Una sucursal de Zara en Estambul, Turquía, fue invadida por ropa cuyas etiquetas contenían un llamado de auxilio por parte de los trabajadores. Varios clientes en Estambul calificaron el hecho como una protesta de los empleados de Bravo, quien fue subcontratada por Zara para fabricar ropa de la marca española.
A través de mensajes en las etiquetas, los trabajadores explicaron que trabajan para la fabricante Bravo, quien cerró las tiendas de un día para otro. La compañía afirma que el fabricante les debe el salario de 3 meses y los finiquitos correspondientes.
El grupo Inditex, propietario de Zara, no ha respondido aún a los múltiples medios de comunicación que tratan de investigar con respecto a lo sucedido.
“Yo hice esta prenda que estás a punto de comprar, pero no me han pagado por ella”; de esta manera los desempleados de Bravo, hacen presión para que el fabricante les pague el dinero que les debe.