En la actualidad, el hielo está presente en algo tan cotidiano como enfriar la bebida de tu vaso. Sin embargo, el hielo no siempre fue algo común, su historia abarca continentes y cientos de años de la humanidad. Antes, incluso era considerado como un elemento de lujo.
Los primeros usos del hielo
El primer registro que se tiene sobre el uso del hielo es de hace más de 4 mil años, aunque se desconoce si es propiamente ingenio de los sumerios, o ellos aprendieron de otros.
Las civilizaciones antiguas se dieron cuenta del valor que podía tener el hielo para conservar alimentos y medicinas. Por ejemplo, en la antigua China, las dinastías Zhou y Han almacenaban el hielo en los “sótanos de hielo”, que eran fosas aisladas para evitar que se derritieran.
Los egipcios fabricaban su propio hielo en las noches más frías, al colocar agua en ollas de barro poco profundas.
Otras civilizaciones como la persa y la romana recolectaron hielo de las montañas para enfriar sus alimentos y bebidas y también lo almacenaban en lugares subterráneos aislados con paja o aserrín para conservarlo el mayor tiempo posible.
El hielo era un lujo
Se cree que el emperador romano Nerón colocaba hielo alrededor de su copa de vino para enfriarlo, ya que no le gustaba contaminar el vino con el hielo. El hielo era un lujo para la élite, puesto que en las fiestas romanas solían incluir platos fríos, lo que da cuenta de la importancia que tenía el hielo en su cultura.
El autor romano Plinio llegó a atribuirle a Nerón la invención de los cubos de hielo, así como la refrigeración del agua.
Durante el Imperio Turco, se comenzó a poner hielo en las bebidas con frutas, una práctica que más tarde fue adoptada por los italianos, lo que hizo que evolucionara hasta convertirse en el famoso gelato.
Eso sí, tal y como sucedió en Roma, los sorbetes y los gelatos únicamente eran disfrutados por napolitanos adinerados de finales del siglo XVII, quienes guardaban sus postres en bóvedas heladas al pie de una montaña.
El hielo en el mundo prácticamente era un lujo que solo podía ser usado por aquellos afortunados que contaban con un lugar subterráneo propio para mantenerlo o una bóveda helada y con el paso de los años, se sumaron aquellos que tenían estanques en sus propiedades, pues para el siglo XVIII, distintos terratenientes comenzaron a utilizar y vender el hielo de sus estanques congelados. ( Fuente )
La visión de exportar hielo a lugares cálidos
Fue hasta principios del siglo XIX que el emprendedor Frederic Tudor, mejor conocido como “El Rey del Hielo” ingenió un método para hacerse rico con el hielo de los lagos y estanques congelados de Nueva Inglaterra, enviándolos a lugares cálidos como el Caribe o la India.
Se enfrentó a múltiples problemas, pero siguió los pasos de otras civilizaciones antiguas para conservar por mayor tiempo el hielo mientras realizaban el viaje en barco y lo consiguió.
Pronto el hielo se exportaba y Tudor fue nombrado como el fundador del “comercio del hielo natural”. Construyó un depósito de hielo en Cuba con capacidad para 150 toneladas de hielo y se propuso llevar hielo al sur de Estados Unidos.
Otros comenzaron a seguir los pasos de Tudor y comenzaron a comercializar hielo transportado por tren y barco. Se cree que el comercio del hielo formó la base del comercio de Nueva Inglaterra del siglo XIX.
El auge del hielo artificial
Los cambios sociales y económicos del mundo, propiciaron que la venta de hielo natural decayera, incentivando la producción de “hielo artificial”.
A principios del siglo XIX, Oliver Evans, Jacob Perkins y John Gorrie, inventores estadounidenses, desarrollaron las primeras versiones del frigorífico moderno y para 1876, el ingeniero alemán Carl von Linden elaboró la primera patente, que funcionaba mediante una pequeña bomba de vapor. ( Fuente )
Fue hasta 1913 que se vendió la primera nevera en Estados Unidos, y un año más tarde saldría a la luz la nevera eléctrica, considerada como la precursora del refrigerador eléctrico moderno.
Así, a principios del siglo XX, la mayor parte de las familias, tenderos y cantineros tenían una nevera. Las máquinas para fabricar hielo mecánicas se hicieron comunes en las industrias y más tarde, en los hogares del mundo.
De esta forma, la historia del hielo pasó de ser un lujo a un elemento común.
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