Mucho se habla de personajes como Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón , Vicente Guerrero e Ignacio Allende, pero poco de otros personajes cuyo papel fue igual de importante para el movimiento independentista como Antonia Nava.
Antonia Nava, “La Generala”
Antonia nació en 1779 en Tixtla, Guerrero, fue una mujer militar mexicana, considerada como una heroína del país por su gran desempeño en la lucha.
Fue esposa del general insurgente Nicolás Catalán, participaron juntos codo a codo con José María Morelos y Pavón hasta el día de su muerte.
Antonia y Nicolás se casaron a finales del siglo XVIII, tuvieron ocho hijos, cinco hombres y tres mujeres, cuando las batallas por la independencia de México comenzaron, los hijos mayores fueron ofrecidos a la causa.
El primer hijo, Manuel Catalán murió en el Paso de Mezcala, una batalla que no pudieron ganar ante los españoles de Gabriel Armijo.
El segundo hijo en morir fue Nicolás Catalán, quien acaeció en uno de los enfrentamientos ocurridos en Coyuca, Guerrero, cuando José María Morelos intentó consolarla, Antonia “La Generala” (como solían llamarle respecto a la posición de su esposo y su fuerza activa en el movimiento), solo le respondió que estaba ahí para entregar a sus hijos como soldados.
La batalla de Santo Domingo contra los españoles
Uno de los combates de la Independencia ocurridos en Guerrero, fue el de Santo Domingo.
El general Nicolás Catalán estaba rodeado por numerosas fuerzas españolas, por lo que el general Nicolás Bravo, decidió apoyarlo aunque tuviese a su cargo un pequeño número de insurgentes.
Los jefes españoles, confiados en la superioridad de sus tropas y en la disciplina de
sus soldados sitiaron Santo Domingo, esperando un triunfo inmediato, sin embargo, pasaron 50 días y el enfrentamiento no cesó.
Las provisiones se agotaron y no había forma de reponerlas, así que se continuaron al pie de guerra sin tomar o comer alimento alguno.
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Antonia ofrece suicidarse en pro de la causa independista
Ante este escenario, el general Catalán tomó una resolución suprema, seleccionar soldados como alimento a los demás, situación que presenció Antonia Nava y no dejó que esto ocurriera, a cambio se ofreció a suicidarse para ser como alimento de los soldados.
Esta idea fue secundada por Dolores Catalán y Catalina González, otras mujeres que estaban en pro de la causa.
Su principal argumento es que ellas no sabían usar las armas y no tenían la fuerza necesaria para hacer frente a los invasores, por lo que lo menos que podían hacer sería dar su carne como alimento para fortalecer a los soldados, un sacrificio que ninguno de los presentes quiso aceptar.
Pese a que Antonia Nava intentó suicidarse frente a ellos, la detuvieron. Ante tal acto heróico de las mujeres que los acompañaban, los soldados tomaron el valor para seguir con la batalla hasta salir victoriosos.
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De este modo, Antonia continuó firme en el movimiento, estuvo presente durante la firma del Plan de Iguala proclamado por Agustín de Iturbide en febrero de 1821, y para septiembre del mismo año, montada a caballo fue partícipe de la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la Ciudad de México.
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