Convencida de la significación que tiene la igualdad entre géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 11 de febrero como Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia para reconocer y apoyar el papel preponderante que desempeñan las mujeres en la comunidad científica y la tecnología.
Y es que a pesar de los importantes obstáculos que las mujeres han tenido que enfrentar en diferentes culturas y a lo largo de muchas épocas, desde hace miles de años ellas vienen sumando de manera preponderante en el desarrollo de la ciencia y la civilización.
A continuación, recogemos los casos de varias mujeres que han hecho importantes aportaciones al desarrollo científico en distintas civilizaciones y durante diferentes momentos:
Merit Ptah, médica de la corte egipcia
En el Antiguo Egipto, en el año 2,700 a.C., nació Merit Ptah, una mujer injustamente desconocida por el público general. Y es que ella fue la primera científica de la historia de la humanidad. El papel de la mujer en la ciencia empieza precisamente con ella.
Merit Ptah fue la médica jefe de la corte egipcia, un logro que, si ya de por sí es asombroso, lo es todavía más si tenemos en cuenta que, además de dedicarse a la Medicina, también se dedicó a la enseñanza. Hace más de 4,000 años ya hubo una mujer que se atrevió a revolucionar el mundo.
Tapputi Belatekallim, la primera química de la historia
En la Antigua Mesopotamia, en el año 1.200 a.C., nació Tapputi Belatekallim, una mujer que consiguió escalar a un alto puesto trabajando para la realeza. Pero eso no es todo. Unos paleontólogos descubrieron, en unas ruinas, unas tablas de arcilla firmadas por esta mujer que contenían unas extrañas anotaciones. Al analizarlas, vieron que se trataba de unos apuntes de química, pues, al parecer, Tapputi se dedicaba a hacer perfumes para la realeza.
Estas anotaciones científicas son las más antiguas de las que se tiene constancia, lo que convierte a Tapputi Belatekallim en la primera química de la historia.
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Hipatia de Alejandría, precursora de las matemáticas
Hipatia de Alejandría, nacida en el año 370 en Alejandría (Egipto), es una de las mujeres más importantes de la historia de la ciencia. Además de filósofa, física y astrónoma, Hipatia fue una de las precursoras de las matemáticas.
En su figura se basa la película “Ágora”, dirigida por el español Alejandro Amenábar. Hipatia, como muchos otros científicos de la época, tuvo que luchar contra una sociedad que veía el progreso con malos ojos. De hecho, sus trabajos fueron considerados como herejía por un grupo de cristianos, que la asesinaron brutalmente.
Trótula de Salerno, primera mujer ginecóloga
En la Edad Media, concretamente en Italia, también hubo mujeres que no tuvieron miedo de ir en contra de una sociedad tremendamente conservadora que castigaba a todos aquellos que apostaban por el progreso. Así, en el año 1050, nació Trótula de Salerno. Esta mujer fue uno de los médicos más importantes de la historia. No sólo por ser la primera ginecóloga de la historia (imaginemos una mujer que, en la edad medieval, “fundó” una disciplina científica que quería proteger la salud sexual femenina), sino porque fue profesora en lo que muchos historiadores consideran como la primera universidad europea.
Además, Trótula escribió un colosal tratado de ginecología de 16 volúmenes que, durante más de 500 años, fue de lectura obligatoria en todas las facultades de Medicina. Como solía ocurrir, los seguidores de estas obras de ginecología, incapaces de aceptar que una mujer podía haberlos escrito, cambiaron el nombre de Trótula a Trótulo. Afortunadamente, gracias a los historiadores, hemos rescatado la verdad.
Maria Sybilla, primera investigadora en cruzar el Atlántico
Maria Sybilla fue una naturalista que pasaría a la historia por ser la primera mujer en cruzar el océano. Nacida en Holanda, Maria se convirtió en una entomóloga (la ciencia que estudia los insectos) con gran prestigio a nivel internacional.
Tanto así que, en 1699, a los 52 años de edad, recibió un permiso para viajar, junto a su hija, a Surinam, un país situado en la costa norte de América del Sur, donde estudió las plantas y artrópodos, haciendo unas ilustraciones que marcarían el principio de la entomología moderna. De todos modos, su principal aportación fue demostrar que las mujeres científicas pueden ser aventureras sin miedo a ir en contra de lo que la sociedad espera de ellas.
Ada Lovelace, la primera programadora de la historia
Augusta Ada King, condesa de Lovelace, más conocida como Ada Lovelace, fue una de las matemáticas más importantes de la historia. Nacida en Londres en 1815, Ada fue una verdadera adelantada a su tiempo, al grado de crear la computación. Sí, hace más de 200 años, esta mujer inventó el “idioma” de las computadoras que seguimos usando al día de hoy.
Considerada la primera programadora del mundo, Ada descubrió que, a través de distintas series de símbolos y fórmulas matemáticas, era posible calcular de forma automática y muy rápida operaciones numéricas. Limitada por la tecnología de la época, Ada no pudo desarrollar una máquina que demostrara que estaba en lo cierto, pero el tiempo le daría la razón. Y gracias a sus apuntes y algoritmos (que diseñó para que pudieran ser leídos por una máquina), pudimos, más tarde, desarrollar el lenguaje de la programación.
Matilde Montoya, primera médica mexicana
Después de muchos años de lo que parecía una carrera de obstáculos diseñada para evitar que alguna mujer entrara a un mundo exclusivo de los varones, el 24 de agosto de 1887, la joven Matilde Petra Montoya Lafragua se convirtió en la primera médica mexicana.
Estudió para partera en la Escuela Nacional de Medicina, pero abandonó sus estudios por problemas económicos. Solicitó su inscripción en la Escuela Nacional de Medicina, en la que fue aceptada en 1882, a los 24 años.
Después de muchos problemas, y sólo gracias a un decreto que el presidente Porfirio Díaz emitió para que le realizaran su examen profesional, el 24 de agosto 1887 se recibió de médica partera.
Lisa Meitner, precursora de la energía nuclear
Lisa Meitner nació en el año 1878 en Viena, Austria. Lisa dedicó su vida al estudio de la radioactividad, centrándose especialmente en el campo de la física nuclear. Esta mujer descubrió la fusión nuclear, un proceso por el que el núcleo de un átomo se descompone en dos núcleos más pequeños, liberando una energía millones de veces mayor a la de la combustión de los combustibles fósiles.
Este descubrimiento sería clave para el desarrollo de la energía nuclear, cuya base son las reacciones de fusión nuclear de átomos de uranio o de plutonio. Sin embargo, todo el mérito pasó a un compañero suyo de equipo, que obtuvo el reconocimiento por ser hombre. Afortunadamente, Lisa ganó el reconocimiento tiempo después e incluso nombraron a un elemento con su nombre: el meitnerio.
Jane Goodall, la gran especialista en chimpancés
Jane Goodall nació en Londres en el año 1934 y no solo es la primatóloga más importante de la historia, sino una importante muestra de hasta qué punto las personas podemos entregarnos a nuestra pasión. Jane ha dedicado toda su vida al estudio del comportamiento, sociedad y modos de vida de los chimpancés.
Sus aportaciones a la Biología y al estudio del comportamiento animal son innumerables. Y por si esto fuera poco, a día de hoy y a sus más de 80 años, Jane Goodall sigue trabajando intensamente (cada año viaja más de 300 días por el mundo) en tareas de protección de especies, mantenimiento de la biodiversidad, educación medioambiental y protección de ecosistemas. En 1977 fundó el Instituto Jane Goodall, una organización sin ánimo de lucro que educa e investiga para proteger al mundo y a sus seres vivos.
Madame Curie, dos veces Premio Nobel
Maria Salome Skłodowska-Curie, conocida como Marie Curie, nació el 7 de noviembre de 1867 en Varsovia, Polonia. Fue una física, matemática y química pionera en el campo de la radiactividad. Marie no solamente fue la primera mujer, sino que la primera persona en recibir dos Premios Nobel en distintas especialidades: Física (1903) y Química (1911), y la primera mujer en impartir clases en La Sorbona de París. Marie se casó con el científico Pierre Curie y fue madre de quien recibiría más adelante también un Premio Nobel en Química, Irène Joliot-Curie.
Motivada por el descubrimiento de Antoine Henri Becquerel, que demostró que las sales de uranio emitían rayos de naturaleza desconocida, sin la necesidad de ser expuestas a la luz, Marie Curie investigó a fondo este asunto y descubrió que los compuestos formados por el torio también emitían rayos de forma espontánea. A este fenómeno le llamaron radioactividad.
Como la radiactividad que generaban algunas muestras era más fuerte de lo que se esperaba, Marie y Pierre sospecharon que había otra sustancia radiactiva más potente que el uranio y el torio, y en 1898 dieron a conocer públicamente que habían descubierto un nuevo elemento: el polonio. Unos meses después anunciaron un nuevo hallazgo: el radio.
En 1903 le concedieron el Premio Nobel de Física por el descubrimiento de los elementos radiactivos y en 1911 le entregaron un segundo Nobel, el de Química, por sus investigaciones sobre el radio y sus compuestos.
Marie Curie fue nombrada directora del Instituto de Radio de París en 1914 y fundó el Instituto Curie. Murió en 1934 producto de una anemia aplásica, la que se sospecha fue provocada por su elevada exposición a la radiación.
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