de cárcel a cadena perpetua, 22 han legalizado el matrimonio igualitario, 9 prohíben constitucionalmente la discriminación. México está entre estos últimos,7 con pena de muerte y 3 han prohibido las terapias de conversión.
EL CLÓSET YA NO ES OPCIÓN: Plumas, brillos, tacones,banderas de colores y demás artilugios que hacen mágica a la marcha son estandartes de la visibilidad, otro de los grandes puntos problemáticos del colectivo. Es urgente terminar con la vergüenza, “el clóset le da en la madre a cualquier esfuerzo, evita que los demás sientan empatía. Si toda la gente quees gay lo dijera y lo viviera sin problemas, tanto como alguien que es zurdo,otra batalla sería”.
Así aborda Ophelia el tema de las etiquetas, que genera controversia tanto al interior como al exterior de la comunidad: “Hay un discurso muy dañino, ‘¡Quitemos las etiquetas!’, pero esta idea es sumamente violenta, porque invisibilidad”.>La tradición de salir a las calles para participar en el Pride Parade viene del incidente del 28 de junio de 1969, en el bar StonewallInn (Nueva York), cuando un grupo de activistas decidió reaccionar ante las constantes redadas policiales en las que miembros de la comunidad eran detenidos arbitrariamente. Mantiene como esencia la necesidad de celebrar los derechos recuperados y visibilizar aquellos que aún, mundialmente, siguen negándosele a esta comunidad. La fiesta y la exacerbación son necesarios para dejar claro un punto: ni la comunidad ni nadie más debe tener miedo de ser visto.
CONECTAR DESDE EL AMOR CON RESPETO Es mucho más sencillo delo que parece. El problema es que la gente que ha excluido y arrebatado derechos lo ha hecho tan bien que ahora creemos que eso es lo normal. No hay una diversidad intentando meterse en tu realidad a la fuerza. El mundo es diverso por sí mismo: nacimos diferentes, y nuestras diferencias son lo verdaderamente natural. No se trata de que aceptes, toleres o compartas. Se trata de que sepas, escuches y seas una persona empática. No debe interesarte nada más que no dañar a otras personas. Es tan fácil como entender que nadie quiere ni necesita tu aprobación: sólo tu respeto.
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