En cada vez más países, entre ellos México, el número de personas solteras es mayor. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 34.2% de los habitantes son solteros, dicho porcentaje se ha ido incrementando cada año y continúa acercándose al número de personas casadas. Es decir, al paso que vamos, es muy probable que muy pronto los solteros superen a los casados.
En el estudio del INEGI, también se puede observar que de los más de 34 millones de solteros existentes en nuestro país, el 47.7% son mujeres y el 52.3% son hombres, prácticamente, la mitad para cada grupo. Lo anterior, deja claro que la preferencia por la soltería es similar y compartida tanto por unas como por otros.
De hecho, se cuenta ya, con una fecha para celebrar “El día del Soltero”, siendo ésta el 11 de noviembre, y fue instaurado por la Universidad de Nankin en China. Dicha fecha, se eligió debido a que 11/11 está conformado únicamente por el número uno.
Pero realmente, la soltería, ¿Es celebrada por todas y todos? ¿De qué depende que unos lo vivan como algo disfrutable y deseable y para otros sea motivo de sufrimiento y soledad?
Depende de que la Soltería sea voluntaria o involuntaria, de los objetivos personales, de trascender o no teniendo hijos, de la calidad de vida, de la disposición que se tiene para hacerse responsable de alguien más, de la capacidad económica, de habilidades sociales, de salud emocional y del poder de sacrificio del espacio y tiempo personal. No es algo sencillo y para algunos es causa de depresión al no poder desahogar la frustración que genera el no encontrar pareja para formar una familia.
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Los planes de vida han cambiado, la mayoría de los hombres de hoy ya no sueñan con ser el “Héroe de la película” ni de trabajar arduamente para ser el “Príncipe Azul” (comprar castillo, caballo, atuendo, joyas, etc.) y conseguir una “Princesa”.
Viven libres de compromisos y su única obligación es con su trabajo, pasan más tiempo relajados, cómodos y dedicados a actividades que les brinden el mayor placer posible.
Después de todo, sus ingresos cubren perfectamente sus necesidades individuales y nunca faltará la señora trabajadora que les ayude una vez por semana a mantener sus mini hogares en orden.
En el caso de las mujeres, el empoderamiento femenino cada vez está más presente y ha cambiado también sus planes de vida.
He escuchado a niñas de siete años decir en terapia que “Yo no le voy a cocinar a ningún hombre”. Así que, por ello, cada vez se toman más enserio sus carreras profesionales o sus actividades laborales para resolver sus propias necesidades económicas.
De igual forma, la mayoría ha dejado de querer ser la cocinera, lavandera, asistente y mamá de sus parejas. Enfocadas más tiempo en su disfrute personal.
Finalmente, la manera de conocer personas hoy en día parece ser instantánea a través de las redes sociales y las apps de citas, si lo que se busca es no estar sólos o tener sexo casual, ya que funciona de igual forma para los dos grupos.
Lo interesante de todo esto radica en el ejercicio de la libertad de cada quien para hacer lo que mejor le funcione para su vida.
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*María Becerril es psicóloga clínica en el Departamento de Terapias Emocionales en Centro Psicoaprende
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