En una era donde los mensajes de texto, las videollamadas y el WhatsApp están a la orden del día y plataformas como Tinder son sinónimo de “encontrar el amor”, pensar en escribir cartas de amor es imposible, tanto como ver a un unicornio azul por la calle.
De ahí que las cartas de amor escritas por personajes famosos como Napoleón , Zelda Fitzgerald, Frida Kahlo , Beethoven , entre otros, resuenen como testigos históricos del amor y el romance.
Cartas que no solo hacen florecer sonrisas en el rostro, sino que le dan un vuelco al corazón al llegar a pensar sobre el contexto en que se escribieron. Sí, en la actualidad las redes de comunicación hacen que la comunicación fluya más rápido y es emocionante recibir un mensaje de texto amoroso, pero recibir una carta tiene un poder especial.
Si este año quieres sorprender a tu persona para escribir una carta, puedes tomar inspiración de estas famosas cartas de amor.
Las cartas de amor más famosas de la historia
Cartas de amor de Napoleón a Josefina
Se dice que Napoleón era sumamente frío y calculador en la batalla, una faceta que era olvidada cuando le escribía cartas a Josefina de Beauharnais. Ella fue la primera esposa del emperador francés, a quien dejó por no poder tener hijos, pero a la que siguió amando a pesar de haberse casado con otra.
Desde que te dejé, me siento deprimido. Mi felicidad es estar cerca de ti. Vivo incesantemente en mi memoria tus caricias, tus lágrimas, tu tierna solicitud. Los encantos de la incomparable Josefina encienden continuamente una llama ardiente y resplandeciente en mi corazón. ¿Cuándo, libre de toda solicitud, de toda preocupación agobiante, podré pasar todo mi tiempo contigo, sin tener que amarte y sin pensar en la felicidad de decírtelo y demostrártelo?
Ludwig Van Beethoven a su Amada Inmortal
Otra carta de amor que podría inspirar a cualquiera es ésta del músico Beethoven a su Amada Inmortal. Esta carta es una de las más famosas de la historia por todo el misterio que existe alrededor de ella, pues fue encontrada entre los papeles que dejó Beethoven después de su muerte en 1827.
La carta con fecha del lunes 6 de julio, no especifica el año, ni el lugar, ni mucho menos a la destinataria, por lo que es un auténtico misterio del que se han generado múltiples teorías.
La carta en cuestión:
“Incluso en la cama, mis pensamientos te anhelan, mi Amada Inmortal, aquí y allá con alegría, luego con tristeza, esperando que el Destino nos escuche. Solo puedo vivir contigo o no vivir en absoluto. Sí, he decidido vagar lejos durante mucho tiempo, hasta que pueda volar a tus brazos y sentirme completamente en casa contigo, hasta que pueda enviar mi alma envuelta por la tuya al reino de los espíritus. Sí, lo lamento, debe ser. Lo superarás aún más cuando conozcas mi fidelidad hacia ti; nunca otra podrá poseer mi corazón, nunca, ¡nunca! Oh Dios, ¿por qué uno debe alejarse de lo que tanto ama, y sin embargo mi vida tal como es ahora es una vida miserable? Tu amor me hizo el más feliz e infeliz al mismo tiempo. A mi edad actual, necesitaría algo de continuidad, de uniformidad en la vida. ¿Puede eso existir en nuestras circunstancias? Ángel, acabo de oír que el correo sale todos los días y, por lo tanto, debe cerrar, para que recibas de inmediato. Mantén la calma, ámame, hoy y ayer.
Qué añoranza en lágrimas por ti — Tú — mi Vida — mi Todo — adiós. Oh, sigue amándome — nunca dudes del corazón más fiel de tu amado.
Siempre tuyo.
Siempre mía.
Siempre nuestro”.
Carta de amor de Frida Kahlo a Diego Rivera
La relación entre los artistas fue tempestuosa, no obstante, sus cartas de amor son un apartado diferente, donde se lee un amor intenso.
Nada se compara a tus manos, nada se compara al verde oro de tus ojos. Mi cuerpo se llena de ti durante días y días. Eres el espejo de la noche. El relámpago violento. La humedad de la tierra. El hueco de tus axilas es mi refugio. Mis dedos tocan tu sangre. Toda mi alegría es sentir la vida brotar de tu fuente de flores que la mía mantiene para llenar todos los caminos de mis nervios que son tuyos.
Carta de amor de Zelda Fitzgerald a Scott Fitzgerald
El matrimonio Fitzgerald fue aún más agitado que el de Kahlo y Rivera, marcado por los excesos del que se rescata una de las cartas de amor más famosas de la historia.
Cariño, me encantan estas noches de terciopelo. Nunca he podido decidir si te amo más en las eternas penumbras clásicas donde se mezcla con el día o en la fanfarria religiosa de la medianoche o tal vez en el lujo del mediodía. De todos modos, te amo más y me llamaste por teléfono solo porque me llamaste esta noche. Caminé sobre esos cables telefónicos durante dos horas después de sostener tu amor como una sombrilla para equilibrarme.
Carta de amor de Marilyn Monroe a Joe DiMaggio
La actriz y la estrella del béisbol se casaron en 1954, un matrimonio que estaba destinado a terminar. Él tenía unos celos enfermizos por ella, mientras que Marilyn lidiaba al mismo tiempo con su depresión y presunta adicción a los fármacos.
No existen dudas de que se amaron, pero nueve meses más tarde se separaron. Se dice que Joe no la pudo olvidar.
“No sé cómo decirte cuánto te extraño. Te amo hasta que mi corazón podría estallar. Todo lo que amo, todo lo que quiero, todo lo que necesito eres tú, para siempre. Quiero estar justo donde tú estás y ser justo lo que tú quieres que sea. Sé que es una lástima de mi parte llegar tan tarde tan a menudo, y prometo esforzarme un millón de veces más, lo prometo.
Con amor, Marilyn”
Carta de amor de Vita Sackville-West y Virginia Woolf
La poetisa y la escritora Virginia Wolf iniciaron una relación secreta por allá de 1920, de la que se desprende esta famosa carta:
“Milán, jueves, 21 de enero de 1926
Me he reducido a una cosa que quiere a Virginia. Te escribí una hermosa carta en las horas de pesadilla de la noche sin dormir, y todo se ha ido: te extraño, de una manera humana, sencilla y desesperada. Tú, con todas tus cartas que no son tontas, nunca escribirías una frase tan elemental como esa; tal vez ni siquiera la sentirías. Y sin embargo, creo que serás consciente de un pequeño vacío. Pero lo revestirías de una frase tan exquisita que perdería un poco de su realidad. Mientras que en mi caso es bastante crudo: te extraño aún más de lo que podría haber creído; y estaba preparada para extrañarte mucho. Así que esta carta es en realidad un grito de dolor.
Es increíble lo esencial que te has vuelto para mí. Supongo que estás acostumbrada a que la gente diga estas cosas. Maldita seas, criatura malcriada; no haré que me ames más entregándome de esta manera... Pero, oh, querida, no puedo ser inteligente y distante contigo: te amo demasiado para eso. Demasiado sinceramente. No tienes idea de lo distante que puedo ser con la gente que no amo. Lo he convertido en un arte. Pero tú has derribado mis defensas. Y realmente no me molesta...
Por favor perdóname por escribir una carta tan miserable.
V.”
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