El principal símbolo religioso del cristianismo es el crucifijo, una cruz latina con Jesús clavado en ella donde murió como símbolo máximo del amor de Dios hacia la humanidad.
Jesús, fue un ser humano judío, de etnia semita por lo que su físico debió haber sido de piel blanca, un poco cobriza, de cabellos y ojos castaños, con pilosidad alta con barba y bigote.
Cuando el cristianismo se asentó en Europa la representación de Jesús cambió a una piel más blanca, con cabellos rubios y ojos claros, en un proceso de apropiamiento religioso y cultural. Después la civilización europea se extendió por todo el mundo a la par del cristianismo que se convirtió en la religión más numerosa, actualmente una tercera parte de la humanidad se considera seguidora de Cristo a través de las múltiples Iglesias que existen. Sin embargo, la imagen de Cristo se mantuvo con rasgos europeos y no fue representado como mongoloide en Asia ni como negro en África.
¿Cómo pues tenemos en México un Cristo Negro muy venerado en la Catedral de la Ciudad de México?
Por todo lo anterior, no es viable que se haya manufacturado una imagen de un Cristo negro y menos en un país donde racialmente había blancos españoles, morenos indígenas, el mestizaje que se iba dando y apenas unos cuantos negros africanos. La Ciudad de México, capital del Virreinato de la Nueva España era la principal sede de la población española.
En el siglo XVII en el templo de Regina Coeli, ubicado en la calle que ahora se llama Venustiano, a un costado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se dio el inexplicable hecho del Cristo Negro. Este templo, pequeño y muy bonito, de estilo barroco, tomó el nombre de “Puerta del Cielo” y era parte de un gran convento dominico. Fue cerrado en el siglo XX durante la Guerra Cristera y después fue dado a la Iglesia Greco Católica Melquita, que es una de las 24 Iglesias de la Católica Romana bajo autoridad del Papa, pero que mantiene algunas tradiciones ortodoxas bizantinas y usa las lenguas árabe y griega.
El templo de Porta Coeli tenía una imagen de un Cristo hecho de pasta de caña de maíz de color blancuzco.
Como podemos comprobar, en el Centro Histórico hay muchos templos, éste en particular tenía mucha feligresía y tenemos dos leyendas sobre devotos de esta imagen, pero que convergen en el resultado final. Una de ellas habla de que el cura del templo confesó a un malhechor que había robado y matado y como penitencia le ordenó que devolviera el hurto y fuera ante las autoridades a reconocer su crimen. Este sujeto se enojó, temió que el sacerdote lo denunciara y decidió matarlo, para lo cual urdió una estrategia de poner veneno en los pies del Cristo ya que el cura solía rezarle y al terminar lo besaba.
La otra se refiere a dos parroquianos, Ismael Treviño que tenía rivalidad con Fermín Andueza, quien era muy piadoso y rezaba ante el Cristo con la costumbre de besarle los pies al terminar; si no fue el asesino de la primera versión, fue Ismael, de la segunda, quien quiso matar un piadoso cristiano aprovechando su devoción y costumbre de besar los pies de Cristo.
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Inexplicablemente al besar el veneno, éste fue absorbido por la imagen para que no se pasara al cuerpo de devoto y así le salvó la vida, pero la sustancia provocó que se ennegreciera, quedando de este extraño color para una imagen de Cristo; otra narración es que la estatua inexplicablemente encogió los pies para que el devoto no los besara y se fue volviendo negro. Dicen que el asesino contempló el milagro y se arrepintió, cumpliendo la penitencia que se le había impuesto. La noticia corrió por la Ciudad y pronto la imagen del Cristo Negro se volvió una de las más veneradas y ganó fama de milagrera, así se mantuvo durante casi tres siglos.
En 1935 el templo de Porta Coeli se cerró en medio de los enfrentamientos de la Cristiada y las autoridades eclesiásticas decidieron proteger la imagen del Cristo del Veneno llevándolo a la Catedral Metropolitana y colocándolo en la entrada en el llamado Altar del Perdón, donde la gente acude a pedir milagros, rezar y pedir perdón. En el templo original, el de Porta Coeli, se hizo una réplica del Cristo manteniendo el color negro, muy alejado del Jesús histórico, pero en plena consonancia con la leyenda.
Esta pretende ser una explicación de lo que es inexplicable pero cierto: en el principal templo de México, tenemos un Cristo Negro. En la próxima visita al Centro Histórico vale la pena visitar esta imagen en Catedral y también su réplica en el templo de Porta Coeli, se le puede admirar, rezar, pero ya no besar los pies, quien sabe qué pudiera ocurrir.
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