El chocolate y la Segunda Guerra Mundial tienen más en común de lo que podrías imaginar. Y es que el delicioso chocolate fue utilizado durante la guerra en forma de barras que le daban a los soldados la energía suficiente para soportar el combate, en particular cuando los recursos eran limitados.
Mucho se podría hablar de cómo la Segunda Guerra Mundial cambió la industria chocolatera. Estas barras lejos de ser particularmente sabrosas estaban enfocadas en ser lo más nutritivas posibles. Además, se debían producir en masa para ser llevadas al frente, por ejemplo, la historia de marcas como M&M’s o Hershey’s está marcada por el conflicto bélico… y bien podría decirse que fue gracias a esto después pudieron convertirse en los gigantes chocolateros que hoy exporta a todo el mundo.
El chocolate también fue parte elemental de un elaborado plan de los nazis para matar a Winston Churchill, primer ministro del Reino Unido… y de haberlo conseguido, efectivamente el chocolate se habría convertido en un arma bélica… por así decirlo.
Este plan se dio a conocer gracias a una carta estampada con la palabra “Secreto” que envió Lord Victor Rothschild al ilustrador Laurence Fish un 4 de mayo de 1943. En ésta, Rothschild le solicitó a Fish que hiciera un dibujo del dispositivo para advertir al público de estos dulces tan peligrosos y que ponían en riesgo no sólo a Churchill, sino cualquier otro que estuviera en su proximidad si las barras de chocolate eran plantadas con éxito.
Asimismo, él escribe el plan nazi:
Barras de explosivos serían cubiertas con una capa de chocolate y después envueltas en papel dorado, incluso las harían pasar como de la marca Peter’s Chocolate y serían colocadas por agentes secretos alemanes en el comedor del Gabinete de Guerra donde Churchill solía pasar tiempo.
Cuando las barras de “chocolate” fueran desenvueltas, y se rompiera alguno de los extremos –como normalmente se haría con cualquier barra de chocolate–, los dispositivos estallarían y su radio de explosión sería suficiente para matar a cualquiera que estuviera a pocos metros del chocolate.
Idealmente la víctima sería Churchill, sin embargo, el plan nazi fue descubierto por los espías británicos cuando supieron que estaban haciendo este chocolate, impidiendo así que el asesinato se cometiera… y el resto es historia.
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