Cultura

Gobelinos un secreto compartido

Por: Kristina Velfu 26 junio 2024 • 6 minutos de lectura

Una técnica de origen finlandés que se hizo famosa en Francia y en México es soporte para el arte contemporáneo.

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gobelinos
Detalle del tapiz de Giulio Romano, La batalla de Zama, 1688–1690. / Foto: Wikimedia Commons

En 1827 Jerôme Victor Moreau un artista francés, arriesgó su libertad e incluso su vida por viajar a México y compartir aquí, el conocimiento de una técnica que era cuestión de estado para su país de origen: la de la manufactura del arte textil denominado Gobelino.

Los gobelinos son tapices que narran historias a través de las figuras bordadas con distintos tipos de hilo, incluso hilo de oro. Entre sus temáticas hay narraciones literarias, sucesos históricos y escenas cortesanas.

Sus orígenes se remontan a la Edad Media, cuando en los talleres de Gobelins en Francia, comenzaron a perfeccionarse al grado de convertirse en obras de arte para Palacios y Residencias reales. El nombre se debe a un extraordinario artesano que teñía textiles llamado Jehan Gobelins, vecino de la ciudad de Paris, tintorero experto en el color escarlata. Su taller se ubicaba al Río Biévre. La reputación de su familia y su trabajo llegó a superar tanto, la de otros artesanos, que para mediados del siglo XVI, tanto el río como la zona por la que se encontraba el taller tomaron también su nombre.

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Tener un Gobelino auténtico significa poseer un objeto de gran valor artístico. A México, poco a poco comenzó a integrarse la moda de poseerlos, así como la técnica para replicarlos. Especialmente en talleres de Guadalajara. Aunque en Francia trataron de mantener en secreto la fórmula para hacer estas obras de arte, los artistas viajeros como Moreau compartieron los procesos y fue posible replicarlos.

Sin embargo, para saber si es auténtico tiene que haber sido hecho en la Manufacture Royale des Gobelins de París y debe ostentar en alguno de sus extremos o en el dorso una P o una flor de lis.

Detalle de Charles Le Brun, Luis XIV visita los Gobelinos con Colbert, 1667-1672
Detalle de Charles Le Brun, Luis XIV visita los Gobelinos con Colbert, 1667-1672. / Foto: Wikimedia Commons

La historia del lujo en Francia está ligada a los gobelinos. No había rey desde entonces que no los apreciara. La decadencia de los gobelinos se presentó en la Revolución Francesa cuando fueron cerradas las fabricas de tapicería.

Varias generaciones de pintores y dibujantes trabajaron por siglos en la industria del Gobelino parisino, que produjo obras en al menos seis estilos, como fueron el manierismo, con sus figuras de cuerpos alargados y rostros finos y delgados; el barroco , con muchos detalles en los personajes y menos espacios arquitectónicos; el estilo regencia, que puso de moda las escenas de ambientes exóticos y durante el cual la moda de las paredes recubiertas de paneles de madera fue en detrimento de la preponderancia de la tapicería en general, y por supuesto, del Gobelino; el rococó, que al poner de moda las paredes forradas de espejos redujo los Gobelinos a meros medallones con retratos, y el neoclasicismo, etapa en la que los Gobelinos tuvieron un pequeño renacimiento.

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De hecho, fue en 1602 que el rey Enrique IV, el mismo que había sido jefe de los protestantes franceses y se convirtió al catolicismo para obtener la corona con la célebre frase “París bien vale una misa”, alquiló unos edificios donde instaló a sus tapiceros flamencos –artesanos de gran fama– y en 1662 Luis XIV, el Rey Sol, mandó agrupar en uno solo todos los talleres reales y fundó la Manufactura Real de Tapiceros y Muebleros de la Corona, que pronto fue conocida como la Manufactura Real de Gobelinos.

Luego vendrían intervalos de esplendor y decadencia ligados siempre a la economía de los reyes o a las oscilaciones políticas, aunque también a la introducción de modas nuevas en el decorado de interiores que dejaban poca relevancia a los tapices.

gobelinos retrato de luis xvi
After Joseph Siffred Duplessis, Retrato de Luis XVI, ca. 1774. / Foto: Walters Art Museum/ Wikimedia Commons

El reinado de Napoleón trajo nueva vida a la fábrica. Se trabajaba para el Emperador porque quería que sus producciones fueran el principal ornato de la Casa Imperial. Entre ochenta y noventa trabajadores operaban en los talleres, mientras que el tapiz glorificaba la figura de Napoleón.

Cuando la corona manguó, la historia de los gobelinos viró a ser decoración de lugares públicos como la Ópera de París, la sala de las Musas en el Elíseo, la Biblioteca Nacional y otros edificios de similar belleza.

De ese artista que viajó a México, no hay mayor referencia, quizá por la naturaleza secreta de su misión. Sin embargo existe amplia documentación en torno al Taller de Gobelinos de México y la forma en la que llegó la técnica textil a nuestro país.

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Los guardianes de la tapicería en México

Esta historia la documenta Julien Devaux, un artista nacido en la frontera entre Bélgica y Francia afincado en México, en el audiovisual “Del hilo a la trama- un viaje inesperado… en espacio y tiempo”. En él informa sobre la existencia de Fritz Riedl, un ciudadano vienés, invitado a México por el arquitecto Erich Coufal para que elaborara un tapiz, como pieza central de su comedor, para ello Fritz inició la instalación de un taller de Alto Lizo, en donde podría en práctica sus conocimientos ortodoxos de la más fina tapicería francesa.

Así, en 1968 empezaron a trabajar como aprendices del tapiz, artesanos mexicanos, y con ellos una evolución propia del trabajo artístico textil en México.

El Taller de Gobelinos de México ha trabajado con grandes artistas mexicanos y extranjeros, fabricando piezas únicas de arte contemporáneo.

exposición de gobelinos mexicanos
Exposición de gobelinos mexicanos / Foto: Cortesía Taller de Gobelinos de México.

Para Julien Devaux el trabajo de tapicería mexicano es más vivo y dinámico, con mayor diálogo en el quehacer del arte contemporáneo por su flexibilidad y su potencial perfectible. A diferencia de París, en que la tapicería la administra el Estado y recibe sólo artesanos pertenecientes a una élite conocida, en México el taller de los Ashida, quienes tienen el legado de este conocimiento, es un taller dependiente del mercado y sus clientes, lo que le mantiene contenido en tamaño y libre en creatividad.

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Las colaboraciones artísticas son de exquisita curaduría de parte del director artístico Jaime Ashida y le ha permitido convertirse en un soporte para el arte actual.

Así mientras los gobelinos parisinos son valuartes de la tradición, los gobelinos en México son materia de experimentación.

Por otro lado, el proceso para elaborar gobelinos es lento, minucioso y meticuloso, cualidades de las que se ha alejado el pensamiento contemporáneo, adicto a la inmediatez, por lo que es considerado por sus estudiosos y adeptos una forma revolucionaria de recuperar y reivindicar el acto de la contemplación y la dedicación.

Tapiz Alto Lizo Rufino Tamayo. Capitulo XXII 1989 Cortesia Taller de Gobelinos
Tapiz Alto Lizo, Rufino Tamayo, Capítulo XXII, 1989. / Cortesía Taller de Gobelinos

El documental de Julien Devaux será presentado como parte de las actividades colaterales a la exposición actual del artista en la Galería Laboratorie ubicada en General León 56, colonia San Miguel Chapultepec, en la Ciudad de México. A su vez está presente una obra en textil suya en el Museo de la Ciudad de Guadalajara donde actualmente se presenta una exhibición del trabajo del Taller de Gobelinos de México, que se encuentra en la calle Independencia 684, en la capital jaliciense.

A lo largo del tiempo, el gobelino ha evolucionado, manteniendo su resistencia y durabilidad. Su gruesa textura lo hace ideal para aplicaciones diversas, desde tapicería hasta la confección de cojines y cortinas. La versatilidad de este tejido ha trascendido los límites tradicionales, encontrando su camino en el diseño de bolsas y mochilas, ofreciendo no solo resistencia sino también un toque de elegancia. Es uno de los legados e influencias de la cultura francesa México.

En la actualidad se hacen todo tipo de tapices para edificios públicos, tanto copias de cartones antiguos como nuevos diseños de distintos artistas, demostrando las múltiples posibilidades de un modo de expresión abierto a todas las tendencias y estéticas contemporáneas.

*Kristina Velfu es periodista cultural, especializada en el mercado y difusión del arte y la cultura. @Velfu

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