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2021: un año que nos exige aprendizaje, crecimiento y reconstrucción personal

Por: Erika Macín 19 enero 2021 • 4 minutos de lectura

Este enero no viene con la promesa de nuevos inicios, pero sí nos presenta la oportunidad perfecta para dar continuidad al camino que comenzamos a raíz del cambio de vida traído por la pandemia.

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Quizá la lección más importante que nos dejó el 2020 fue no hacer planes. Muchos proyectos del año pasado quedaron truncos y todo aquello que dábamos por hecho, que sentíamos seguro, se desplomó.

Fue un año contundente que nos enseñó a vivir el presente, replantear nuestras ideas de seguridad y redefinir creencias añejas, como la que rodea a todos los eneros, pues normalmente, este es el mes ideal para comenzar de cero, deshacer o construir hábitos y comenzar a escribir un nuevo capítulo.

Un año que acaba sin cierre de ciclos
Pero ¿qué creen? Seguimos siendo parte de la misma historia. Enero de 2021 no es nuevo ciclo; es lo mismo de los últimos 10 meses. Ya vamos para un año de esta situación, tiempo en el que hemos pasamos por todos los estados de ánimo, situaciones y sentimientos: miedo, enojo, tristeza, reconciliación, unión, amor, etcétera. En este círculo hemos ido existiendo, sobreviviendo y viviendo diariamente.


Lo cierto es que no hay una sola persona en el mundo que hoy mire con los mismos ojos de antes. Nos hemos adaptado; forzosamente hemos tenido que replantear lo que pensábamos que era nuestro futuro inmediato, y ahora, hay que darle continuidad a nuestros proyectos.

Como dice mi entrenador: hacer ejercicio hoy no es nada más para ponerte en forma; es una terapia para adquirir disciplina y estructura, para pararte de la cama, cambiar la mente, fortalecer el alma, los músculos y el espíritu de grandeza, y poder continuar. Nos sirve para estar listos en el momento en que nos levanten la cortina y podamos salir corriendo a comernos el mundo con más ideas, más conciencia, más hambre, más sueños, más empatía y más respeto por ti y los otros.

Siendo muy honestos, ha sido cansado lidiar con tantas pérdidas y estar en un ambiente de tantas contradicciones, con un proceso tan lastimoso desde las altas esferas del poder, pues no solo les ha sido muy difícil controlar la pandemia, sino que también ha habido falta de dirección que, como país, nos marque el rumbo todos los días. Así que no debemos esperar nada que no venga desde dentro de nosotros, nuestra inspiración y nuestro trabajo.

La vida no vino a enseñarnos una nueva forma solo para que seamos los mismos de siempre, esos que solo están ocupados en las vidas de los demás...

Seguir construyendo sobre lo aprendido
En esta ocasión, quiero empujar para que dejemos el diario en blanco y mejor sigamos el proyecto de reconstrucción personal en el que hemos estado trabajando, porque lo que viene requiere de toda nuestra atención.


La vida no vino a enseñarnos una nueva forma solo para que seamos los mismos de siempre, esos que solo están ocupados en las vidas de los demás, se la pasan alerta de tendencias y modas y van a donde queda más cerca por comodidad. Justo se trata de lo contrario; mientras más curiosos e incómodos estemos, más vamos a pelear por conquistar nuevos caminos.

El tiempo sigue corriendo, no se detiene. El peor enemigo es la falta de ganas, no podemos deprimirnos ni quedarnos solo viendo series y películas desde el sillón de la casa, sin hacer nada más; no nos puede ganar la apatía.

Tu inspiración eres tú mismo, tus hijos y tus ganas de conocer a tus nietos en unos 20 años. El motor está en tus ideales. Y te pregunto: ¿De qué tamaño son tus pensamientos? ¿Eres capaz de visualizar lo que estás esperando? ¿Estás siendo un generador de buena energía? ¿Haces bien las cosas?

Este último cuestionamiento es de gran importancia. Hacer las cosas bien lleva a tu alma a otro nivel, y una vez que llegas ahí, puedes ayudar a otros, mejorar tu entorno y conocer el significado de la palabra plenitud, la tan anhelada paz interior.

Para ello, debes estar libre de deudas morales y emocionales, perdonar para liberar el miedo, reconocer las falsas de las buenas amistades, estar dispuesto a hacer sacrificios por los que te importan, entender que soltar nos permite recibir, comprender que venimos a amar, a ser felices y a encontrar nuestros motivos –mismos que algunas veces otros no comprenden, pero que a ti te ponen en movimiento–, conectar espiritualmente con lo que sea que creas y elevar la energía.

Opciones para empezar desde cero
Si quieres seguir el cliché de enero, aquí te doy unas ideas para llevar a cabo en estos días: inscríbete a ese curso que has postergado, lee aquel libro que deseas, inicia la práctica de un nuevo deporte, canta fuerte, mira fotos para recordar, reconoce el trabajo de tus padres, conoce la historia de tu familia y entiéndela para saber de dónde vienes, dale una oportunidad a la comida que no te gusta, acaricia la idea de tener una mascota, visita un lugar de México que desconoces, respira profundo, medita o intenta tener unos momentos contigo, vuelve a ver tu película favorita, investiga sobre un tema nuevo que abra tu mente y tu mundo, busca un personaje de la vida moderna que te inspire, toma agua, siempre recoge basura –aunque no sea tuya–, ahorra dinero, compra bitcoins, observa un amanecer al mes, libera tu email, limpia tus redes sociales y también tus tenis, no pierdas el control –nada es tan importante para sacarte de tu centro–, deja de juzgar a otros, sé más observador y menos hablador y aprende a escuchar.

Recuerda que la vida es ahorita y que de esta coyuntura, hay que salir fortalecidos. Crece; despierta en el 2021 y date cuenta de que ya cambiaste.

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