Tenemos en mente que los carbohidratos son los enemigos de la salud y de una figura esbelta, incluso, muchas personas los evitan a toda costa, incluyendo pan, tortilla, arroz y pasta, con la idea de que estos alimentos aportan al cuerpo en exceso estos nutrientes conocidos también como glúcidos o sacáridos, sin detenerse en investigar lo que realmente implica el consumo de carbohidratos en la dieta diaria.
El cuerpo necesita carbohidratos, en caso contrario, podemos experimentar mal aliento, dolor de cabeza, fatiga y debilidad, aunque en exceso sí pueden causar sobre peso y otros problemas, como la diabetes.
Un estudio publicado por la Biblioteca Nacional de Medicina se estima que personas mayores de 50 años que consumen menos del 30% de calorías en carbohidratos vive menos que aquellos que consumen la mitad de sus calorías de estos nutrientes, sin embargo, viven un año más que las personas que consumen el 65% de calorías de estos sacáridos.
Por si fuera poco, un alimento que ha estado estigmatizado por “las personas fit” es la pasta, en especial, debido a la cantidad de carbohidratos que esta contiene, creando la idea de que esta puede engordar y afectar tu salud, especialmente si se trata de pasta refinada.
Contrario a la creencia popular, un estudio publicado por el Diario de Nutrición y Diabetes aseguró que el consumo de pasta dentro de una dieta mediterránea; basada principalmente de vegetales, frutas frescas, nueces y pescado; dio mejores resultados en cuestión de reducción de masa corporal y menor tamaño en relación cintura-cadera, comparado a las personas que realizan la misma dieta y no incluyen este ingrediente.
Esto parte del componente más importante en la elaboración de la harina (semolina), que viene del trigo duro, destacado por tener una mayor cantidad de proteína que otros granos de esta familia, 8 gramos por porción, además de 2.5 gramos de fibra, además que los almidones de la semolina están atados a la proteína, lo que hace que sea más lenta la digestión en el organismo.
Se debe señalar que este último punto no es algo negativo, al contrario, al tardar más en ser procesados por el cuerpo, estos permanecen ahí más tiempo, lo que prolonga la sensación de saciedad, evitando esa percepción de hambre entre comidas que provoca atracones y muchas veces nos lleva a sucumbir ante los antojos de comida menos saludable.
Consumir pasta se debe hacer en porciones mesuradas, idealmente, no más de una taza al día, además de combinarla con vegetales, como brócoli, zanahoria, pimiento o espárragos, además de proteína magra, como pescado, champiñones o tofu, maridándola con una salsa baja en sodio y preparada “Al Dente”.
No debemos tener miedo de los carbohidratos, la pasta es un gran ejemplo de esto, pues además de ser deliciosa, es muy sencilla de preparar y puede activar tu creatividad en la cocina al ser un alimento tan versátil. Si tienes dudas al respecto de tu dieta y como incorporar este ingrediente, consulta con un experto en nutrición al respecto.
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