Luego de un poco más de dos años en confinamiento, hemos enfrentado múltiples cambios en la vida personal, profesional y familiar: nuevos hábitos, nuevos escenarios y sobre todo nuevos modelos de trabajo; las bondades de los esquemas de home office o trabajo híbrido nos han llevado a revalorizar nuestras prioridades. Para muchos de nosotros, el cambio en la manera de trabajar nos ha llevado a buscar un equilibrio en nuestro desarrollo integral en general.
Características de un buen trabajo
Aunado a esto, según el INEGI, el 46% de la población económicamente activa del país forma parte de las generaciones más jóvenes: millenials y generación Z. Para este grupo de edad un buen trabajo no se trata únicamente de mejores salarios, si no de aquel que les permita lograr el balance entre lo personal, familiar y profesional y una mejor calidad de vida, de cuánto se sienten valorados y cuidados en las empresas y de qué tanto pueden desarrollarse íntegramente como personas.
Los beneficios adicionales y de desarrollo profesional impactan hoy más que nunca en qué tanto nos ponemos la camiseta de una empresa y si decidimos permanecer ahí. De acuerdo con datos de un estudio realizado por Up Sí Vale, 84% de los encuestados (colaboradores de todos los niveles y puestos en todo tipo de industrias) considera que los incentivos y prestaciones son factores muy importantes, pues les dan un sentido de pertenencia y se convierten en un determinante para no buscar otro empleo, sobre todo tras el impacto de la pandemia en el mercado laboral.
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El salario emocional y sus beneficios
Es aquí donde el llamado salario emocional se vuelve un elemento clave para construir una cultura de alta confianza, que las empresas muestren un genuino interés por el bienestar de sus colaboradores y no solamente se queden en ofrecer prestaciones superiores a las de la ley.
Ampliar beneficios para los colaboradores es abrir horizontes de crecimiento profesional, identificar oportunidades que puedan llevarles a grandes puestos de liderazgo, impulsar el continuo aprendizaje, incentivar la comunicación e integración entre compañeros de trabajo aún si solo se conocen de manera virtual.
Los incentivos y prestaciones son factores muy importantes, pues les dan un sentido de pertenencia y se convierten en un determinante para no buscar otro empleo.
Con políticas que los motiven y los haga sentir más cómodos por medio del acompañamiento en distintas etapas y necesidades de su vida privada y profesional, los trabajadores jóvenes podrían adquirir un mayor compromiso en sus responsabilidades. Es labor de las empresas implementar estrategias para reconocer el trabajo de cada individuo, establecer nuevos retos y fomentar la superación personal.
Considerando que hoy el salario mínimo en México es de $172.87 pesos diarios, otorgar prestaciones monetarias adicionales ayuda a los trabajadores mexicanos a darle un respiro a su bolsillo, favoreciendo la capacidad de solventar gastos e imprevistos.
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Aunque las tarjetas de vales, monederos electrónicos, acceso a asistencias médicas y soluciones de crédito son los beneficios que más esperan recibir las personas para su día a día. Las prestaciones no monetarias como horarios flexibles, paquetes de beneficios de salud o servicios, permisos para atender asuntos personales o programas de educación, son valorados por los más 56 millones de personas que laboran en México.
Para quienes trabajan en esquema híbrido o 100% remoto, el tiempo dedicado al traslado entre el hogar y la oficina se ha optimizado, aprovechándose para realizar actividades personales de todo tipo mientras mantienen el compromiso con las labores de la organización en la que colaboran.
Encontrar beneficios sociales y laborales que permitan un balance entre la vida laboral y la personal, se traducirá en trabajadores más felices y productivos.
Hemos comentado mucho de los beneficios del salario emocional para los colaboradores, sin embargo, las empresas también se ven beneficiadas con estos programas: el incremento en la productividad, la reducción de la rotación y la fidelización de los trabajadores son solo algunos ejemplos. Un buen ambiente de trabajo se traduce en mejor experiencia y servicio tanto para clientes, como para empleadores y colaboradores.
Mejorar la dinámica en las empresas y la calidad de vida de los colaboradores es un concepto que abarca muchísimos campos. Por lo tanto, empleados y empleadores deben mantener una estrecha comunicación con el fin de identificar soluciones que realmente motiven y beneficien a todos; encontrar beneficios sociales y laborales que permitan un balance entre la vida laboral y la personal, se traducirá en trabajadores más felices y productivos.
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