Durante mucho tiempo creímos el mito de que al dormir entramos en un estado muy similar al de la hipnosis , lo que traducimos en que una parte del cerebro sigue alerta, que fue los cimientos para la teoría de que podemos “aprender mientras dormimos”, o hipnopedia, que finalmente resultó ser desmentido por la ciencia, sin embargo, un nuevo estudio demostró que hay ciertos estímulos que si nos pueden a ayudar a fortalecer nuestra memoria mientras dormimos.
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El término “hipnopedia” surge de la novela de Aldous Huxley titulada Un Mundo Feliz (Brave New World, 1932, Reino Unido), donde se utiliza esta técnica para inducir mensajes y aprender a través del sueño durante la niñez
Aunque durante la década de los 20 varios científicos hicieron experimentos, reproduciendo grabaciones mientras sus pacientes dormían, con el afán de captar si podían aprender mientras permanecían en sueño REM, los estudios realizados no arrojaron los resultados esperados. Esto no detuvo a varios “empresarios” a capitalizar la idea y vender aparatos específicos para “mejorar el aprendizaje” a la hora de dormir.
Aproximadamente 30 años más tarde, en los años 50, se descubrió que los efectos de la hipnopedia no surgen a raíz del sueño , por el contrario, el poco aprendizaje que se llegó a registrar fue debido a que los artilugios empleados en estos experimentos suelen despertar a las personas, o evitar que conciliaran el sueño.
Esto se comprobó por medio de electroencefalogramas, que captan las señales eléctricas cerebrales a través de electrodos colocados en el cuero cabelludo , revelando que los sujetos del experimento realmente estaban despiertos mientras se ejecutaban estos estudios, pero el giro inesperado es que si se puede alterar la memoria mientras dormimos.
El neurocientífico Björn Rasch realizó un estudio en 2007 para la Universidad de Lübeck, donde se reportó que, si los olores se relacionaban con material previamente aprendido, pueden ser utilizados como gatillos para disparar señales de salida al cerebro mientras permanece dormido.
En el experimento se expuso a los sujetos al olor de rosas , que marcaban la ubicación de un objeto en un tablero, acto seguido, eran enviados a dormir en el laboratorio hasta lograr el sueño más profundo (sueño de onda lenta), que era donde los científicos los exponían al mismo aroma.
Al despertar, los participantes mostraron recordar la ubicación de los objetos en dicho tablero con mayor facilidad, solamente si habían sido expuestos al olor de rosas.
Tras este descubrimiento, varios estudios han surgido con el fin de reforzar la hipnopedia, incluso empleando sonido en lugar de olor, con resultados muy positivos.
Estos estudios fueron realizados en el laboratorio Paller, en la Universidad Northwestern, donde se descubrió que un sonido puede ser relacionado con un objeto en particular, incluso, esta señal puede ser reactivado individualmente, lo que llamaron “reactivación de memoria dirigida”, o TMR, por sus siglas en inglés.
Le llamaron así (TMR) porque se cree que reproducir una señal de sonido reactiva la memoria de aprender la ubicación del objeto de la tarea anterior.
Estas activaciones de memoria pueden ser de gran ayuda para el aprendizaje y para estimular el cerebro , y pueden ser utilizadas por cualquiera con ayuda de herramientas que están en prácticamente todas partes.
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