Cuando pensamos en el movimiento artístico conocido como Impresionismo, usualmente nos llegan a la mente los pinceles de Claude Monet, Paul Cézanne y Edgar Degas, quienes destacaron por su especial estética y estilo, quienes exploraron distintos aspectos de la luz y los colores, principalmente en sus pinturas, siendo el último de los mencionados uno de los fundadores del Grupo Impresionista.
Al hablar de Degas, resulta imposible no señalar su innovador enfoque hacia los juegos de luces y ángulos inusuales para realizar sus pinturas, aunque los conocedores de este artista parisino tienen muy en claro que tenía un talento que prefirió mantener oculto: la escultura.
Durante su vida, esta habilidad solamente era conocida por su círculo más íntimo de amigos y familiares, y solo fue en una ocasión cuando hizo público uno de sus trabajos en este arte, el cual fue recibido con una mezcla contrastante de repudio y admiración: La pequeña bailarina de catorce años.
Dicha obra fue modelada por Degas en cera de abeja, para ser adornada con una peluca fabricada a partir de cabello humano, cinta de seda para el pelo, corpiño de lino, tutú de muselina y zapatillas de satín, destacada por el realismo y crudeza de la pieza, que era coronada con una vitrina de vidrio, como si se tratara de una muestra antropológica.
La exposición causó polémica entre la burguesía francesa y la crítica artística de la época, señalándola de “repulsiva”, e incluso como “una amenaza a la sociedad”, sin embargo, lo que estaba haciendo Degas con esta escultura fue precisamente el enfocarse en lo natural y lo humano, a la vez rompiendo la idealización estética de esta corriente.
Marie van Goethem fue la modelo que inspiró esta obra, quien era una joven bailarina de ballet de la Ópera de París, conocidas en este tiempo como “ratas de ópera”, quienes solían ser vistas como una parte sórdida de este medio, y corrían grandes riesgos, como ser corrompidas por algún mecenas ambicioso, algo que Degas quería expresar en La Petite Danseuse de quatorze ans.
Los rasgos faciales de la estatua fueron aplanados y exagerados para causar más impacto, además de la posición del cuerpo, compleja al mostrar la transición entre ser una niña y una mujer adulta, transformado a raíz de prácticas interminables, que expresan vulnerabilidad y orgullo.
A pesar de ser un talentoso escultor, Edgar Degas mantuvo en privado sus obras de esta rama artística, y a pesar de hacer conocida solamente La pequeña bailarina de catorce años, tras su muerte en 1917, fueron encontradas más de 150 esculturas, que incluían caballos, jinetes, bailarinas, y algunas escenas de la vida cotidiana de su época.
La mayoría de estos trabajos fueron realizados por Degas en cera de abeja, lo que las llevó al deterioro previo a su deceso, pero al ser rescatadas, aproximadamente 70 pudieron ser restauradas, además que los descendientes del artista parisino lograron preservarlas en bronce fundido.
Si quieres ver de primera mano La pequeña bailarina de catorce años de Edgar Degas, puedes encontrar una de las versiones de bronce en el Museo Metropolitano de Arte en Nueva York, además que la original de cera se encuentra en la Galería Nacional de Arte de Washington D.C.
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