Cultura

La historia del papa corrupto por el que se creó el cónclave

Por: Emmanuel Cacho 24 abril 2025 • 3 minutos de lectura

En más de dos siglos de historia de la Iglesia Católica, un papa fue tan corrupto que obligó a la Santa Sede a tomar medidas drásticas que se convirtieron en el cónclave.

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La escandalosa historia del papa corrupto por el que se creó el cónclave
Wikimedia Commons

La historia detrás de la Iglesia Católica va acompañada de incontables personajes de todo tipo que han llegado a sentarse en la silla gestatoria, alcanzando el rango supremo de Papa. Si bien, han existido figuras que han destacado por una verdadera devoción al catolicismo, otros han brillado más bien por aspectos que pueden ir de lo ridículo a lo perverso.

A raíz de estos últimos, la Santa Sede ha optado por implementar medidas específicas para evitar que próximos sucesores repitan patrones que lastimen la imagen de la Iglesia ante los ojos de los fieles. Y si se trata de mencionar un Santo Padre que fue realmente problemático, Benedicto IX es uno de los más notorios ofensores.

Su nombre secular fue Teofilacto III, hijo de Alberico III, cabeza de la poderosa dinastía de los Teofilactos de Túsculo, quienes controlaban Roma entre los siglos X y XI, con un alto poder adquisitivo y enorme poder militar. Varios de sus familiares ya habían sido líderes religiosos y ocupado este puesto en la Santa Sede, por lo que su padre lo convirtió en Papa en el año de 1032, después de sobornar a la curia romana.

La escandalosa historia del papa corrupto por el que se creó el cónclave
Escudo de la familia de los Teofilactos de Túsculo. / Wikimedia Commons

Aquí es cuando toma el nombre de Benedicto IX, cuando tenía aproximadamente 20 años, aunque su fecha de nacimiento no se conoce con certeza, es considerado uno de los papas más jóvenes de toda la historia. Su papado no solo destacó por el nepotismo y la irreverencia, pues fue también una figura contundente que estableció alianzas políticas importantes, especialmente con Conrado II de Franconia, rey de los francos orientales, quien protegió el poder de su familia sobre la capital romana.

Fue esta misma relación la que le costó su primer papado, pues esta tenía muchas oposiciones internas que culminaron en una revuelta popular; posiblemente liderada por una familia enemiga, los Crescenzi; que lo obligó a salir huyendo de Roma en 1045 y vivir en exilio dentro del refugio tusculano de Monte Cavo. Su destitución convirtió a Giovanni Crescenzi Ottaviani como el sucesor, que tomó el nombre de Silvestre III.

La familia de Benedicto IX no se quedó con los brazos cruzados y sus hermanos, Gregorio y Pedro de Túsculo, regresaron al joven religioso a la capital del imperio con la finalidad de expulsar al supuesto usurpador del trono de San Pedro. Después de triunfar sobre la casa Crescenzi, Teofilacto III regresó a sus labores papales, pero este triunfo no duró mucho tiempo.

La escandalosa historia del papa corrupto por el que se creó el cónclave
Artaud de Montor, Papa Benedicto IX, 1842 / Wikimedia Commons

Nuevamente conocido como Benedicto IX, el papa abdicó al trono por segunda ocasión, vendiendo su puesto a Giovanni dei Graziani, que se convirtió en Gregorio VI, para casarse, apenas cumpliendo el mes de retomar su puesto como líder religioso. No pasó mucho tiempo para que Benedicto cambiara de opinión y quisiera convertirse en Papa por tercera ocasión, regresando a la Santa Sede para señalar que Gregorio había comprado su puesto, acto conocido como simonía.

El papa en turno admitió el acto y fue destituido, sin embargo, el Concilio asignó a otro obispo, quien tomó el nombre de Clemente II, pero este murió al poco tiempo de convertirse en Santo Padre. La sede vacante permitió que Benedicto IX tomara la oportunidad de volver a la silla gestal, pero esto no duró mucho, pues el emperador Enrique de Italia, cansado de la actitud de Benedicto, lo excomulgó de la Santa Sede para dar paso a Dámaso II.

La trayectoria de Benedicto IX puso en perspectiva muchos métodos dentro de la Iglesia Católica que requerían corregirse, especialmente alrededor de la elección papal, derivada del conflicto de los tres Papas. Fue por esto que se comenzaron a crear diferentes procesos electorales que, eventualmente, se convirtieron en el cónclave, el desarrollo de las fumatas y más protocolos.

La escandalosa historia del papa corrupto por el que se creó el cónclave
Artista desconocido, Sínodo de Sutri, 1850 / Wikimedia Commons

Los tres papados de Benedicto IX destacaron por su corrupción e indulgencias, al grado de dañar gravemente la reputación de la Iglesia Católica en aquel momento. El obispo canonizado San Pedro Damián describió que su gestión destacó por estar constantemente “revolcándose en la inmoralidad, un demonio del infierno disfrazado de sacerdote”, además de llamarle “apóstol del Anticristo, flecha disparada por Satanás, vara de Asur, hijo de Belial, hedor del mundo, vergüenza de la humanidad”.

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