La existencia humana viene con la maternidad, así que si nos preguntan a las mujeres cuál es nuestro superpoder, la respuesta es: ¡Ser mamás! Además, en el 2020, nos graduamos de mamás y maestras, de tal suerte que este año festejaremos dos días de mayo, el 10 y el 15, jaja.
En un tono más serio, y siendo honesta, debo decir que la situación ha sido compleja. Ha sido un tiempo de cambio marcado con calendario. Ha sido un año con aprendizajes de familia que nos ha llevado a valorar todo: la vida, la muerte, la salud, la educación, los profesionales de todo tipo y, obvio, nuestros niños tan a pie del cañón, que tuvieron paciencia y abrieron con permiso la ventana tecnológica, y sí, en consecuencia se les abrió el mundo. Y con ello, todas las mamás aprendimos a ser más eficientes con el tiempo y el destiempo.
En el momento que una mujer trae a un hijo a este mundo, se convierte en un ser todopoderoso.
Un día para celebrar el amor y la entrega
Quizá se oiga a cliché de marketing recurrente cada 10 de mayo, pero más allá del pretexto del festejo, tener hijos es una responsabilidad gigante que nunca se termina. Así que me parece correcto que un día del año se destine a enaltecer el evento más trascendental que cambia la vida de las mujeres.
No quisiera hacer un escrito feminista y dejar de lado la semilla masculina necesaria para procrear, pero sentir su crecimiento dentro de nuestro cuerpo y traerlos a la vida sí hace la gran diferencia.
El vínculo con tu madre es lo que construye tu esencia; es la primera persona que amas y que te ama en la vida, es el seguro de vida que tienes sin comprarlo, una garantía de que sobrevivirás o, al menos, ella hará hasta lo imposible porque eso suceda, pues en el momento que una mujer trae a un hijo a este mundo, se convierte en un ser todopoderoso.
Ellos siempre son el motor. Cada mamá que teje su historia de maternidad concluirá lo mismo: toda la inspiración viene de los hijos.
El tesoro que significa tener hijos
Ellos siempre son el motor. Cada mamá que teje su historia de maternidad concluirá lo mismo: toda la inspiración viene de los hijos. ¡Y cómo no! Es hermoso y gratificante verlos crecer, desarrollar su personalidad, amar sus locuras, cuidar sus enfermedades, abrazar sus temores, lidiar con sus problemas, observarlos cumplir sus sueños, acompañarlos a la escuela, entender su mundo y adaptarte a todo lo nuevo con buena actitud, pues detrás de todo esto, hay amor, amor infinito, amor de verdad, amor del bueno.
Los hijos también nos dan sabiduría; nos cruzan con gente nueva que vamos conociendo en el colegio, nos hacen ser más empáticos y resistentes, nos enseñan cosas que no somos capaces de ver con los ojos de adulto, nos regresan algo de ingenuidad, nos regalan ternura al por mayor y diario nos dan la oportunidad de volver a comenzar. En lo personal, ser mamá es lo mejor que me ha sucedido en la vida. Amo a mis hijas con todo mi ser y alma.
Pero –como siempre, hay un pero– quizá, en el camino, las mamás perdemos un poco el rumbo de nuestro propósito de vida. A partir de que sabemos que estamos embarazadas, nuestra prioridad son los hijos, y aunque seamos unas muy sobresalientes ejecutivas o, simplemente, haya que salir a trabajar por necesidad, siempre llevamos cargando un sentimiento de culpa por dedicar tiempo a otra cosa que no sean nuestros hijos. ¡Claro!, es una exigencia social no hacer nada que no sea criar a tus hijos. Pero esta creencia se debe de erradicar; es increíble ser madre, pero antes de eso, eres una mujer con diferentes necesidades.
Un mensaje desde el fondo del corazón
Quiero cerrar este escrito dedicándole unas palabras a mi mamá: Me quedaría corta en homenajes para ti. Has sido y eres el referente más alto de mujer y madre que tengo. Entiendo que todo lo que hiciste tenía una genuina base de amor profundo e incondicional. Con lo que estaba a tu alcance, hiciste que ocurrieran maravillas en nuestras vidas, que aprendiéramos todo lo que sabemos y que quisiéramos siempre regresar a casa. Has sido sabia como lo es un mago, además de dulce y eterna, como tu amor, que resultó ser infinito y se sigue extendiendo ahora con la siguiente generación. Contigo aprendo a ser mamá, todos los días eres mi inspiración. Gracias por todo lo que me sigues dando. Te amo, mamá.
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