En la vida, el ir y venir de las cosas, nos ha enseñado que el sueño es una rutina que debemos llevar por las noches, sin detenernos a pensar que es un hábito importante en el que el cuerpo descansa y se regenera para las tareas del día siguiente.
Una noche de “mal sueño” nos lleva a tener dolores de cabeza, mareos, poco rendimiento, e incluso a estar de mal humor durante todo el día. Si te sienta mal no dormir como deberías, ahora imagina lo que una baja calidad de sueño le podría hacer a tus pequeños.
En entrevista con el Dr. Eduard Estivill, especialista del Instituto de Sueño Infantil en España, los niños que no duermen bien tienen problemas para relacionarse, comer, jugar y hablar, lo que los lleva a una afectación general en su crecimiento físico y mental.
La cantidad de horas de sueño recomendadas dependerá en función a la etapa en la que se encuentren.
Y en ese tenor, Michelle Grinberg, directora del Instituto del Sueño en México nos compartió que un recién nacido duerme entre 16 y 17 horas a lo largo del día, un lapso que se ve reducido a los tres meses de 12 a 16 horas, a los 5 meses de 12 a 16 horas, así sucesivamente hasta que puedan regular su reloj biológico, un proceso que a muchos padres podría llevar al estrés total.
¿Los niños aprenden solos o podemos enseñarlos a dormir?
En palabras del Dr. Estivill: “el sueño es un hábito”. Y por tanto, al igual que al amarrarte las agujetas, andar en bici o conducir, se debe de enseñar y aprender correctamente.
Ahí es donde los papás juegan un papel importante, si ellos tienen malos hábitos al dormir o una rutina deficiente, eso mismo enseñarán a los más pequeños de la familia, provocando un caos en su hábito.
“Los adultos que desde pequeños aprendieron a tener un hábito correcto de sueño, es menos probable que consuman medicamentos para conciliarlo”, afirma el especialista español.
Si bien, cada familia tiene sus propias reglas, una opción para ayudar a crear un hábito de sueño que perdure toda la vida del pequeño, es un ambiente propicio y una rutina. Pero… ¿Cómo hacerlo antes de que los papás se vuelvan locos?
Señales de que es momento de dormir
Antes que nada, Grinberg, la Coach del Sueño, recomienda poner atención a los bebés y a los niños para identificar ciertas actitudes repetitivas que funcionan como indicativos o señales de sueño.
“Por ejemplo, en el caso de niños más grandes algunas señales pueden ser: cuando el niño está jugando y de repente avienta los bloques, se frota los ojos, bosteza o está molesto sin razón”
Es cierto que los bebés recién nacidos necesitan “acostumbrarse” a la nueva vida fuera del vientre y habrá que poner especial atención en ellos para detectar las señales, sin embargo, también hay algunas generales en las que los papás pueden prestar atención:
“Cejas rojas, mirada fija, talla sus ojos, bostezos y está inquieto”.
Sobre los bostezos, el Dr. Estivill menciona que aunque pueden ser parte de una serie de señales que indican que el bebé o el niño tiene sueño, también son indicativos de otras cosas como: hambre, cansancio o aburrimiento.
“La recomendación es mantenerse atento a los comportamientos que tienen los niños y los bebés antes de caer rendidos con la siesta, eso ayudará a conocer su ritmo natural de sueño”.
Por su parte, Michelle recomienda también estar pendiente de las horas o los momentos en los que regularmente duerme, para dejar de lado las expectativas e ir cambiando conforme la etapa de crecimiento lo requiera.
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Hábitos que durarán toda la vida
Establecer hábitos de sueño es importantísimo desde los primeros días de vida (sí, desde recién nacidos se les puede enseñar) para sentirse seguros y tranquilos.
Michelle Grinberg y el Dr. Eduard Estivill recomiendan:
Ambiente ideal
La habitación debe ser fresca, oscura y evitar distracciones como lo podrían ser los juguetes y las luces brillantes.
El ruido blanco los ayudará a conciliar el sueño en caso de que afuera haya un ambiente ruidoso o que le dificulte tener una noche de sueño. Ojo, el ruido blanco no es el santo grial para dormir a los bebés, “es una herramienta útil pero no imprescindible”, sostiene Estivill.
Rutina de sueño
“Los bebés podrían asociar el baño como un preámbulo para ir a dormir”, asegura Grinberg. Así que, un baño antes de llevarlos a la cama o leer un libro antes de acostarse podrían ser tareas sencillas de cumplir que les enseñará que se aproxima el momento de dormir.
¡Adiós distractores!
Dejar pantallas por lo menos una hora antes de acostarse les ayuda a desconectar y relajarse para tomar la siesta.
La clave está en seguir la rutina todos los días a la misma hora para establecer el hábito.
Si tu pequeño tiene problemas para dormir incluso con una rutina saludable, contacta con un especialista en sueño. Obtén más información visitando el Instituto de Sueño Infantil aquí .
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