A inicios de los años 70, Gary Gygax y Dave Arneson decidieron darle un giro a sus juegos de estrategia y simulación de batallas, inspirados en trabajos de fantasía como El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien . Gygax tuvo la idea de alterar la dinámica de estos, haciendo que los jugadores participaran por una sola meta, y no como enemigos, dando nacimiento a Calabozos y Dragones.
La primera edición de Dungeons & Dragons (D&D) era complicada, con reglas muy ambiguas que obligaban a los jugadores y al Dungeon Master (el narrador del juego) a improvisar constantemente, y con muchos huecos para llevar a cabo las partidas. Pero desde un inicio, este reconocido juego tuvo un efecto muy peculiar, y fue que se empezaron a crear comunidades alrededor de este, que incluso organizaban convenciones y publicaban revistas independientes.
Fue de este modo como D&D se fue enriqueciendo, y donde comenzó a tomar forma, además de empezar a hacerse notar por el público en general, un fenómeno nunca antes visto en ese tiempo. Al contrario de los juegos de guerra (wargames) de esa época, que se enfocaban en replicar batallas históricas, Calabozos y Dragones comenzó a unir a los participantes al brindar un espacio de comunidad, que llevaba consigo un efecto inmersivo.
Sumado a esto, D&D invitaba a cada uno de los jugadores a explotar su creatividad en muchos aspectos, permitiéndoles construir mundos propios, con su historia única y mitos irrepetibles, además del sistema, que permite que ningún juego sea idéntico al otro. La exploración fue clave, pues ningún otro pasatiempo había dado la oportunidad de que los participantes fueran descubriendo un entorno completamente original, con la posibilidad de contar su propia historia.
Calabozos y Dragones cambió la forma en la que se conocían los juegos hasta ese momento, generando un método cooperativo, con conceptos sumamente innovadores que comenzaron a permear en el desarrollo de este tipo de entretenimiento. Con el paso del tiempo, el impacto de Dungeons & Dragons no solo se mantuvo en las mesas de los usuarios, este ha llegado a influenciar los videojuegos, la literatura, el cine y la televisión.
Sin Dungeons & Dragons, los videojuegos no existirían como los conocemos, D&D introdujo el concepto de “subir de nivel”, que permitía a los personajes hacerse más fuertes conforme ganaban experiencia. En la época actual, muchísimos títulos retoman esta idea de incrementar su poder conforme pasan diferentes pruebas.
Así mismo, el género RPG es la versión virtual del concepto creado por D&D, donde el usuario sigue una historia, con cierta libertad de decisiones, que implican mejora en habilidades mientras avanza en un mundo desconocido.
En cuanto a la literatura, Calabozos y Dragones generó una enorme cantidad de libros con historias que giran alrededor de los mundos más populares del juego. Cabe mencionar también inspiró una enorme cantidad de textos fantásticos, como la Saga del Brujo de Andrzej Sapkowski, que incluso fue adaptada en videojuegos y en una popular serie de Netflix.
El fenómeno cinematográfico generado a partir de Dungeons & Dragons es sumamente interesante, pues no solo ha inspirado tramas de corte fantasioso, muchos directores de cine y guionistas han tomado características específicas para crear sus propias historias. Un punto clave de esto se encuentra en la construcción de personajes, y la forma en la que se desarrollan ante el espectador.
El mismo James Gunn, jugador frecuente de D&D, ha confesado darle forma a sus protagonistas de acuerdo a como se complementan los roles de los héroes de una campaña de Calabozos y Dragones.
No cabe duda que Dungeons & Dragons ha sido un parteaguas en la cultura popular, que sigue inspirando a millones de personas en muchos aspectos después de 50 años de su lanzamiento.
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