Qué hacer en Arizona, de viaje entre fantasmas y pueblos mineros

¿Cuántas películas habremos visto sobre los pioneros que se fueron al “Viejo Oeste”, atraídos por la fiebre del oro, a mediados del siglo XIX? ¿Cuántas ciudades nacieron y crecieron motivadas por la industria minera que atrajo buscadores de fortuna y trabajadores de distintas partes del mundo? ¿Y cuántas de esas ciudades quedaron en el más absoluto abandono, una vez que la explotación minera declinó o desapareció? La respuesta es: ¡muchas!

El estado de Arizona, en el suroeste de los Estados Unidos, es el escenario ideal para muchos de esos pueblos mineros, convertidos hoy en auténticos pueblos fantasma, con montones de mitos, leyendas, historias y personajes –humanos o animales–. Estos hacen de un recorrido por “el estado del Gran Cañón” toda una experiencia en la que se combinan los paisajes más espectaculares, la gastronomía creativa, el lujo y el bienestar, el legado nativo americano, los pueblitos de la Ruta 66 y, por supuesto, las narraciones de pueblos, casas, hoteles o minas con sus respectivos personajes del más allá... y algunos del más acá.

Hablamos de decenas de pueblos fantasma, muchos de los cuales han sobrevivido; algunos se han adaptado y crecido, otros se han mantenido en su lógica histórica y algunos más conservan solo esqueletos de casas, calles y minas que les dan ese “sabor” entre místico y tenebroso.

Son tantos y con tantas historias que podríamos escribir un libro con sus particularidades, por lo que solo elegiremos tres, para que puedas armar un recorrido por Arizona sin perderte de todas las demás maravillas que ahí te esperan.

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Considerando que llegaremos a Arizona por Phoenix, su capital, iniciaremos nuestro recorrido en busca de pueblos fantasma en la región central del estado. A unos 60 kilómetros al este de Phoenix se encuentra Goldfield, que es un gran punto de partida para explorar tanto el Apache Trail (sendero Apache) como las Superstition Mountains, donde corre el rumor que se encuentra escondida la Mina del Holandés Perdido, aunque en realidad era alemán el que se perdió… pero esa es otra historia.

Hoy, Goldfield (campo de oro) es un pueblito reconstruido de fines de los 1800, en el que podrás visitar distintas tiendas locales, recorrer la histórica mina de oro Mammoth o el museo de Goldfield. Todo ello, claro, a menos que prefieras emprender tu propia búsqueda de oro. En este pueblito, en el que alguna vez habitaron entre tres y cinco mil personas que trabajaban en sus cerca de 50 minas, había tres cantinas, un hotel y un almacén.

En el sur del estado, a unos 150 kilómetros al sureste de Tucson y muy cerca ya de la frontera con México, se encuentra un lugar en verdad increíble. Alguna vez minero, Bisbee se transformó en un pueblito ecléctico, entre hippie, artístico y embrujado. Fundado en 1880, este poblado creció gracias a la explotación de cobre y metales preciosos de su mina.

Para algunos, es como una versión pequeña de la ciudad de San Francisco, California, gracias a su increíble propuesta de arquitectura, sus restaurantes y su interesante pasado, donde podrás conocer varias historias y leyendas de fantasmas, a través de recorridos o experiencias como Ghost, Séance, History, Magic Show, una sesión de una hora en la que conocerás a algunos de sus más reconocidos fantasmas y de la que saldrás preguntándote si se trató de una mera puesta en escena o un auténtico encuentro con lo paranormal. Lo mejor es que puedes traer a los niños, es un espectáculo apto para menores.

Si lo prefieres, puedes tomar el Old Bisbee Ghost Tour, conocer el Copper Queen Hotel, en el que es muy probable que te topes con alguno de sus fantasmas, o visitar Lowell, a unos minutos del centro, que es una especie de pueblo abandonado de los años 50, con autos, tiendas, estación de policía y gasolinera.

Por último, en la región centro norte, a unos 170 kilómetros al norte de Phoenix, está Jerome, antigua ciudad minera también, dedicada en su momento al cobre, establecida en la cima de la Colina Cleopatra.

Además de sus muchas y variadas experiencias fantasmagóricas, vale decir que Jerome se encuentra en uno de los tres corredores vitivinícolas de Arizona, por lo que hoy abundan las galerías de arte, los restaurantes, las tiendas y boutiques locales y las salas de cata.

Pero volviendo al tema, te compartimos algunas sugerencias de experiencias con fantasmas en este sitio. Para empezar, debes pasar la noche en el (embrujado) Jerome Grand Hotel, que originalmente fue un hospital y cuyos antiguos pacientes –se dice– aún deambulan por sus instalaciones, en especial en el tercer piso, que es donde se encontraban los quirófanos en los que muchos de ellos perdieron la vida; además, debes estar atento al espíritu del gato que disfruta saltar sobre la cama. En Jerome, también podrás hacer recorridos como el de Ghost Town Tours o el de la Gold King Mine.

Como sugerencia adicional, ya que estás en la región centro norte, aprovecha y date una vuelta por Oatman, también pueblo minero que, tras su abandono, hoy cuenta con más burros habitándolo que personas. Se tratan de los descendientes de los burros abandonados por los mineros; hoy son cuidadosamente preservados e incluso, puedes “adoptarlos”.

Al principio decíamos que son muchos más los pueblos que podrías visitar en tu road trip por Arizona, así que mencionaremos algunos otros imperdibles, por si pasas cerca o quieres extender tu viaje:

• Globe, Miami, a unos 150 kilómetros al este de Phoenix.
• Gleeson, al suroeste de Tucson y a unos 20 kilómetros de Tombstone.
• Chloride, a unos 30 kilómetros al noroeste de Kingman, en la Ruta 66.
• Prescott, la primera capital del estado de Arizona.
• Tucson, donde no te puedes perder la experiencia del Hotel Congress.

Ahora sí, empaca… ¡y que tengas un feliz viaje por Arizona!

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