El maquillaje y el uso de cosméticos para la apariencia personal están íntimamente ligados con las culturas, pero ¿cómo era el maquillaje en la época del Imperio Romano?
Las primeras evidencias del uso de maquillaje entre los humanos son de hace 6 mil años aproximadamente, en el antiguo Egipto . Allí, usar maquillaje era una muestra de la riqueza de la persona. De esta época bien podemos pensar en los delineados de los ojos, el rubor y hasta polvos para aclarar el tono de la piel, así como las sombras de color (en especial de color verde hecha de malaquita.
¿Los romanos usaban maquillaje?
Sin embargo, no todas las culturas antiguas aceptaban del todo el maquillaje, en el sentido de su uso más llamativo y estrafalario. De hecho, para los romanos, el exceso de maquillaje tenía una connotación negativa, aunque esto no quiere decir que era la norma general, pues quedan evidencias de algunos de los artefactos y cosméticos que se utilizaban en aquél entonces. Además de hallazgos arqueológicos, uno de los trabajos más citados es la Ars Amatoria de Ovidio; uno de los pocos, si no es que el único pensador y escritor que aceptó el uso del maquillaje.
Si bien, el maquillaje podía ser visto como una señal de vanidad, los romanos vaya que sí tenían un ideal estético, de acuerdo con la experta Ortha Wilner , tenía que ver con tener dientes blancos, pestañas largas y oscuras, cejas con buena forma y también oscuras, sin manchas ni arrugas en la piel, y la piel debía estar suave y con buen color, así como el cabello.
En otras palabras, los romanos quizá no veían con buenos ojos el exceso de maquillaje, pero sí que lo utilizaban para mejorar sus facciones, además, otros cosméticos eran utilizados para alcanzar su ideal de belleza.
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El ideal de belleza romano y los cosméticos que utilizaban:
Por ejemplo, quienes no tenían las cejas de un color oscuro usaban pintura para remarcar su color, y también para hacer lucir sus ojos más grandes. Para tener dientes blancos también tenían sus propias versiones de dentífricos, algunos eran hechos con las cenizas de varios animales.
El cuerpo así como el rostro deben estar libres de vellos y arrugas feos.
Piel suave, pálida y sin vellos
Pero si algo era importante en la belleza romana era una piel suave, por lo que era imperativo tener cuerpos sin vello. Para conseguirlo, en la Roma antigua practicaban el retiro de los vellos en partes como las axilas o las piernas con pinzas, o bien también usaban navajas de bronce, y una variedad de ungüentos que no necesariamente servían para la tarea.
Por otro lado, las machas y hasta las pecas se buscaban eliminar usando remedios hechos con intestinos de cocodrilo, y también se usaban otros remedios para aclarar la piel –que también era una señal de riqueza–, por ejemplo, usaban creta que es una roca que se usa para hacer los gises, pero también se usaban otras pinturas blancas o el cerusa, que era albayalde, un pigmento que como muchos otros cosméticos de la época provocaba envenenamiento por plomo.
El rubor, una señal de salud y belleza
Y en contraparte a la palidez, el rubor –rouge– era ampliamente usado, pero con finura, con el objetivo de aparentar tener una buena salud, propia de una mujer que se ejercita, de acuerdo a la investigación de Wilner. El uso del rubor entre los romanos estaba tan extendido, que a pesar de que sabían que algunos productos podrían ser venenosos, aún los utilizaban.
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El color de pelo y peinados romanos
Ahora bien, el pelo romano sí que era un tema de interés en la belleza de esta cultura, y es que entre los griegos y romanos sí que era común que hombres y mujeres se tiñeran el cabello. Wilner explica que aún hay evidencia de los métodos y colores que usaban para teñir el pelo, entre ellos de color rojo, amarillo dorado y negro o de color oscuro. Y los ingredientes eran tan variados como los métodos, desde envolver el cabello después de verter la cocción por cuatro días, usar esponjas, tener aceite en la boca durante todo el procedimiento para evitar que los dientes se pintaran, entre otros rituales muy comunes. Sin embargo, Brittany Stone, de la Universidad de Kent, argumenta que para los romanos teñir el cabello era un recurso desdeñado.
Una gran alternativa –vigente hasta ahora, de hecho– era comprar una peluca, especialmente útil para quienes sufrían alopecia –y que sí, también pintaban sus cabezas aunque no tuvieran pelo, o bien para quienes no podían teñir su cabello a rubio cuando éste fue el color de moda.
Por otro lado, los peinados de las mujeres también era una señal de riqueza, de acuerdo con Stone, se esperaba que las mujeres ricas tuvieran peinados complejos ya que tenían los medios y el tiempo para ello. Para conseguir que los peinados durasen, ya se utilizaban pasadores, pero también se acostumbraba a coser el cabello. Por último, también era un estándar tener esclavos dedicados a los peinados y el maquillaje de las mujeres.
En pocas palabras, la belleza romana y sus tendencias de maquillaje no parecen tan dispares de las actuales, en especial ahora que predominan las técnicas de maquillaje muy al natural (el famoso no makeup makeup) y desde hace varias décadas no tener vello corporal. Sin embargo, si algo ha cambiado en estos siglos ha sido quizá la peligrosidad del maquillaje.
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