Existen contadas cosas en México que pueden contar la historia de un país y hasta de una familia con tan sólo ponerse en la mesa. La comida es una de ellas, da cuenta de los productos de la región, de cómo hemos desarrollado técnicas y preparaciones, del contacto con otras culturas… pero parte indispensable de esta es el plato en el que se sirve; un objeto que podría parecer tan mundano, pero que en casa puede ser representación de un rito familiar, una tradición o más.
Anfora celebra 100 años de historia, la historia de la creación de sus vajillas, pero también son 100 años de historia en México, así como de las familias que por generaciones han tenido algún plato de Anfora en casa y que se han legado de generación en generación; sin mencionar la historia de esos restaurantes que actualmente han creado su propuesta gastronómica de la mano de los platos en los que quieren plasmar la historia de su comida.
Anfora es un símbolo de familia, de unión y de historia mexicana con 100 años sobre la mesa.
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De tal forma, Anfora celebró su siglo de existencia (cumplido propiamente en 2020, en plena pandemia) con un libro sinigual hecho a base de colaboración y amor por esta empresa, Anfora, 100 años sobre la mesa, y lo que representa.
A través de sus páginas se puede leer sobre la historia de la cerámica en México, de la influencia asiática y la transformación en nuestro país, a las nuevas propuestas de diseño.
Además de un menú súper especial que cuenta con 10 recetas especiales creados por los chefs más reconocidos de México como Ricardo Muñoz Zurita, Yuri de Gortari, Elena Ryegadas, Gerargo Vázquez Lugo, Javier Plascencia, Carmen Ramírez Degllado, Titita, Guillermo González Beristáin, Aquiles Chávez y Eduardo García, cada uno inspirado en una década de estos 100 años
En el libro también se pueden encontrar más textos especiales de chefs como Enrique Olvera, Ana Martorrell o Lula Martín del Campo; así como las colaboraciones de 10 creadores visuales que hicieron piezas especiales, fotografías que dan cuenta del trabajo de los que hacen Anfora y sus creaciones, así como de la Gaceta que en años anteriores se publicaba con noticias relevantes.
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En ese sentido, en entrevista con Hans Kritzler, director general de Anfora, era clara la intención de Anfora 100 años sobre la mesa y la celebración de un siglo de existencia: contar la historia desde la perspectiva de las mesas de incontables mexicanos y ahora también extranjeros que comen en vajillas Anfora que han sido exportadas a su país o incluso en los hoteles que visitan en sus vacaciones.
Si bien 100 años se dicen de una forma muy sencilla, lo cierto es que ser una insignia en la industria ha sido una ardua tarea y que hoy por hoy implica nuevos retos importantes que se asocian a situaciones geopolíticas que afectan cómo se producen los objetos de nuestra cotidianidad. Kritzler menciona la crisis energética en Europa, y de cómo ser más eficientes, así como la competencia con otros países como China, un gigante del comercio contra los cuales el director de Anfora explica que si no pueden competir, han conseguido ser creativos y traer una nueva marca a su catálogo que es perfecta para cierto tipo de clientes, en particular cuando el perfil de sus clientes ha ido cambiando de las amas de casa que compraban sus vajillas completas a clientes como hoteles o restaurantes.
A esto se suman nuevos retos que tienen que ver propiamente con el paso del tiempo y del desarrollo de la tecnología, en el que en casa es común el uso de hornos de microondas y electrodomésticos similares. En ese sentido, Hans explica que la cerámica utilizada en Anfora, en particular en casa, mantiene la resistencia y calidad de aquellos hechos para restaurante, sin ser tan gruesos o pesados.
El tema de calidad sí es muy importante, porque Anfora quema en una temperatura de 1300 grados, sin ser muy técnico lo que hace es que esa sea una vajilla muy densa, es muy duro el material, entonces resiste muchísimo.
Del mismo modo, innovar en el sentido creativo también ha hecho que se sumen a nuevas tendencias en la comida que afectan, sin duda alguna a los platos en los que se sirve. En ese sentido, la producción de Anfora se ha convertido en una más honesta, según palabras de su director, en el que no todo debe de ser perfecto. Habrá que pensar en los diseños que se realizan a mano en sus fábricas en Hidalgo, y de las nuevas formas con las que se pueden experimentar para crear una línea menos pretenciosa e igual de funcional.
De tal forma, es común que la historia de Anfora se conecte con la de de los chefs –como en el caso de Ricardo Muñoz Zurita, quien en la presentación del libro contó cómo a sus manos llegó una vajilla que ya no se producía y que logró recuperar el diseño y utilizarlo en sus restaurantes–, que buscan diseños especiales que complementen sus preparaciones, sin mencionar que los colores y contrastes generados con sus diseños pueden provocar una experiencia distinta al recibir un plato en la mesa.
Finalmente, platicamos con Hans sobre porqué hacer un libro ahora, que se configura como no sólo un recuento sobre la historia de la cerámica en México, sino una oportunidad para Anfora de imaginar qué viene para los siguientes 100 años de Anfora y de analizarse a sí mismo y sus raíces.
…Un esfuerzo de analizarse […], también [de] reconocer a nuestra gente, que ha participado con nosotros. Es una manera de cerrar el círculo, decir, oye, esta etapa ya está acabando, estos primeros 100 años y esto es lo que fue. […] Era el momento perfecto para hacer ese análisis de conciencia y compartirlo.
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