Caminar o correr son dos actividades en las que rara vez pensamos demasiado, pero que tienen una gran ciencia detrás suyo, en especial cuando los humanos hemos evolucionado para caminar erguidos y correr largas distancias.
La ciencia de caminar
Es sencillo equiparar el caminar humano con la respiración como actividades automáticas que el cerebro realiza de forma inconsciente, sin embargo, la ciencia ha demostrado que en realidad este movimiento es controlado ni más ni menos que por un grupo de neuronas y el sistema nervioso, que pueden seguir actuando aún sin conexión al cerebro.
Ahora bien, esto no es lo único especial sobre cómo caminan los humanos, por ejemplo, el estudio “ Foot function enabled by human walking dynamics ” estudió la física del movimiento y por qué es tan único en la naturaleza, permitiéndonos no sólo mantener el equilibrio, sino también impulsarnos a dar los siguientes pasos.
En particular, el modelo que crearon demostró que la forma y movimientos del pie son esenciales para nuestro andar. Una de las primeras evidencias es que hay 90º entre el pie y la pierna, una gran diferencia contra otros mamíferos que en realidad parecen caminar como de puntitas, por así decirlo.
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Esta distribución, junto con piernas pesadas que nos ayudan a mantenernos erguidos se conjugan con un patrón de rebote, y los pies planos sobre el suelo que también ayudan al equilibrio. De esa forma, al caminar, nuestro pie se mantiene el mayor tiempo posible sobre el piso, mientras que desde el talón se junta la fuerza suficiente para poder mover la pierna completa hacia adelante y, para ello necesita que la rodilla se doble.
A este tipo de estudios se suman otros como el publicado en Nature, que estudió el arco transversal, el que ahora se entiende como uno de las partes del cuerpo que evolucionaron para que nuestra especie camine erguida, pues lo provee de la dureza suficiente para que tenga una función similar a la de una palanca que transmite la fuerza generada cuando los músculos de la pierna son empujados hacia el suelo.
¿Cuándo empezaron a caminar erguidos?
Si bien hasta ahora estamos entendiendo del todo por qué caminamos como caminamos, también los humanos han buscado evidencias de cuándo evolucionaron hasta ser bípedos.
De acuerdo con la BBC, fósiles de la especie Ardipithecus ramidus, llamados Ardi que datan entre 4.2 y 4.4 millones de años de antigüedad, tienen las primeras muestras de ser bipedos, es decir, que caminaban sobre dos extremidades en lugar de cuatro. Entre esas muestras están la estructura de los pies, la forma de su pelvis y cómo los huesos de las piernas encajan en éste.
Ahora bien, existe cierto consenso que fueron los Homo erectus quienes consiguieron caminar y correr tal y como lo hacemos nosotros, y cuya fisionomía también era de piernas largas, pero brazos cortos que permitía un mejor equilibrio al moverse.
¿Por qué caminan sobre dos pies?
Fuera de la fisionomía del cuerpo humano, los investigadores creen que esta forma de andar fue el resultado de una evolución que nos permitió si bien no correr tan rápido como otros depredadores, poder hacerlo en distancias más largas, ideal para poder ir cazando una presa. Por otro lado, algunos aventuran que, al tener dos extremidades libres, permitió la fabricación y uso de herramientas, quizás una de las habilidades más importantes del ser humano y que le ha permitido dominar el planeta Tierra.
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