Para culturas como los Toraja, celebraciones como el Famadihana en Madagascar, e incluso en México, la muerte tiene amplios significados; también tienen diferentes rituales funerarios con algo en común: desentierran los restos humanos, cambian la ropa, incluso los bañan. Estas tradiciones han sobrevivido por cientos de años y sin duda son un gesto del cariño y el cuidado que perdura incluso después de morir.
Para el mundo Occidental, exhumar un cuerpo puede parecer macabro o sorprendente –tanto así que incluso en la Arqueología existen discusiones sobre la ética de desenterrar restos humanos y enviarlos a museos o bodegas–, pero para muchas de estas culturas la muerte tan sólo es una transición del alma, y el cuerpo requiere de ciertos cuidados especiales para ayudar a que la persona continúe su camino espiritual.
Nota del editor: el siguiente artículo contiene imágenes graficas que podrían perturbar a algunos lectores.
Lugares donde desentierran los cuerpos de los muertos
1. Célebes, Indonesia
En esta isla de Indonesia se encuentra la región Tana Toraja, habitada por los toraja, un pueblo reconocido principalmente por su rito funerario. Los toraja creen y tratan a sus familiares como si se encontraran enfermos cuando mueren, y precisamente se caracterizan por creer que la muerte es sólo un paso del camino espiritual de una persona.
Aquí el funeral es el día más importante en la vida de alguien, tanto así que se convierte en una ocasión de gran envergadura, que muchas veces implica que los familiares ahorren grandes cantidades de dinero, o adquieran deudas generacionales ya que de acuerdo con el estatus de la persona existen ciertas exigencias que los familiares deben cumplir.
Por tanto, los funerales no sólo reúnen a la comunidad por varios días o semanas, también es de particular importancia (y gran costo) el sacrificio de animales, principalmente de búfalos de agua, aunque también involucran cerdos o pollos. Además, es común que en las tumbas también se entierren regalos para la persona.
Sin embargo, los funerales sólo ocurren una vez la familia tiene los medios necesarios para realizarlo y pueden pasar años antes de que consigan el dinero. Por ello es común que los cuerpos de sus familiares residan en las casas y para retrasar la descomposición los inyectan con una solución de formaldehído. Además, se acostumbra a “alimentarlos” cada día –que en realidad le sirven comida en platos y se colocan en el piso–, y se comisionan esculturas de madera llamadas tau-tau, que representan a las personas.
Tras el entierro, realizan una ceremonia especial llamada ma’nene que ocurre cada ciertos años. Durante este rito, los restos son exhumados, los bañan y cambian sus ropas, a veces añadiendo otros accesorios… también suelen tomarse fotografías con sus familiares, y finalmente comparten una comida antes de volver a enterrarlos por varios años hasta que la ceremonia se realice de nuevo.
2. Pomuch, México
Este pueblo en Campeche también tiene un ritual único para Día de Muertos llamado Choo Ba’ak en maya. Donde otros acuden a limpiar las tumbas de sus familiares y muchos otros ponen ofrendas en sus lugares, en Pomuch la tradición marca que los restos son exhumados, cada hueso se limpia y posteriormente los guardan en una caja de madera.
De acuerdo con Venancio Tuz, sepulturero, para BBC , existe un orden para limpiar los huesos y ordenarlos en la caja: se empieza desde los pies hasta la cabeza. Personas como él pueden ser contratadas para realizar el rito por otros.
Una vez los huesos son ordenados, se envuelven con manto blanco bordado con motivos florales o el nombre de la persona. El rito culmina con el acomodo de la caja (a veces abierta) en el interior de un osario. Sin embargo, esto sólo se realiza tres años después del fallecimiento de la persona.
Si bien tradicionalmente el Día de Muertos se divide entre el 1 y 2 de noviembre, en Pomuch las labores comienzan hacia el 25 de octubre o antes. Durante cinco días, las familias limpian los huesos con brochas o trapos, y el 31 de octubre suele ser un día dedicado a colocar la ofrenda tanto en casas como en el propio cementerio.
El origen de esta tradición es uno de los tantos sincretismos en México, en el que las creencias mayas del paso de las almas al inframundo (el Xibalbá), se fusionaron con la influencia católica… algo verdaderamente propio del Día de Muertos.
En ese sentido, este rito tiene puntos en común con el de los toraja, que si bien no conservan el cuerpo del fallecido, su limpieza y cambio del manto corresponde con el baño y cambio de ropas del símil indonesio. También es un momento en el cual existe cierta intimidad y cercanía con los familiares que han fallecido; se les piensa, se habla con ellos y en especial no se les olvida.
3. Madagascar
Los malgache tienen su propia tradición funeraria llamada Famadihana, que en español podría llamárse “el regreso de la muerte” o según la traducción literal del inglés “el giro de los huesos”. Durante la ceremonia abren las tumbas de los fallecidos y los restos son cubiertos con telas nuevas –pues en este lugar es común que los cuerpos sean envueltos por completo antes del entierro. Además, se toca música y se baila, incluso los cuerpos son cargados mientras las personas bailan.
El propósito de esta ceremonia, según la Encyclopaedia Britannica , es acelerar el proceso de descomposición y por tanto ayudar al espíritu de la persona avanzar hacia el más allá. Se cree que esta tradición tiene cientos de años y así como ha pasado en México, la influencia de la religión católica-cristiana no la ha interrumpido.
4. Otros casos especiales
Sin duda, éstas no son las únicas culturas del mundo que realizan una exhumación de los restos como parte de sus tradiciones. Existen casos muy específicos que quizá lo hacen por una sola ocasión a diferencia de los anteriores… y otros muy distintos en los que incluso consumen los cuerpos como parte de sus tradiciones.
- En lo que ahora es Baja California Sur, se encontraron evidencias arqueológicas que hacia el 300 A.C. se solía practicar el doble entierro, es decir, el primer entierro no pretendía ser el último lugar de descanso. De acuerdo con Johan Roach de
National Geographic
, los habitantes de esta región envolvían a los fallecidos con pieles, los ataban en posición fetal y se enterraban junto a conchas, carbón y tierra. Seis meses después eran exhumados, al punto que la descomposición permitía que las partes del cuerpo fueran separadas. De esa forma, se volvía a acomodar junto al resto del cuerpo y volvían a ser enterrados con otros objetos. No obstante, aún no están claro los fines de esta práctica.
- En Beranés, India, si bien no los exhuman como tal, los restos son envueltos en telas de colores que representan sus virtudes (por ejemplo, el amarillo corresponde al conocimiento) y se realiza un desfile antes de rociarlos o sumergirlos en las aguas del río Ganges y cremarlos a un costado.
- En varias regiones y etnias de Filipinas se acostumbra a momificar los restos y estos son conservados por cierto tiempo en los hogares. El ejemplo más conocido es el de las momias que fuman de los Tinguian. Ellos visten los restos con ropa nueva o fina, los sientan y colocan un cigarro en la boca. Otros grupos del país, los sientan en las entradas de sus hogares pero vendan sus ojos.
El último acto de amor
Si algo tienen en común estas prácticas funerarias y la exhumación de los cuerpos –o su conservación por largos periodos de tiempo antes de enterrarlos o cremarlos– es sin duda alguna que son actos de amor. Cada una de las culturas anteriores tienen un particular cuidado y muestra de cariño hacia los ya fallecidos, esto se demuestra desde ofrendas de comida, cambios de ropa, limpieza de tumbas o de los cuerpos mismos.
Asimismo, son resabios de todo un sistema de creencias que a pesar de los influjos modernos han resistido la prueba del tiempo. Estas tradiciones también dan cuenta de las interacciones sociales: familias y comunidades enteras que encuentran en la muerte un motivo de unión y también identidad, y en algunos casos que también han creado economías alrededor del mero acto de honrar y ayudar a las almas en su sentido más espiritual.
Así como en occidente podemos recordarlos con fotografías, funerales y hasta misas… o en México con las ofrendas de cada Día de Muertos, en estos sitios el contacto y la convivencia con los restos humanos es una forma de conexión, un momento de intimidad en la que tan sólo por un momento la persona que ha trascendido está de nuevo con nosotros y dejamos de sentir su ausencia.
—
Lee más sobre rituales funerarios, tradiciones, historia, trámites y más entorno a la muerte leyendo estas sugerencias del Tema Central:
Suscríbete aquí a nuestro Newsletter para que estés al día con nuestros contenidos.