En nuestra sociedad, se tiene la creencia de que los trastornos alimentarios únicamente se presentan en forma de cuerpos delgados o esqueléticos, en adolescentes y mujeres de estatus socioeconómico alto que buscan cumplir sus caprichos y obsesiones por la delgadez. A pesar de que un TCA sí implica una obsesión por obtener un peso inalcanzable y perfeccionista, no estamos hablando de un capricho o de una meta como tal.
En México la prevalencia de los TCA ha ido aumentando cada vez más, desde hace 20 años los TCA incrementaron en un 300%, esto sin considerar la inmensa cantidad de trastornos alimentarios que no son especificados ya que no cumplen con todos los requisitos para encasillarse en el diagnostico de anorexia, bulimia, atracón o TCANE. Es importante aclarar que, en muchos casos a pesar de no tener la etiqueta de un TCA, existen personas que se encuentran sufriendo por su peso, su figura y con sentimientos constantes de inutilidad e impotencia a consecuencia de no conseguir esa figura ideal.
Se considera un trastorno cuando la vida de la persona resulta disfuncional en diversas áreas a causa de la relación con la comida, en ocasiones el miedo a subir de peso llega a ser tan irracional y grande que comer una rebanada de pan puede sentirse como si se estuviera tirando de un avión en caída libre.
Otro dato importante para resaltar es que algunas veces el ejercicio funge el rol de conducta de control frente al miedo intenso a subir de peso y llega a formar parte del acto compulsivo para calmar la obsesión. Sumergiéndose entonces en el ciclo de malestar y alivio, en donde el malestar cada vez es mayor por no darle frente y se van buscando mas conductas compensatorias. Entre algunas de las conductas compensatorias tenemos los ayunos, la restricción, los vómitos, las purgas, pastillas quema grasa y ejercicio. Aunque algunas parecieran conductas normales o sanas, lo disfuncional tendría que ver con la razón por la cual se está realizando la conducta. A la vez, una conducta que se ha ido normalizando y que detona el 95% de los trastornos de conducta alimentaria es el hacer dieta. De hecho, entre más temprana sea la edad en la que se inicia una dieta, mayor probabilidad de desarrollar más delante una relación tormentosa con la comida.
Uno de los errores que más ocurre cuando una persona busca tratamiento para el TCA es hacer dieta o acudir con un nutriólogo convencional, lo que solo provoca que la persona mute del síntoma alimentario y no lo enfrente, siendo lo anterior un obstáculo para la recuperación completa. Los trastornos deben de abordarse de manera multidisciplinaria, es decir en compañía de un psicólogo, nutriólogo especialista en trastornos alimentarios y en algunos casos un psiquiatra. A pesar de parecer problemas de apariencia o de insatisfacción corporal, los trastornos alimentarios son mas bien una muleta frente a la desregulación emocional y traen consigo una mayor alteración en el estado emocional de la persona, llevándola a experimentar episodios intensos de ansiedad, así como también una posible depresión y algunas veces tentativas de suicidio.
Si estas atravesando una relación amor – odio con la comida, es importante que le des tratamiento y busques sanarla ya que ello solo está reflejando la relación tormentosa con la mente y con las emociones, existe una vida completamente diferente y funcional sin el trastorno alimentario. Como primer paso puedes leer mi libro RECONCILIACION, con la finalidad de que comiences a entender qué es lo que estás atravesando y poco a poco veas la salida.
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Libro: RECONCILIACION “Un camino para sanar tu relación con la comida”
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