El mundo del vino está lleno de maravillas y secretos; parte fundamental de la experiencia está en el maridaje, buscando las combinaciones de sabores perfectas para acompañar nuestra copa. En algunas ocasiones, puede parecer sumamente intuitivo el camino que debemos de tomar para encontrar una concordancia entre cada nota, pero nunca está de más permitirnos experimentar en contra del instinto de lo evidente.
No cabe duda que el gusto se rompe en géneros, y es que, aunque nos suelen decir que “el vino blanco va con pescado y el tinto con carne roja”, esto no siempre puede ser una verdad absoluta. Existen muchos factores que pueden influir al momento de elegir con qué acompañaremos nuestro vaso, como el tipo de uva o la barrica.
Esto lo ha demostrado CVNE (Compañía Vinícola del Norte de España), famosa bodega española fundada en 1879, que a la fecha es administrada por la misma familia, actualmente por la quinta generación. CVNE es una potencia vinícola a nivel mundial, incluyendo México, donde se encabezan la lista de popularidad referente a los vinos premium.
Entre los grandes secretos que existen en las diferentes opciones de tipos de vino, está el descubrir las posibilidades infinitas de experimentar con los sabores. Encontrar la conexión entre cada copa y ciertos ingredientes, nos puede mostrar facetas desconocidas de aquello que hace enloquecer a nuestro paladar.
Claro que existen ciertos hacks para combinar el vino con diferentes alimentos que aumentarán la intensidad de la experiencia, pues no se requiere tener un conocimiento experto de sommelier para disfrutar de cada sorbo. Un punto clave está en encontrar los sabores base de nuestra comida y nuestra bebida, si hay un elemento dulce o uno salado, el nivel de acidez, o si hay un ingrediente picante en la mezcla.
El equilibrio es otro detalle al que debemos de poner muchísima atención, y procurar que la intensidad del vino y de los platillos sea similar, mientras que el caldo debe presentar mayor acidez de lo que lo va a acompañar. Esto también aplica con los postres, pues estos deben tener menos dulzor que nuestro vino. Una parte bien fundamental cuando vamos a maridar está, por supuesto, en la salsa que nos acompaña en esta experiencia.
Aquí surgen dos opciones para dejar fluir nuestra creatividad, por ejemplo, podemos maridar un buen vino blanco con unas flautas de short rib, o un tinto Gran Reserva con una ensalada de arúgula y betabel. Esto se traduce en que podemos buscar mezclas que tengan congruencia en los sabores o buscar el contraste entre estos, lo que puede intensificar las notas de cada elemento.
Maridar vino puede ser una experiencia emocionante y deliciosa, pero también puede parecer un desafío al principio. Aunque hay guías generales, no hay reglas absolutas. Prueba combinaciones y descubre lo que te gusta. Anota lo que funciona para ti y ten en cuenta que el mejor maridaje es aquel que disfrutes.
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