En el sureste mexicano cada año se lleva a cabo una curiosa pero valiosa tradición, la Limpieza de los Santos Restos, que atrae a varios curiosos turistas al poblado de Pomuch en el estado de Campeche.
Este ritual catalogado como Patrimonio Cultural Intangible del estado de Campeche desde el año 2017, consiste en exhumar los restos de sus familiares para limpiarlos cuidadosamente y colocarlos en un manto blanco con el nombre bordado que llevaban en vida.
* NOTA: Este artículo contiene imágenes sensibles.
Pomuch y sus fieles difuntos
A 70 kilómetros de la capital del estado de Campeche se encuentra el municipio de Hecelchakán. Ahí se ubica la comunidad de Pomuch.
En el cementerio local descansan los restos de las personas fallecidas en cajas de madera entreabiertas, un escenario que impresionará a muchos pero que es parte de la región desde hace poco más de 150 años.
Pues siguen los pasos de la cosmología maya, en la que se cree que los muertos tenían más de una vida. Para algunos es resistirse a dejarlos ir, pero para otros es un encuentro respetuoso con la muerte y la vida.
Este culto a los muertos da por entendido que hay vida después de la muerte, existe el inframundo y la opción de una vida nueva.
La Limpieza de los Santos Restos
De acuerdo con la Secretaría de Cultura de Campeche, la Limpieza de los Santos Restos o huesos como popularmente se le conoce, es propia de la región maya peninsular.
Muestra el sincretismo cultural maya-español que definió las tradiciones y costumbres de los habitantes del estado, misma que se mantiene como tradición hasta nuestros días con solemnidad.
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“Chéen teech kajá’anech tin tuukul” que en maya significa: Sólo estás en mi pensamiento. Es una frase que podría describir la tradición a la perfección.
A mitad del mes de octubre los familiares de los fallecidos llegan al Panteón de Pomuch para hacer la limpieza y poder dejarlos listos para las fiestas de los Fieles Difuntos, días en que llegarán las almas a este plano para visitarlos.
Los limpian iniciando por los pies, de abajo hacia arriba, como si estuvieran de pie. El pelo que queda se coloca en su lugar, les ayuda a recordar la apariencia que tenía en vida.
Para que este ritual pueda ser llevado a cabo, se necesita pasar al menos tres años después de que falleció la persona.
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