Estuvimos en Limosneros, restaurante reconocido por la Guía Michelin 2024, que celebra la gastronomía mexicana con un toque moderno. Aquí, los ingredientes artesanales son los protagonistas, fusionando tradición y técnicas contemporáneas para crear una experiencia única en cada platillo.
Ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, este espacio es dirigido por el diseñador industrial Juan Pablo Ballesteros y el chef Atzin Santos.
¿Por qué Limosneros?
El nombre del restaurante tiene un significado especial. Hace referencia a una tradición colonial, ya que sus muros fueron construidos con materiales donados como limosnas. Este gesto de solidaridad se refleja en cada rincón del lugar, dándole un carácter acogedor y lleno de historia.
Un restaurante sustentable
Uno de los aspectos más interesantes de Limosneros es su compromiso con la producción responsable. Muchos de sus ingredientes provienen del huerto Omé, ubicado en San Francisco Magú, un poblado otomí en el municipio de Nicolás Romero, Estado de México. Este proyecto nació para abastecer la cocina del restaurante y hoy se ha convertido en un referente en la conservación de semillas endémicas y la agricultura sustentable.
Pero la experiencia en Limosneros no solo está en la comida, las bebidas también tienen un papel fundamental. El mezcal es una de sus especialidades, con una selección única de agaves endémicos de producción limitada, respetando tanto la tierra como a las familias productoras. También cuentan con más de 150 etiquetas de vinos nacionales e internacionales, seleccionadas para realzar cada platillo.
Y ahora sí, hablemos de lo más importante: la comida. Limosneros ofrece tanto un menú a la carta como varias opciones de menús degustación, que pueden acompañarse con maridajes de vino o cerveza para potenciar los sabores.
Durante nuestra visita, probamos ocho platillos de dos menús especiales: el Menú Degustación del Chef y el Menú Degustación de Invierno. Aquí te compartimos nuestros favoritos:
- Crudo de hamachi: Pescado acompañado de miso de frijol rojo, mantequilla avellanada y chiltepín. Una combinación de sabores perfecta para el paladar.
- “Foagrá" de pueblo: Hígado de pato de libre pastoreo, servido con maíz de camagua, flores de sauco y xoconostle.
- Taco de anguila con rabo de res: Acompañado con puré de ajo negro y salsa de tomatillo tatemada. Una combinación peculiar que sorprende gratamente.
- Bacalao negro “miso-mixe”: Sazonado con chiles mixes y miso rojo, servido con chícharos tiernos. Un giro interesante a este clásico pescado.
Limosneros es un tributo a la tradición y la creatividad culinaria mexicana. Cada visita es una experiencia inolvidable, donde la pasión y el cuidado en cada detalle hacen que la comida cuente una historia. Sin duda, un lugar que vale la pena conocer y disfrutar.
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