Guanajuato es un paisaje que se bebe a sorbos. Su horizonte infinito se salpica de los tintes verdosos de los viñedos, donde se aprecian las motas verdes, rojas y violáceas de los racimos de uvas. Guanajuato ha sido famosa tierra productora de vinos desde hace siglos –se dice que el cura Hidalgo enseñó a los habitantes de la zona a cultivar las vides y a producir el vino, sentando las bases de la cultura vitivinícola actual.
Rodeada de un suave perfume de lavandas que se transporta en el aire puro, La Santísima Trinidad nos ofrece una atmósfera de estilo provenzal. En este desarrollo residencial de lujo, donde además de cumplir nuestro sueño de tener una casa en el campo también hay restaurantes, hotel y enormes espacios para practicar diversas actividades deportivas, se producen vinos de excelentísima calidad.
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En cada botella de vino producido en los viñedos de La Santísima Trinidad, ubicada a las afueras de San Miguel de Allende , se comparte la calidez obtenida del clima y del sol, energía que es transformada en un manjar líquido que nos deleita y nos acaricia los sentidos.
Gracias al clima y la altitud en la que se ubican sus viñedos de Dolores Hidalgo y San Miguel de Allende, se cultivan uvas Merlot, Tempranillo, Syrah y Zinfandel de excelente calidad con las que se elaboran sus vinos tintos, blancos y rosados que nos fascinan, a los que se unió la nueva producción de la fábrica de Espumoso que durante el 2021 abrió sus puertas.
Añadiendo un toque distintivo a su portafolio de vinos, recientemente nos presentaron su nuevo vino espumoso Rosé La Santísima Trinidad, un coqueto vino que nos cautiva con su color rojizo vivaz, con tonos acerados y brillantes. Este nuevo rosado espumoso es una delicia que juega con matices y tonalidades: fresco, jovial, repletos de notas frutales, y sobre todo, hecho con los estándares de calidad que distinguen a La Santísima Trinidad.
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La Santísima Trinidad, así como sus desarrollos hermanos Viñedos San Lucas, San Francisco y Santa Catalina, está compuesta de tres elementos: viñedos, olivos y divinas casas que nos hacen sentir en la Toscana. Con una vista panorámica de campos de lavanda, olivos y situada entre viñedos, los hotel boutique y desarrollos inmobiliarios tienen un estilo único y muy suyo.
Los vinos de La Santísima Trinidad, vinos orgullosamente mexicanos , nos enamoran, sorprenden y deleitan. Al probarlos, se nos dibujan en la mente imágenes de los enormes paisajes donde crecen las uvas, bajo el abrigo de la inmensidad del cielo azul, con caprichosas pinceladas de las tonalidades de las vides. Rinden homenaje a las palabras de Louis Pasteur, quien decía que, “Una botella de vino contiene más filosofía que todos los libros del mundo.”
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