Es de conocimiento popular que los Juegos Olímpicos surgieron en la Antigua Grecia, que se caracterizaba por ser un evento tan importante, que incluso se detenían todo tipo de conflictos bélicos en una tregua olímpica (ékécheiria) meses antes de que estos ocurrieran, con la finalidad de que los atletas de todas las regiones llegaran sanos y salvos a dicho evento.
Estos se realizaban en honor a Zeus, y se realizaban cada cuatro años en las polis de Olimpia, Delfos, Corinto y Nemea. De hecho, existen registros de las Olimpiadas Griegas que datan del siglo VIII A.C., e incluso, esta justa de atletismo tuvo a participantes de alto renombre, como Alejandro Magno .
Con el paso de los siglos y los cambios culturales que surgieron en este tiempo, como el asenso del Imperio Romano y la llegada del catolicismo, esta tradición griega se fue perdiendo a partir del año 393 de nuestra época, con la idea de que se trataba de una celebración pagana en pleno auge del cristianismo.
Esto cambió en 1894, gracias al barón de origen francés Pierre Fredy de Coubertin, historiador apasionado por la Grecia Antigua , quien decidió juntar un comité en la Universidad de la Sorbona de París. Aquí, el aristócrata se reunió con 11 de los representantes más importantes del mundo, con la finalidad de retomar el concepto de las olimpiadas, pero a gran escala.
De este modo, las reglas se cambiaron, comenzando por la idea de que antes solo podían participar atletas hombres de origen griego, y ahora, se invitó a las figuras deportivas más sobresalientes de todo el mundo. Fue así como se inauguró el Comité Olímpico Internacional y comenzaron las preparaciones para los primeros Juegos Olímpicos modernos, que se llevaron a cabo dos años más tarde en la ciudad de Atenas, en Grecia.
Para dar cabida a estas nuevas olimpiadas, se restauró el estadio Panathinaikó; inaugurado en el 566 a.C, construido en a base de mármol casi en su totalidad; gracias a inversionistas de la iniciativa privada. Esta competencia multidisciplinaria se llevó a cabo del 6 al 15 de abril de 1896, donde participaron 241 atletas, representando a 14 países, en las categorías de atletismo, ciclismo, esgrima, gimnasia, levantamiento de peso, tenis, lucha, natación y tiro.
El primer encuentro de los Juegos Olímpicos modernos, Atenas 1896, tuvo varias sorpresas, entre las que se encontró durante el primer maratón que se llevó a cabo en esta competencia de la mano de Spiridion Louis, conocido como “Spyros”. Este hombre era un aguador de las calles de Marusi, pero decidió participar en este encuentro sin tener un trasfondo de atletismo .
Tras adentrarse en esta prueba de resistencia, Louis recorrió los 42 kilómetros antes que nadie, ganando la medalla de oro en representación de Grecia, cuya proeza fue aclamada por el rey de esta tierra helénica, Jorge I. El monarca preguntó al mercader que era lo que deseaba, y podía pedir lo que quisiera, es así como el ahora medallista pidió un burro y un carro para vender su agua por las calles de su ciudad.
Es así como se llevaron a cabo los primeros Juegos Olímpicos modernos, en Atenas, ciudad de Grecia que debía ver el renacimiento de esta justa multidisciplinaria, que en la actualidad tiene casi 130 de haber ocurrido.
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