Existen muchos misterios en la historia de la humanidad, y muchos de ellos llegan a convertirse en mito o leyenda, entre los que se encuentra el de Anastasia Nikoláyevna Románova, hija del último zar de Rusia, Nicolás II, que fue destronado por los bolcheviques durante la Revolución Rusa, iniciada el 8 de marzo de 1917, aunque no fue hasta 1918 que cayó el régimen zarista, el 17 de julio, para ser exactos.
Este día, los revolucionarios bolcheviques llegaron a Ekaterimburgo, donde la familia real ya se encontraba en arresto domiciliario con algunos de sus sirvientes, para más tarde ejecutar al zar, y el resto de sus acompañantes con bayonetas, presuntamente bajo órdenes de Vladímir Lenin.
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De acuerdo a la leyenda, Nicolás II, su esposa, la zarina Alejandra, y sus tres hijas mayores; Olga, Tatiana y María; murieron ese día, mientras que Anastasia y Alekséi lograron escapar, escondidos de la amenaza de Lenin y su régimen comunista.
Así, el rumor de que la descendencia de los Romanov seguía viva recorrió el mundo entero, mientras que incontables personas aseguraban ser Anastasia y Alekséi, inspirando incluso novelas y producciones cinematográficas desde la década de los 20.
¿Quién fue Anastasia?
Su nombre completo era Anastasia Nikoláyevna Románova, y nació en el Palacio Peterhof de San Petersburgo el 18 de junio de 1901, siendo la cuarta hija del zar Nicolás II, quién no asistió al nacimiento de la pequeña, pues el esperaba un varón como heredero, pero solo había tenido 4 mujeres (Olga, Tatiana y María), y no fue hasta el nacimiento de Alekséi que el monarca encontró un heredero.
El título de Anastasia era Gran Princesa, mientras que sus hermanas ostentaban el de Gran Duquesa, y su hermano era el zarévich de Rusia, que significaba, literalmente “hijo del zar”, y hace referencia a ser el heredero al trono.
Anastasia, al igual que sus hermanas, fue criada de forma austera, tomando duchas frías por la mañana, ordenar y limpiar sus cuartos, además de dormir en duros catres sin el lujo de una almohada, incluso es sabido que los sirvientes de la familia real se dirigían a ellas por su nombre, y no con los títulos de nobleza correspondientes.
La princesa era una niña traviesa, llena de energía y astuta, descrita como animada, ingeniosa y encantadora, aunque también ha sido señalada como una gran bromista, que rozaba en lo inaceptable, que engañaba a sus sirvientes y a sus tutores.
A pesar de su gran energía, no gozaba de una buena salud, padeciendo un problema en los músculos de la espalda, que la obligaban a recibir masajes dos veces por semana, los cuales odiaba al punto de esconderse bajo la cama con tal de no recibirlos, además de hemofilia, enfermedad heredada por su madre, y que también sufrían sus hermanos.
Cabe destacar que Anastasia, al igual que su madre y sus hermanas, tenía una relación muy cercana a Grigori Rasputín, a quien llamaban hombre santo después de que, aparentemente, sus rezos sanaron al pequeño Alekséi más de una vez, e incluso existen registros donde lo llaman “amigo” y “confidente”.
A pesar de la buena relación de Rasputín con la familia real, algunos comportamientos de este monje resultaban bastante extraños, especialmente porque este entraba sin avisar a las habitaciones de las hijas del zar, cuando estas se encontraban solamente en camisón, de acuerdo a una doncella de las chicas, llamada Sofía Ivánovna Tiútcheva.
La extraña relación del consejero lo llevó a ser expulsado de San Petersburgo por el zar, por lo que Rasputín divulgó algunas cartas bastante comprometedoras que le fueron enviadas por la zarina y sus cuatro hijas.
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El mito de Anastasia
Después de la muerte de Nicolas Romanov, se dice que Anastasia y Alekséi sobrevivieron dicho ataque, e incluso una mujer llamada Anna Anderson, quién había tratado de suicidarse en 1920, lo que la llevó a ser internada en un hospital psiquiátrico, asegurando que padecía amnesia.
Más tarde, comenzó a identificarse como Anastasia, al punto de convencer a varios personajes cercanos a la familia real, después de dar algunos detalles poco conocidos de la familia Romanov, aunque nunca logró ser reconocida como la princesa.
En 1984, Anderson perdió la vida, dejando el misterio de su identidad al aire por muchos años.
¿Qué pasó en realidad con Anastasia?
En 1991, se encontraron 9 cuerpos en una fosa común de Ekaterimburgo, que al ser analizados por medio de pruebas de ADN, se descubrió que eran los restos de Nicolas II, la zarina Alejandra, y sus tres hijas mayores, además de algunos sirvientes.
Al tener estas pruebas a la mano, los genes del último zar de Rusia fueron comparados con los restos de Anna Andersen, lo cual finalmente confirmó que esta nunca fue la princesa Anastasia, pero el misterio de los herederos más pequeños de la dinastía Romanov seguía al aire.
Todo cambió en 2007, tras el descubrimiento de una segunda fosa común en Ekaterimburgo, donde se encontraron los restos de dos personas jóvenes, y después de dos años de pruebas de ADN, se descubrió que eran ni más ni menos que Alekséi y Anastasia, confirmando que los dos jóvenes habían sido asesinados también por los bolcheviques.
Aunque la historia ficticia de Anastasia es fascinante, se quedará en la literatura, formando parte de libros, películas, y un increíble musical imperdible. ¿Conocías lo que realmente sucedió con Anastasia?
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