El siglo XX es considerado como “el siglo de la vanguardización”, caracterizado por grandes transformaciones sociales; avances de la tecnología, la medicina, la ciencia en general1, tendencia que continúa hasta nuestros días. Ahora en pleno siglo XXI nunca la información ha sido tan valorada, una nueva etapa comenzaría, la era digital.
A finales del 2019 y principios del 2020 la población mundial se sacudió ante la incertidumbre de un virus que azotó hasta los lugares más apartados de las grandes urbes. Fue entonces que se vivieron tiempos oscuros de todo tipo. Nadie entendía lo que estaba pasando. Entraron en juego las redes sociales con millones de comentarios: “si esto es real o no”; “los memes”; “que los murciélagos”; “invento de los gobiernos de primer mundo”; todo esto mientras los sistemas de salud colapsaban de manera alarmante. Se cerraban fronteras y el mundo se quedó relativamente quieto, encerrado.
Este encierro puso a raya los usos y costumbres de una sociedad en constante movimiento. Han pasado dos años desde que comenzó la crisis de salud más grande que se haya vivido. Hoy con la situación más “controlada” poco a poco se está retomando el curso a una nueva normalidad pero ¿cómo es que logramos conservar el equilibrio y llegar hasta aquí? No ha sido un camino fácil, en parte el secreto fue mudarnos del mundo físico al mundo digital. Dimos la bienvenida a un mundo abstracto que existe dentro de un dispositivo electrónico, la computadora.
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Tan comunes y de fácil acceso, hoy en día, las computadoras son capaces de predecir el clima, automatizar el funcionamiento de una casa (casas inteligentes), conducir vehículos, ejecutar programas de Inteligencia Artificial capaces de aprender, gestión de los mercados globales, comunicación al instante, comercios, educación a distancia, redes sociales, computación en la nube, contenido multimedia, minería de criptomonedas, seguridad y más. Conectadas unas con otras en una red que llamamos Internet, miles de kilómetros de cables y cientos de antenas interconectados entre sí intercambiando todo tipo de contenido, no importando la distancia o si es de día o de noche, sin descanso.
¿Alguna vez te has preguntado, cómo es que funciona una computadora? En principio es simple, ésta se divide en dos partes: Hardware y Software.
Su idioma está basado en el alfabeto más sencillo que se pudo encontrar, y consta de dos símbolos: “0” y “1”, dos números tan simples como decir “falso o verdadero”. Así, por increíble que parezca, su lenguaje está basado en secuencias de 0’s y 1´s, es decir, código binario. ¿Te imaginas cómo sería comunicarnos solo a base de ceros y unos? Esto es posible; con ayuda de un microchip a base de transistores que llamamos unidad central de procesamiento o CPU por sus siglas en inglés con capacidad de procesar millones de instrucciones por segundo perfectamente sincronizadas con la ayuda de un reloj.
/ Tetiana Lazunova/Getty Images/iStockphoto
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Todo este procesamiento para no perder información necesita de un módulo de almacenamiento (nadie quiere perder la tarea, las fotos o ese reporte ejecutivo importante) que se divide en dos tipos: temporal y permanente; por ejemplo, memoria RAM y un disco duro respectivamente. Todos esos elementos conectados entre sí a un canal de comunicación que denominaremos bus de datos que en conjunto con dispositivos de entrada y salida conforman el Hardware.
En 1945 el Físico Matemático John Von Neumann propuso un modelo ilustrado en la siguiente figura:
Dicho modelo se tomaría como referencia en la construcción de las computadoras de la actualidad.
En este punto ya tenemos idea de las partes físicas que forman una computadora, pero hace falta un ingrediente importante, darle vida. El Software, el alma de las computadoras, la capa que abstrae la enorme complejidad de poder conversar con una máquina pues recordemos que solo entiende código binario. Con ello logramos tener un fácil manejo, donde existen cientos de programas en ejecución: Sistemas operativos, compiladores, sistemas de archivos, microcontroladores, editores de texto, hojas de cálculo, aplicaciones móviles de todo tipo, juegos de video, todo un ecosistema tan diverso que cualquiera que lo necesite pude hacer uso de ellas, desde niños, jóvenes y adultos. Cuando se inventaron las primeras computadoras, operarlas no era cosa fácil, eran tan complejas y costosas, simplemente era inimaginable tener acceso a un dispositivo de este tipo.
Tuvieron que pasar casi treinta años hasta que un 12 de agosto de 1981 IBM sacó al mercado la primer computadora personal IBM 5150 con el procesador de Intel 8088 de 4,77 MHz, revolucionando la informática, antes de eso estaban reservadas para las grandes empresas, laboratorios especializados y la administración pública. Este hecho cambiaría el paradigma digital, tanto que, en 1982 la revista Times nombraría a la computadora como “Hombre del Año”, la PC llegó para quedarse.
Hoy, a más de 40 años de distancia de ese acontecimiento, la mayoría de las personas cuentan con computadoras en sus hogares, en el trabajo, de todas formas y tamaños. La carrera tecnológica sigue y seguirá evolucionando, nuevos modelos y diseños saldrán al mercado, se inventarán nuevas formas de uso y seguramente seguirán siendo el núcleo del desarrollo moderno. Y pensar que todo su universo se basa en 0 y 1… “El hombre del año”.
Marco Antonio Neri de los Santos es Licenciado en Ciencias de la Computación, Arquitectura de sistemas y DevSecOps.
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