Describir la magia puede ser una tarea titánica cuando se tiene una perspectiva global, pues de lugar a lugar sus usos y significados podían cambiar. Pero si algo nos queda claro detrás del concepto general de la magia es que su uso tiene la intención de cambiar algo o influir para que se obtenga un resultado propicio.
El uso de la magia no necesariamente implica que con el compás de una varita mágicamente conseguiremos el amor o un trabajo, sino que se darán las condiciones donde conozcamos a alguien que quizá sea la clave para obtener eso que tanto deseamos.
Esto es parte de la premisa propia de la magia antigua, que generalmente tenía como fin la curación, proteger a las personas del mal, encontrar el amor, entre otras peticiones que evolucionaron a rituales y fiestas para pedir buenas cosechas, por mencionar algunos ejemplos.
Las evidencias del uso de la magia nos llegan a la actualidad gracias a los descubrimientos arqueológicos, en el que mediante documentos antiguos, inscripciones, tablas de arcilla o amuletos sabemos qué fines tenían quienes usaban “la magia”.
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El poder de la palabra
Detrás de la magia se encuentra la palabra y su poder… y esto es aplicable incluso en el presente mediante prácticas como las afirmaciones, y la labor de enunciar nuestros deseos e intenciones.
En ese sentido, los usos de la magia se acompañaban de encantaciones y hechizos que no sólo son un simple “abracadabra”. Hay inscripciones o tablas de arcilla con el registro de hechizos para un fin determinado como curar ciertos males o enfermedades… que aunque en algunos casos no queda claro qué había que hacer, existe un registro escrito de la intención del rito o hechizo.
Las maldiciones
Las maldiciones aún llegan a nuestros tiempos en formas de leyendas y otras historias de ultratumba, en el que, de acuerdo con el imaginario colectivo actual del terror, lugares con actividad paranormal puede deberse a maldiciones de antaño o hasta profanar lugares sagrados.
La base de las maldiciones son en su origen el poder de la palabra, que funcionaba incluso en su forma escrita. De tal forma, de ser injuriado por alguien, cualquier persona podía ir con un mago o brujo y solicitar una maldición contra una persona, desde no poder dormir o una muerte específica. Asimismo, existía la posibilidad de conseguir objetos u hechizos de prevención que los protegieran de una maldición o un hechizo mal intencionado… lo que nos lleva al siguiente objeto mágico.
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El uso de amuletos
Esta práctica ha llegado a nuestros días en diferentes formas, puede ser desde ese objeto o prenda de la suerte, hasta un accesorio que tiene un fin particular.
En el mundo antiguo hay registro de que desde los tiempos de los griegos y romanos se usaban amuletos. En Egipto también se han descubierto amuletos con símbolos e inscripciones, y en tiempos medievales también se sabe del uso de determinados símbolos e imaginería frente a supersticiones, por ejemplo para evitar que brujas y demonios robaran a los bebés recién nacidos. En la actualidad, existen remanentes de este tipo de artefactos, desde monedas con imagenes sacras, hasta pulseras para el mal de ojo o con la mano de Fátima.
Por otro lado, también existen figuras que se colocan en los hogares como protección contra los males… una intención similar al de las religiones predominantes como colgar crucifijos, por poner un ejemplo. Otras culturas y creencias inscribían sigilos y otros grabados en los umbrales de las puertas a manera de protección.
Varitas “mágicas”
Las representaciones populares de los magos generalmente vienen acompañadas de varitas o bastones que facilitan a estas personas usar sus habilidades mágicas… y se han encontrado rastros del uso de objetos a manera de varitas. Por ejemplo, Google Arts & Culture glosa un ejemplo de este tipo de objetos que eran grabados con figuras divinas en colmillos de hipopótamos y que eran usados para marcar círculos de protección alrededor de la cama de un infante.
Estas son tan sólo algunos de los objetos y manifestaciones de la magia en el mundo antiguo, que según la región y momento en la historia sus prácticas mágicas cambiaban, como enterrar vasijas con encantamientos para atrapar a un demonio, o colgar papiros como protección, hasta el uso de figurillas humanas.
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