Miedo, pánico y angustia, estos términos generalmente se usan en el día a día sin distinción alguna, sin embargo, su significado puede ser tan diferente que es necesario detenerse unos minutos para examinar cuál de los tres se está experimentando.
Revisemos término por término…
¿Qué es el miedo?
Lo detona una amenaza o peligro inminente. Es una cualidad inherente al ser humano que protege su vida y su integridad física. Sin el miedo, no se contaría con un mecanismo de protección natural para anticipar y reaccionar ante el peligro.
¿Qué es el pánico?
Es un tipo de ansiedad que se detona por una intensa sensación de que algo malo ocurrirá, sin saber la causa exacta.
En mayor medida, los episodios de pánico constantes pueden generar ataques de pánico. De acuerdo con Mayoclinic, cuando se presenta un ataque de pánico, se puede sentir una pérdida de control, que estás teniendo un ataque cardíaco o, incluso, que vas a morir.
¿Qué es la angustia?
Según un texto publicado en la Revista Mal Estar e Subjetividades, en la actualidad, angustia se utiliza como sinónimo de ansiedad, ya que se considera a ambos como estados psicológicos no placenteros acompañados de síntomas fisiológicos de manera frecuente.
Sin embargo, son términos distintos. La angustia es una preocupación visceral, obstructiva y aparece cuando un individuo se siente amenazado por algo. Una situación de desesperación; la característica principal es la pérdida de la capacidad de dirigir sus actos o tomar decisiones.
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Miedo, pánico y angustia: similitudes y/o diferencias
La diferencia entre los términos se encuentra principalmente en cómo nos afectan. Mientras el miedo es un instinto de supervivencia, el pánico te lleva a actuar de manera irracional y la angustia mantiene a la mente en un bucle de pensamientos sin sentido que puede llevar a incapacitar a quien la padece.
Aunque son distintos entre sí, están correlacionados, es decir, uno puede estar presente en el cuadro de síntomas de otro y en casos distintos, uno puede provocar en exceso al otro, y desatar afecciones psicológicas más grandes.
Por ejemplo, cuando se tiene angustia, los pensamientos negativos pueden hacer incrementar el pánico sobre cierta situación imaginaria, por lo que hacer frente a la angustia convertida en pánico podría parecer complicado, al punto de abrumar la emociones y por tanto hacer aparecer síntomas físicos propios de un ataque de pánico como palpitaciones, escalofríos, temblores, dificultad para respirar, entumecimiento de las manos, entre otros.
Sin embargo, no siempre sucede de la misma manera; los ataques de pánico suelen suceder de la nada y aunque se tenga una sensación de miedo intenso donde se ve comprometida la vida, realmente no existe un peligro real.
La angustia, por su parte, también tiene aderezado el miedo, donde los escenarios pesimistas sobre el futuro, dan la certeza de que las cosas saldrán mal sin tener una posibilidad de cambiarlas, aunque sean supuestos.
Un ejemplo más palpable sobre las diferencias entre miedo, pánico y angustia fue la Covid-19. De entrada, el miedo llevó a la gran mayoría a seguir las recomendaciones de las autoridades como lavarse las manos, evitar lugares concurridos, etc., gracias al instinto de supervivencia.
El pánico se vio reflejado en compras sin sentido como el caso del papel de baño que se agotó de manera irracional. ¿En una pandemia lo único que se necesitaba era papel higiénico?
Y la angustia se tuvo en el miedo a futuro, ¿qué pasará con mi trabajo?, ¿moriremos como en las películas de exterminios?, ¿se viene una nueva generación de humanos?, ¿es una limpieza masiva?...
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Explicar las diferencias y similitudes entre miedo, pánico y angustia puede tener tantas variantes como la complejidad del cerebro humano.
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