Egresado de la Universidad La Salle, con especialización en Medicina Interna y subespecialidad en Infectología por la Universidad de Texas, en San Antonio, además de Profesor de Posgrado de Medicina Interna en el Centro Médico ABC, el doctor Francisco Moreno Sánchez está convertido en una autoridad en el tema del coronavirus, asunto sobre el que opina constantemente en su cuenta de Twitter @DrPacoMoreno1 .
En esta entrevista, que le realizamos vía Zoom, nos explica con la claridad y la sencillez que lo distinguen un tema que nos concierne a todos. También pudimos conocer algo de su lado personal para constatar que, además de excelente médico, es un gran ser humano con un profundo compromiso con la vida.
- ¿Cuáles son las fases de una epidemia y qué recomendaciones sugieres para la fase en la que estamos?
La fase uno es cuando se detecta el primer caso; la fase dos es cuando hay evidencia de diseminación comunitaria; la fase tres es cuando hay múltiples contagios y es en la que nos encontramos actualmente, pues hay contagios nuevos todos los días. Se ha detectado que diariamente hay un aumento por arriba de los 4 mil 500 casos.
Estamos en el pico de la pandemia: el problema es que esto se ha prolongado, pues hemos tenido una meseta muy larga, lo cual implica dos cosas. Una, el cansancio de la gente que ha tratado de mantener la sana distancia quedándose en casa y, dos, la necesidad de la gente por salir. Esto aumenta el número de contagios.
Se trata de un virus respiratorio, lo que quiere decir que se contagia por medio de las gotitas que salen de tu boca al toser, hablar, gritar o estornudar. El virus tiene muy poco peso, por esta razón viaja aproximadamente 1 metro o metro y medio. Eventualmente el virus va a caer al piso, pero si está en un lugar cerrado y hay aire acondicionado, es probable que permanezca más tiempo en el aire.
- ¿Qué hacer si alguien sospecha que fue contagiado?
Un error común es correr en ese momento a hacerse la prueba, ya que el virus no se ha replicado lo suficiente en la vía respiratoria como para que sea detectado. A partir del cuarto o quinto día, el virus comienza a expresarse, antes de esto se habla de personas pre-sintomáticas o asintomáticas.
El 80% de los contagiados tienen síntomas que no requieren que uno vaya al hospital: fiebre, dolor de cuerpo, a veces un poco de dolor de pecho, mucha fatiga, dolor de cabeza y una tos seca. Si estos síntomas se mantienen, hay que darle al paciente paracetamol, debe mantener reposo y tomar muchos líquidos. Es importante tener un termómetro y un oxímetro, ya que es posible que baje la oxigenación y haya falta de aire, lo cual son cuestiones que te indican si tienes que ir al hospital.
Si de pronto sientes falta de aire y tu oxímetro está en 97%, lo que tienes es ansiedad y no tienes que ir al hospital, pero si de repente ves en tu oxímetro que de 92% bajas a 87-85%, aunque no sientas falta de aire, tienes que irte al hospital.
Están diciendo que la gente se está muriendo de un momento a otro, pero no es así, la situación es que la baja de oxigenación es gradual y de alguna manera te vas adaptando hasta que llega un momento en que ya no te puedes acostumbrar y tienes que correr al hospital, pero llegas en un estado grave y lo más seguro es que necesites terapia intensiva, intubación, ventilador, etc. Lo importante de estarse checando la oxigenación es que puedes llegar a tiempo al hospital para recibir una ayuda más oportuna.
- ¿Son eficaces los antibióticos, antivirales o la vacuna contra la influenza para prevenir o tratar el coronavirus?
Hay dos medicamentos controlados que se ha visto que funcionan: uno es la dexametasona, que es un tipo de cortisona que se debe de utilizar en personas que tienen baja oxigenación y el otro antiviral que sí se ha demostrado que funciona es el remdesivir, que desafortunadamente no está disponible en México. Otra de las cosas que sí ha funcionado es anticoagular a los pacientes; se hace ya sea de una forma preventiva o en una forma terapéutica. Tenemos medicamentos que usamos en pacientes muy inflamados y también estamos usando plasma de pacientes convalecientes. Desafortunadamente, los estudios han demostrado que por ejemplo la hidroxicloroquina, que se tenía en muy buen concepto, no ha demostrado que sea de mayor beneficio.
Por el momento, tenemos pocas opciones de tratamiento, por eso es tan importante la prevención y que la gente siga las tres medidas fundamentales que son: el uso del cubrebocas, el lavado de manos y el distanciamiento social. Estas tres medidas pueden salvar muchas vidas sin necesidad de medicamentos.
- Sabemos poco de este nuevo virus, ¿pero en qué es diferente a los virus ya existentes?
Generalmente, los virus nuevos producen enfermedades que no pueden transmitirse de un humano a otro. Lo especial de este virus es que la primera persona que resultó infectada fue capaz de contagiar a otros. De esta manera, como todos somos nuevos para este virus, somos susceptibles a infectarnos.
Ahora ya hay un buen número de personas que han tenido COVID-19. Son prácticamente doce millones que están registradas, más el número de gente que no sabe que lo tuvo. Algunos calculan que el número real es veinte veces mayor.
Afortunadamente, hasta ahora no sabemos de casos en los que a una persona le dé COVID-19 dos veces, ni que haya nuevas infecciones en un paciente que ya lo tuvo. Esto de alguna manera explica que las personas que lo sufren desarrollen inmunidad. Si desarrollan inmunidad, van a quedar protegidas por algún tiempo. Mientras más gente protegida haya, menor diseminación del virus habrá.
- ¿Quiénes son las personas con más riesgo de enfermarse?
Todos somos susceptibles y todos nos vamos a contagiar. Hay personas que tienen más riesgo de tener síntomas o de tener síntomas graves: aquellos con enfermedad renal crónica, enfermedad pulmonar, las personas inmunodeprimidas, con obesidad, con afecciones cardíacas graves y diabetes.
Las mujeres habitualmente tienen síntomas más leves que los hombres. Y ha habido población de riesgo que se recupera, por ejemplo, hemos tenido el caso de un señor de 103 años que se curó.
Los niños se infectan igual que todos. Hay estudios que hablan de entre 50 y hasta 80 niños asintomáticos por cada niño que tiene síntomas. Es una buena noticia, porque la mayor parte de ellos no va a tener ningún problema. Es una esfera enorme. Hay niños que han tenido algunas manifestaciones de la enfermedad, ya sea porque tienen algún problema inmunológico de base o algún otro síndrome. Afortunadamente, si a alguien ha respetado esta enfermedad es al grupo de los niños.
- ¿Qué le dirías al presidente López Obrador y al doctor López-Gatell ?
Lo primero que les diría es que usen cubrebocas. Se ha demostrado que es una medida eficaz. Mucha gente los sigue a ellos y sigue sus recomendaciones. Sería una forma de estimular a que la gente lo use.
Es muy frustrante salir después de estar con pacientes graves en el hospital y ver a la gente en la calle que sale sin cubrebocas.
El poner el ejemplo puede ayudar a que la gente entienda y a que haga lo que tiene que hacer. Definitivamente, hay una falta de cooperación de la ciudadanía, pero necesitan el ejemplo, y creo que eso ayudaría muchísimo.
LA COVID-19 EN EL FUTURO INMEDIATO
- ¿Qué viene? ¿Cómo vislumbras lo que queda de 2020?
Quizá sea muy optimista de mi parte, pero siento que va a tener alguna ventaja la enorme cantidad de contagios que hay en México, porque habrá más inmunidad. Y si hay más inmunidad, se puede evitar que se perpetúe la epidemia por largo tiempo. Países como Italia y España, que tuvieron infecciones brutales, están abriéndose otra vez al mundo y no tienen esa famosa segunda ola. Otros países lograron controlar la primera ola y como resultado, tienen pocas personas inmunes. Por ejemplo, en la curva de Israel hay dos picos donde otros países no los tienen.
Mi sentir personal es que con los nuevos descubrimientos en torno a la inmunidad celular, en dos o tres meses el número de contagios por COVID-19 puede disminuir en forma substancial. Esto depende de que se corrobore que la respuesta inmune es celular y duradera, pero todo parece indicar que esa es la realidad.
Yo por eso le pido a la gente que tiene factores de riesgo que aguanten un poco más, porque estamos en un momento en donde si la inmunidad de la población es alta, arriba del 70%, la transmisión de la enfermedad disminuye inmediatamente.
- ¿Cómo han manejado la situación del coronavirus en el hospital donde trabajas?
Hay que entender que además de tratar esta enfermedad tenemos que proteger a los pacientes que llegan al hospital por otras enfermedades, por eso es tan importante tener protocolos que eviten los contagios, por ejemplo, que las áreas de COVID-19 estén bien aisladas. Aquí en el Centro Médico ABC, campus Observatorio, se ha manejado a los pacientes COVID-19 en un área independiente a los demás servicios. Así no se corre ningún riesgo. Afortunadamente, en el hospital no hemos tenido casos de pacientes que se hayan infectado en el hospital.
Es muy importante frenar todo esto antes de que vengan las nuevas infecciones respiratorias, porque hay que recordar que esta epidemia ocurrió en verano. De haber ocurrido en invierno, tendríamos otros virus respiratorios que habrían infectado a pacientes con COVID-19 y que probablemente hubieran hecho que la mortandad se disparara aún más. Todo el mundo tenía la expectativa de que el calor iba a inhibir el virus y no fue así.
- ¿Es viable que la vacuna llegue pronto?
Este es un proceso largo y pensar que una vacuna viene a solucionar todo es parte del problema. Faltan todavía muchos meses para que eso sea posible. Tener una vacuna en tiempo récord es realmente difícil. Hay tres fases para probar una vacuna, dos vacunas ya están en fase 3, que es cuando ya se prueba en un número grande de la población, buscando eficacia y seguridad. Si ya están en fase 3, quiere decir que ya pasaron el filtro de indecisión preclínica, pero hay que ver si las personas que están vacunadas no desarrollan la enfermedad. Ellos se tienen que exponer de alguna manera para ver si la desarrollan eventualmente. Por eso, se ponen a prueba en ciudades donde hay muchos contagios, por ejemplo, en Brasil. Si las personas que tienen la vacuna no se contagian, quiere decir que es eficaz y hay que checar la seguridad. Una vez que se logra esto, se tiene que producir la vacuna en forma masiva. Es necesario entender que todos somos susceptibles: necesitaremos vacunar a casi ocho mil millones de individuos, lo cual no será fácil.
- O sea que las medidas que tenemos que seguir tomando es el uso de tapabocas, la sana distancia y el lavado de manos.
Ojalá y el lavado de manos sea una medida eterna. Comentábamos que curiosamente este 2020 ha sido el año con menos infecciones gastrointestinales que hemos tenido.
Se trata de medidas de higiene que los seres humanos deberíamos tener permanentemente. La sana distancia y el cubrebocas quisiéramos que fueran temporales, pero por ahora van a seguir ahí.
- Trabajando en el sector privado, ¿qué medidas tomarías para evitar que la distribución de la vacuna contra la COVID-19 se convierta en un factor de corrupción?
No hay ninguna situación que te proteja de la COVID-19, aunque tengas dinero o una buena posición social. Es una enfermedad que afecta a todos por igual y si te falta el aire, te mueres. Esto deber ser un llamado a las autoridades para que apoyen a las personas vulnerables económicamente, solo así se logrará controlar la epidemia. Si no se vacuna a la población, habrá más brotes, y si hay brotes, la enfermedad sigue teniendo la posibilidad de afectar a más individuos. Mi sentir es que la vacuna que surja no debe buscar fines mercantilistas, sino que debe ser una vacuna de uso humanitario
DETRÁS DEL INFECTÓLOGO
- ¿Qué es lo primero que harás cuando puedas tomarte unos días libres?
Añoramos la vida como era antes, pero yo creo que la primera enseñanza para todos es que tenemos que aprender a disfrutar la vida como es. Yo lo que añoro es poder levantarme y atender a mis pacientes, pero no bajo este estrés enorme.
Esta enfermedad consume, desgasta, preocupa, divide, y eso ha sido particularmente difícil. Mi mejor regalo sería despertarme y que ya no hubiera pacientes con COVID-19.
- ¿Cómo decidiste especializarte en infectología?
Cuando hice medicina interna encontraba que muchas de las enfermedades que se trataban eran crónico-degenerativas. Es decir, el endocrinólogo controlaba la diabetes, pero no la curaba, o el cardiólogo controlaba la hipertensión, pero no la curaba. En cambio, cuando me llega a mí una infección, puedo identificarla, la trato y el paciente se cura. Yo sentía que esa situación era un gran logro. Empecé a hacer infectología cuando vino el brote del VIH. Fue muy duro y esperaba que mi especialidad ayudara realmente a curar muchas infecciones. Y sí, nunca pensé llegar a vivir una experiencia como la que estamos viviendo. Me hubiera gustado evitarla.
- ¿Cuál dirías que ha sido el momento más difícil de tu carrera ?
Este es uno de los momentos más difíciles en mi carrera profesional. Para mi fue muy difícil también el boom del VIH. Estaba en la Universidad de Texas, en San Antonio. Teníamos todo un piso de pacientes con VIH. Ahí, más que el miedo a ser contagiado, era la tristeza de ver a personas jóvenes que sufrían un desgaste físico enorme.
Esa fue mi primera frustración, pero vivir algo como lo que estamos viviendo ahora es terrible. El miedo que tengo de contagiarme, que se contagie mi familia, el miedo a no tener camas. Todo es miedo... y eso me ha consumido mucho. Siento que no solamente a mí, sino a todos los que nos dedicamos a esto.
Tengo gente muy valiosa trabajando conmigo: el grupo de terapia intensiva ha sido maravilloso, los residentes, los jóvenes que han estado viendo pacientes y exponiéndose todo el tiempo, pero también sufro por ellos, porque están en contacto directo con los pacientes.
- ¿Qué es para ti el éxito?
El éxito es una recta personal que uno busca y que debe de llenarnos de satisfacción. Alguna vez mi abuelo me dijo que si yo me moría y no había trascendido en la vida, entonces mi vida había sido un desperdicio. Es el poder trascender no solamente en una situación como esta, sino con tus hijos, con el ejemplo, y poder ayudar al que está al lado.
Yo hubiera preferido continuar con mi trabajo como era antes, ya que ha habido mucha exposición con los medios, muchas situaciones que yo preferiría evitar. No creo que eso sea el éxito, yo creo que éxito es lo que hacemos todos los días al tratar de ayudarnos unos a otros.
Una persona que usa un cubrebocas está teniendo éxito en ser solidario con los demás. Es tan sencillo como eso: una persona que va a dar una plática a 160 personas y usa cubrebocas y no expone a los individuos al contagio es un héroe.
- Si pudieras invitar a una persona de cualquier época a cenar, ¿a quién sería?
Esta pregunta para mí es muy dura, ya que desafortunadamente hace tres años me quedé viudo. Mi esposa murió súbitamente y seguramente la invitaría a ella porque me faltó decirle muchas cosas. Hoy he podido rehacer mi vida y he sido muy feliz con mi nueva pareja, la adoro y la amo, pero sin lugar a dudas a la persona que invitaría a cenar para poder decirle todo lo que no le pude decir sería a ella. Nunca pensé que la fuera a perder así.
- ¿Qué herramientas utilizas para mantenerte actualizado?
Algo que me ayuda mucho es que he sido profesor de cátedra de Medicina Interna durante prácticamente 24 años. Y es que el que enseña aprende dos veces. Los jóvenes enseñan mucho, tengo un grupo de trabajo maravilloso. Somos once, todos damos ideas y aprendemos unos de otros.
Creo que el día en que dejemos de aprender, dejaremos de existir. Estamos en un mundo donde hay tanta información que se nos olvida lo importante que es compartirla. Ayuda a que el otro aprenda y te ayude a aprender, ya que nadie tiene la verdad absoluta... y menos ante esta enfermedad tan complicada. Definitivamente, todo esto me ha ayudado a seguir compartiendo mis conocimientos con mis colegas.
- ¿Qué es lo que más valoras de una amistad?
La sinceridad y la honestidad. Este ha sido también un período para saber quiénes son realmente amigos y de quienes debes alejarte. Siempre hay gente que te da la mano y hay quien se esconde para no dártela. La honestidad, la sinceridad y la presencia en momentos difíciles es lo que más valoro de una amistad.
¿Algún hobby que nos quieras compartir?
He hecho mucho deporte en mi vida. He corrido nueve maratones. Me gusta mucho el deporte de raqueta, me gusta mucho leer, sobre todo la novela romántica, me gusta mucho la historia de Roma y soy gran aficionado a los libros de este tema.
Después de la reconstrucción que tuve luego de mi viudez encontré a una pareja maravillosa con la que, más que un hobby, he encontrado nuevas ilusiones. Me considero muy afortunado, creo que le debo mucho al mundo. He tenido pérdidas pero también he recuperado y he ganado otras cosas. Esta nueva oportunidad que recibí con mi pareja ha sido maravillosa, es una forma de dar un poco de mí, de todo lo que he recibido. Ella me resucitó, después de sentir que no iba poder más y eso me ha ayudado mucho. Ahora tengo un compromiso con la vida.
Recomendaciones básicas del doctor Francisco Sánchez Moreno:
● Le pido a la gente que tiene factores de riesgo que aguanten un poco más quedándose en casa.
● Tener en casa un termómetro y un oxímetro es importante.
● Las tres medidas fundamentales son: uso de cubrebocas, lavado de manos y distanciamiento social. Estas tres medidas pueden salvar vidas sin necesidad de medicamentos o tratamientos costosos.
● Si todos usamos cubrebocas la COVID-19 se controlaría en 8 semanas. Los trabajadores de salud (que representan al 11% de los fallecidos en esta pandemia) te lo pedimos.