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Mitos de los sismos que debemos dejar de creer

Por: Redacción Central 07 septiembre 2022 • 5 minutos de lectura

Tocamos tierra y te quitamos falsas creencias en torno a este tipo de temblores.

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Mitos de los sismos
iStock

Pareciera que después del 19 de septiembre y sus lamentables consecuencias , los mexicanos nos volvimos una suerte de especialistas, damos explicaciones, catalogamos los movimientos en trepidatorios u oscilatorios y hasta nos aventuramos a calcular su intensidad. Pareciera. Lo cierto es que los expertos en la materia son los geólogos, quienes a través del estudio del comportamiento de las capas del planeta, explican estos fenómenos.

“La sismología es una ciencia relativamente nueva. Empezó a desarrollarse después del terremoto que destruyó la ciudad de San Francisco el 18 de abril de 1906; es decir, hace poco más de 100 años, a diferencia de la medicina, la física o las matemáticas, que llevan siglos de ser estudiadas”. Así inicia la conversación Luis Quintanar Robles, investigador del Instituto de Geofísica y profesor en Sismología y Vulcanología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Pero recordemos otra fecha, específicamente el 16 de julio de 1969, momento en que el astronauta Neil Armstrong se convertía en el primer hombre en pisar la luna. Sí, hace 50 años, o sea que los científicos se han dedicado a intentar conquistar el espacio sin llegar a comprender completamente en dónde estamos parados. Ironías de la humanidad.

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Mitos sobre los terremotos

“Todavía estamos en la etapa de entender los procesos físicos que ocurren cuando se desencadena un movimiento telúrico, que es lo que pasa dentro de la Tierra. Como estos suceden a profundidades a las que no tenemos acceso, lo único que podemos hacer es inferir la manera en que se producen a partir de los registros que captamos en la superficie”, expresa el académico, dando pie a esclarecer una serie de ideas erróneas, mal fundamentadas, pero muy bien divulgadas sobre los microsismos, en particular, y los temblores, en general.

Mitos sobre los sismos

Los sismos pueden predecirse

Dado que no contamos con información precisa sobre qué desata una ruptura en la tierra y, por consiguiente, un movimiento telúrico, actualmente no hay forma de predecirlo, menos su intensidad.

Aclarado el tema, es básico precisar otro punto clave: ¿qué es un sismo? De acuerdo al Servicio Sismológico Nacional (SSN), “es un rompimiento repentino de las rocas en el interior del planeta. La liberación de energía que esto genera se propaga en forma de ondas que provocan el movimiento del terreno”.

De tal manera que desde el más leve hasta el más devastador, todos son un mismo fenómeno físico. Sin embargo, se ha nombrado a los casi imperceptibles como micro; a los de magnitud de 4 a 6.5, moderados, y a los mayores de 6.5, macro.

Las rupturas acontecen en la litósfera, la capa superficial, cuyo espesor es de hasta 100 kilómetros. De acuerdo a Quintanar Robles, “en la Ciudad de México, existen una serie de fallas que están perfectamente bien cartografiadas; cuando una se activa, viene un sismo. Y esto pasa prácticamente a todo lo largo y ancho del Valle”.

De hecho, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) realizó un mapa digital que muestra las zonas de fracturas, el cual se puede consultar en línea de manera gratuita para identificar los sitios de la capital que presentan una deformación crítica, entre los que sobresalen algunas colonias de Iztapalapa, Iztacalco, Tláhuac, Cuauhtémoc, Benito Juárez y Xochimilco.

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Los sismos se pueden predecir

Los sismo son más fuertes

No lo son, aunque sí se sienten (sutil diferencia). “La manera como se perciben depende fundamentalmente del área en la que estés”, aclara el académico de la UNAM. Esto implica dos cosas: por un lado, qué tan cerca te ubicas del epicentro, y por otro, cuál es el suelo en el que estás parado.

Primero, aunque la mayoría de los epicentros provienen del exterior del centro de México, desde hace millones de años, existen varias fracturas en el subsuelo capitalino. Segundo, la percepción varía por la firmeza de la tierra. La ciudad posee tres tipos de zonas: de loma, es dura y, por lo tanto, los temblores son de corta duración; de transición, es una mezcla de dura y blanda, y de lago, es blanda y favorece la duración de los sismos.

Así que la mítica idea de nuestros antepasados de asentarse en un lugar donde estuviera un águila devorando una serpiente sobre un nopal en medio de un lago quizá no fue la mejor.

“Eso tiene un principio muy fácil de entender. Imagina una gelatina sobre la mesa; si golpeas la mesa, ésta vibrará poco y brevemente, mientras que la gelatina continuará moviéndose más tiempo”, comenta el geólogo.

MAPA FRACTURAS
Imagen Archivo

Los temblores se dividen en trepidatorios y oscilatorios

Una de las categorías favoritas usadas por los que se creen conocedores resulta cero atinada. “Un sismo es una ruptura, la cual se caracteriza por ocasionar ondas de tipo esférico. Esto significa que originan un movimiento tridimensional del suelo, tanto horizontal como vertical”, dice Luis Quintanar.

En realidad, la sensación de movimiento vertical u horizontal se relaciona con otro factor. “La manera en que lo percibimos dependerá de qué tan alejados estemos del epicentro del mismo; si es muy cerca, se sentirá trepidatorio; pero si nos encontramos lejos, oscilatorio”.

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Los sismos son por culpa del Metro

La reciente actividad sísmica en el Valle ha suscitado distintas interpretaciones entre la sociedad, pero sus causas son, literalmente, más profundas. “Por un lado, las fracturas son fallas geológicas preexistentes. Por otro, debemos pensar dónde se producen estos fenómenos; la construcción del Metro, los desarrollos habitacionales o la extracción de agua, por ejemplo, tienen alcance de 100 metros de profundidad, pero los sismos ocurren en el orden de los 70 a los 300 kilómetros. Hay una distancia muy grande. Por eso no consideramos correlación en los eventos”. Aunque la sobreexplotación del manto acuático y construcción de mega complejos sí puede modificar las cualidades del subsuelo.

De cualquier forma, vivimos en un país sísmico, por lo que la presencia de movimientos no debería ser novedad, aunque sí debe ser tema de atención: “aunque las magnitudes de los microsismos son bajas, pueden dañar las construcciones”, afirma.

Y aun cuando los deterioros, en apariencia, sean mínimos, es responsabilidad de todos los ciudadanos reparar cualquier grieta y reforzar cualquier estructura, para evitar que esté vulnerable ante cualquier movimiento de magnitud moderada a intensa. Las catástrofes no se pueden predecir, pero sí prevenir.

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Este artículo fue publicado por Beatriz Velasco en Revista Central en septiembre 2019

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