Uno de los artistas más importantes en el surrealismo es Alan Glass, nacido en Montreal (Canadá), el 30 de junio de 1932, pero que desde que tuvo contacto con una calavera de azúcar en París se enamoró de México. Glass no dudó ni un solo momento en establecerse en la República Mexicana en 1970, donde hizo la mayoría de sus obras más reconocidas.
Algo que resalta en la trayectoria de Alan Glass, es su casa, inspirada en un gabinete de curiosidades de tiempos antiguos, que él mismo diseñó y que es el epítome de su obra. Para rendir homenaje al artista plástico canadiense, la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) se han inspirado en este famoso hogar para presentar Alan Glass: Sorprendente Hallazgo.
Entre las diferentes salas de la exposición, nos podemos sentir como si nosotros fuéramos parte del arte que permanece dentro de cada una de estas “cajas”, donde podemos ver de primera mano la versatilidad de Glass como uno de los últimos exponentes del surrealismo. La cita se llevará a cabo a partir del 30 de octubre de este año en el Museo del Palacio de Bellas Artes, y permanecerá abierta hasta el 16 de febrero de 2025.
En cada pasillo, podemos ver la mezcla cultural de Glass dentro de sus trabajos, que muestran una profunda influencia mexicana, además de la habilidad multidisciplinaria que ejecutaba con maestría, en campos como la pintura, la escultura y el tejido. Sorprendente Hallazgo es una prueba fehaciente del legado de Glass, otorgándonos una visión multidimensional de 50 años de trabajo constante.
Aquí, podemos encontrar diferentes intereses del artista, que están impresos en su obra, tales como la naturaleza, la muerte, la religión y el deseo. Así mismo, la galería nos da a conocer la relación que Glass tenía con diferentes figuras del arte mexicano, como André Bretón, culpable de introducir el surrealismo en el canadiense, quién tuvo una fuerte amistad con nombres de la talla de Leonora Carrington, Pedro Friedeberd o Alejandro Jodorowsky.
Cada sala, que han sido adaptadas como si se tratara de uno de los gabinetes de Glass, está dividida en tres secciones, comenzando con una introducción general a la obra del artista, nombrada Bitácora de viaje, seguido por Objetos de afinidad: un atlas de ensamblaje, que nos trae trabajos de habilidad manual y tejidos invisibles, para finalizar con El jardín de las diosas, donde podemos ver de primera mano la conexión de Alan Glass con la naturaleza, la vida, la fertilidad y la muerte.
Alan Glass: Sorprendente Hallazgo muestra 13 colecciones diferentes del artista canadiense, con un total de 125 piezas, que demuestran la impresionante versatilidad de la mente maestra originaria de Canadá.
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