Las palomitas de maíz son más que el snack preferido del cine, pues estas son un alimento saludable con buena cantidad de fibra, además de nutrientes como magnesio, hierro, calcio y, especialmente, potasio, en especial si se acompañan solo de sal, pero lo que muy poca gente sabe es que los granos de maíz inflado son un regalo de nuestra cultura prehispánica.
Llamadas también crispetas, rosetas, pipoca, pororó o chivitas, entre otros nombres, captaron el ojo de los españoles desde su llegada en 1492, cuando los residentes del nuevo mundo les ofrecían collares elaborados con este maíz reventado, además que los sacerdotes traían consigo amuletos creados a partir de este grano, los cuales se han encontrado en tumbas prehispánicas.
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El consumo de palomitas fue documentado también en la obra de Fray Bernardino de Sahagún titulada El Calepino de Sahagún, donde asegura que los nahuas llamaban a este grano como momochtli o mumuchitl, que se traduce a “granos de maíz tostado hasta que se abren en forma de flor”, además de mencionar sus usos en ritos y ceremonias.
Y también varias mujeres jóvenes bailaron, habiendo prometido, un baile de palomitas de maíz. Tan gruesas como las borlas de maíz eran sus guirnaldas de palomitas de maíz. Y estas las pusieron sobre las cabezas (de las niñas).
En esta época, el proceso de elaboración era evidentemente muy distinto al que conocemos hoy en día, muy alejado al empleo de aditamentos de barro u hornos utilizados en esos tiempos por los habitantes del país, y más bien se colocaba la mazorca en un palo para que estallaran y después recoger el grano esponjoso, aunque también podían arrojar estos granos directamente al fuego.
Lo más cercano al método que usamos hoy en día para preparar palomitas era por medio de una vasija de barro llena de arena gruesa, donde eran colocados los granos del maíz para después calentar el recipiente hasta hacer estallar el maíz.
Pero el consumo de maíz palomero no se limita a México, así mismo, existen registros de este por los Incas en Perú, donde se empleaba como dulce y lo llamaban pisancalla, de acuerdo al cronista español Bernabé Cobo.
Brindan un cierto tipo de maíz hasta que explota. Lo llaman pisancalla y lo usan como dulce.
También se encontró maíz palomero en regiones de Chile, al igual que en Norte América, cuyo consumo formaba parte de la dieta de los nativos americanos.
El proceso para obtener palomitas de maíz es bastante sencillo, y ha sido compartido por la Secretaría de Agricultura del Gobierno de México:
- El grano debe ser seleccionado y secado por al menos 12 meses hasta reducir su humedad a un 14 por ciento, en promedio. - Luego, cuando calentamos los granos, la poca agua que aún conservan comienza a expandirse y al llegar a los 100 °C se convierte en vapor. - Entonces el interior de cada grano se transforma en una masa gelatinosa, y al aumentar la temperatura a 175 °C, provoca que la cáscara explote y el vapor generado se libera. - El resultado final es el derramamiento del almidón suave proveniente del interior de las palomitas y el contacto con el aire frío genera las formas características que tanto nos gustan.
Cuando comas palomitas de maíz, no solo ten en mente sus beneficios para tu salud, también recuerda que es una herencia de nuestros ancestros prehispánicos.
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