Por Mercedes López Arratia, directora general de mercadotecnia de Banco Azteca y Azteca Servicios Financieros
- ¿Has amenazado a tu pareja con no “darle para el gasto”?
- ¿Tu pareja te agrede y te hace sentir mal por lo que decides comprar en el súper?
- ¿Le pagas más a él que a ella, a pesar de que tienen la misma posición y responsabilidad?
- ¿Condicionas la pensión para tu expareja cuestionándole qué le compra a tus hijos?
- ¿Sientes que la persona con la que vives te extorsiona con el presupuesto familiar?
- ¿Apoyas económicamente a tus padres y eso te da derecho a cuestionar su gasto?
- ¿Prefieres promover a un hombre que a una mujer?
- ¿No sabes cuánto gana? ¿No sabes cuánto ganas?
- ¿Reclamas a tu pareja sobre cómo gasta?
- ¿Tienes el control de las tarjetas y las cuentas de tu pareja?
- ¿Sientes que en los temas de economía familiar tu opinión en casa no tiene ningún valor?
- ¿Tú decides cómo invertir los bienes, inversiones y ahorros de tu cónyuge?
- ¿Tu pareja te revisa los estados de cuenta de las tarjetas?
- ¿Usas información sobre sus gastos para chantajear o reclamarle por otras cosas?
- ¿Piensas heredar más a tu hijo que a tu hija porque él tiene más responsabilidad?
- ¿Crees que un hombre debe ganar más que una mujer porque generalmente es quien “mantiene” la casa?
- ¿Manejas las cuentas y ahorros de tu madre sin consultar su opinión porque “tú eres quien sabe más”?
- ¿Sabes que le pagan más a tu colega hombre que hace el mismo trabajo que tú?
- ¿Tus padres te regalaron o te heredaron menos que a tus hermanos por ser mujer?
- ¿Tu pareja te prohibió trabajar?
- ¿Le das menos dinero a tu hija que a tu hijo porque él es hombre y “gasta más”?
- ¿Tu pareja vendió objetos tuyos o de la familia sin tu consentimiento?
- ¿Tu pareja se burla de ti o te hace sentir menos porque ganas menos?
Si respondiste afirmativamente a alguna de esas preguntas, has ejercido o sufrido violencia económica. Es momento de analizar los comportamientos que, aunque parezcan comunes o socialmente aceptados, son violencia.
Hay conductas violentas que pueden modificarse y corregirse. Si necesitas apoyo, búscalo con otras mujeres, con familiares o amigas. También a través de los canales adecuados en tu lugar de trabajo o en las organizaciones e instituciones que atienden a quienes sufren violencia como Fundación Origen , Fondo Semillas , Inmujeres , Conavim o llamando al 911. No estás sola.