Cura, criollo, militar, empresario y humano, Miguel Hidalgo y Costilla es uno de los grandes héroes de México, principal personaje cuando se habla de la Independencia de México tanto así que se le suele llamar Padre de la Patria –a pesar de que él tan sólo inició el movimiento armado, y Agustín de Iturbide fue quien asumió el poder una vez consumada la independencia.
Hidalgo se ha convertido en un personaje mítico de la historia de bronce, un cura que cuidaba de otros, que aprendió náhuatl y que se preocupaba por los indígenas y el mismísimo héroe que con su discurso en Dolores levantó al pueblo en armas. Ahora bien, mucho ya se ha escrito sobre el llamado “lado oscuro” de Hidalgo, que si mujeriego o vicioso… pero como bien ha declarado Eugenio Aguirre, autor de la novela histórica Hidalgo, lo cierto es que no deja de ser un humano con sus virtudes y defectos, y sí, un papel que ha dejado un gran legado histórico.
La historia de Miguel Hidalgo en resumen
Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor nació un 8 de mayo de 1753 en la Hacienda de Corralejo, en Pénjamo, Guanajuato, en el seno de una familia de españoles que habían hecho vida en la Nueva España. También fue el segundo hijo de cinco en total, y es bien sabido que era un hombre de grandes conocimientos.
De acuerdo con Ernesto de la Torre Villar en Miguel Hidalgo, el libertador , para 1770 se graduó como bachiller en Artes y tres años después en Teología en la Real y Pontificia Universidad de México. También se sabe que dominaba varios idiomas como el latín, francés, otomí, náhuatl y tarasco, así como su gusto por el teatro, la música e incluso su afición por Moliere.
Su nombramiento como sacerdote ocurrió en 1778 a sus 25 años, pero Hidalgo seguía abocado al estudio, así logró ocupar diferentes cátedras e incluso fungió como rector, entre estos puestos el del Colegio de San Nicolás (donde él estudió en su juventud), esto tan sólo cimentó su poder económico y se hizo de sus propios terrenos. Además de una hacienda y ranchos, Hidalgo también fundó una alfarería en San Felipe. Años después, en Dolores estableció talleres de carpintería, curtidurías, telares, colmenares, planta videos, entre otros. En general, se explica que estas acciones las realizó con la invención de cultivar no sólo el espíritu o la cultura de sus feligreses, sino también lo material, es decir, quería mejorar las condiciones de precariedad del pueblo.
A Dolores llegó en 1803, tras la muerte de su hermano mayor José Joaquín quien fue el cura de la parroquia. Dolores sería el lugar donde Hidalgo haría historia.
El comienzo de la Independencia de México
Mucho se ha escrito ya sobre la Independencia de México, previo a 1810, las condiciones para un levantamiento estaban asentadas: entre la influencia de pensamientos liberales, la Revolución Francesa y por supuesto, la abdicación del rey Fernando VII de España y la imposición de José Bonaparte como rey de España por parte de Napoleón I. Además, de un descontento generalizado en el que los criollos aspiraban a mayor control y poder en la Nueva España.
Aunque no fueron los únicos ni los primeros, la conspiración de Querétaro fue la que en efecto le dio inicio al conflicto armado que terminó hasta el 27 de septiembre de 1821. En un principio, este grupo –conformado por Josefa Ortiz de Domínguez, Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Abasolo, Joaquín Arias, Francisco Lanzagorta, José Mariano Jiménez, entre otros– planeaba la insurrección para diciembre de 1810… y en realidad todo estaba listo para que comenzara en diciembre, excepto porque fueron descubiertos.
El grito de Dolores y el discurso de Hidalgo para llamar a la gente a levantarse en armas
Si acaso es precisamente el grito de Dolores el que marca el inicio de la independencia. Se sabe que esto ocurrió el 16 de septiembre de 1810, cuando Miguel Hidalgo portó un estandarte de la Virgen de Guadalupe, y lejos de clamar “¡Viva México!” Dio un discurso muy diferente.
La Alfredo Ávila Rueda del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM refiere en un boletín de la Dirección General de Comunicación Social de la UNAM, que Miguel Hidalgo dio el siguiente discurso en la parroquia de Dolores:
Señores, somos [sic] perdidos; los franceses ya conquistaron España y vienen a conquistarnos a nosotros. Se acabó la opresión, se acabaron los tributos, se acabaron las gabelas y voy a pagarle medio peso a los que me acompañen a pie y un peso al día a los que me acompañen a caballo.
Asimismo, se explica que en el recorrido de Dolores a San Miguel, el cura añadió diferentes frases a su discurso, entre ellas las más famosas como: “¡Viva la Virgen de Guadalupe!”, “¡Muera el mal gobierno!”, “¡Viva América!” o “¡Viva la independencia!”.
De la mano de Allende y con un ejército que inicialmente se conformó por 600 hombres (según De la Torre) y que conforme avanzaron por Guanajuato empezó a crecer en número, conquistaron el actual estado, marcharon a Valladolid y después hasta llegar a los límites de la ciudad capital: al Monte de las Cruces. Solo que las fuerzas insurgentes no tomaron la capital y realizaron una retirada.
Separado de Allende y su ejército, Hidalgo marcharía hacia Guadalajara a mediados de noviembre, y allí empezó a sentar las bases para un nuevo gobierno, por ejemplo es bien sonado que un 6 de diciembre abolió la esclavitud.
Sin embargo, en marzo de 1811, Hidalgo es apresado junto a otros caudillos, entre ellos Abasolo y Allende; y pronto comenzaron dos procesos judiciales tanto el militar como el eclesiástico, que dieron como resultado su sentencia de muerte.
Hidalgo fue fusilado en Chihuahua un 30 de julio de 1811, pero el cadáver fue decapitado. Mientras que el cuerpo fue enterrado en Chihuahua, la cabeza sería colgada en la Alhóndiga de Granaditas junto con la de Allende, Aldama y Jiménez.
No obstante la muerte de los iniciadores del movimiento independentista, éste continuó y surgieron nuevos nombres y personajes que hoy también son parte de la historia de México y héroes de la patria. No sería hasta años después de la consumación de la Independencia que Hidalgo sería llamado Padre de la Patria por el Congreso constituido; y casi un siglo después, los restos de Miguel Hidalgo serían reubicados al Monumento a la Independencia en la Ciudad de México.
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