Para celebrar el 106 aniversario del nacimiento de la pintora surrealista, Leonora Carrington, Revista Central hizo un recuento de sus grandes amores, personajes de su historia de vida y de su mundo fantástico.
El amor es creador. Los amores que tenemos a lo largo de nuestra vida se convierten en pilares que forjan nuestro destino y temperamento. En la vida de Leonora Carrington esto no fue la excepción. Los siguientes son algunas de esos amores y relaciones de Leonora Carrington que marcaron su vida y arte, conócelos:
Max Ernest, su gran amor
En sus veintes, Leonora, quien ya había demostrado ser una joven rebelde, conoció al pintor alemán Max Ernest en persona. Antes ya había visto sus cuadros y quedó casi igualmente impactada con la obra que con el autor.
Se enamoraron apasionadamente. Aunque su padre no la apoyaría y por ello no volvería a verlo. Su madre le ofreció una casita al sur de Francia donde podría vivir con él. Pasaron allí felices meses en un idílico romance hasta que la guerra irrumpió. Ernest fue detenido por ser considerado por el régimen Nazi un depravado y Leonora salió huyendo en busca de ayuda y refigio.
Para la época Ernest ya tenía 2 matrimonios y algunos hijos, pues con más de 44 años, poco le faltaba para doblarle la edad a la joven originaria de Lancashire, Inglaterra.
De Max Ernest, Leonora Carrington aprendió el surrealismo, la pintura y especialmente se encontró a sí misma como una mujer ferozmente independiente, liberada de las restricciones de su educación y las expectativas de su clase social. Encontró en el amor del artista la libertad a un nivel puro y también su propia vocación. Gracias a él se introdujo en las vanguardias parisinas y neoyorkinas a las que frecuentaba el resto de su vida.
Se encontraría de nuevo con Max Ernest en Lisboa, antes de huir hacia América, cuando él ya se había comprometido con la coleccionista y mecenas Peggy Guggenheim a quien inquietaba la relación de ambos y que sólo estuvo tranquila, cuando Leonora logró irse de Europa.
Ernest pintó un cuadro en honor a Leonora Carrington que actualmente pertenece a la colección del MoMa de Nueva York y ella a su vez hizo un icónico autorretrato en el que incluye un caballito de madera regalado por Max, ya que para Leonora su alter ego era un caballo blanco.
Te puede interesar: Top 5: obras de Leonora Carrington
Renato Leduc, el loco poeta mexicano
Tras un traumático paso por el psiquiátrico de Santander, luego de la obligada separación de su gran amor Max Ernest, que la llevó a un colapso psicótico, provocado por esto y por la guerra, Leonora pidió ayuda a un singular mexicano, que había conocido en una reunión en París, donde estaba también Picasso, para poder salir de la Europa convulsa y en guerra
Se trataba de Renato Leduc, para la época embajador de México en España, periodista, taurino y poeta. Un hombre que de acuerdo a las crónicas de la época tenía el dulce encanto de aquél que puede hablar de todos los temas con absoluta naturalidad y con ello estar cerca de cualquier tipo de persona.
Aunque al principio intentó sacar a Leonora por Portugal, justo cuando se encontró con Max Ernest de nuevo, por casualidad, las autoridades negaron el escape y entonces le ofreció casarse con ella para poderla traer a México.
Mucho tiempo se habló de que fue un matrimonio arreglado, gracias al cual ella logró venir a México, sin embargo en fechas recientes, la familia del poeta sacó a la luz algunas cartas que la pintora le escribió y allí se deja ver mucho más que conveniencia, ya que derrochan un verdadero amor.
Es muy publicado un dibujo en el que Leonora hace una especie de conjuro gráfico para que Leduc vuelva, luego de un largo viaje.
El tiempo y este poeta convertirían en mexicana a Leonora Carrington.
Te puede interesar: Casa Estudio Leonora Carrington: el portal de ingreso al universo fantástico de la artista
Alejandro Jodorowsky, joven loco
Instalada en México, donde Leonora ya contaba con una obra más madura y algunos coleccionistas interesantes, entre ellos por ejemplo la actriz María Félix , recibió una visita inesperada en su casa. Un jóven chileno, envuelto en la experimentación performática y cinematográfica, quería conocer a la pintora – bruja de quien tanto se hablaba.
Así se animó a tocar la puerta de su casa en la colonia Roma, de la Ciudad de México, se trataba de Alejandro Jodorowsky, quien al abrir la puerta le dijo, según narra en su libro El maestro y las magas, -“Soy Alejandro, soy artista y quiero aprender de ti”- .
Leonora sacó una navaja de su bolsa, cortó la piel de su pierna y le dijo “Bebe mi sangre”. Con este recibimiento y a primera vista iniciaron un breve pero tórrido romance.
En el libro de “El maestro y las magas” de Jodorowsky, se narra la ocasión en que María Félix le devolvió a Leonora un retrato que le encargó, pues quería mayor parecido con ella. Al final Leonora logró el efecto y el retrato es totalmente reconocible para cualquiera.
Emérico Weisz, el fotógrafo y su hogar
Emérico fue el padre de los dos hijos de Leonora Carrington. De bajo perfil, pero de talento innegable Emérico Chiki Weisz fue su marido durante 61 años.
Llamado de cariño Chiki, llegó a México en el último barco que salió de Europa rumbo a América, para traer refugiados a nuestro país. En ese mismo barco viajó Remedios Varo el 1 de octubre de 1942.
Vino sin maletas. Sólo traía un cepillo de dientes y un abrigo. Aquí, al poco tiempo. con apoyo de la comunidad judía logró hacerse de una cámara y continuar con su oficio.
Trabajó en la revista Hola, en el Núcleo Radio Mil, en la XEW, la compañía Hérdez y con Emilio Azcárraga Vidaurreta. Instaló su cuarto oscuro en su propia casa de la calle de Chihuahua y ahí fue atesorando en silencio sus recuerdos, que incluían fotografías con Cantinflas y María Félix.
Fue discípulo del famoso fotógrafo Robert Capa quien le ayudó a salir de la Europa en guerra.
Sólo hay una obra en la que Leonora retrató a sus dos hijos, se llama “La hermana del Minotauro” y actualmente se exhibe en el MoMa de Nueva York.
Existe su versión en obra gráfica que venden galerías prestigiosas en México.
Leonora Carrington fue una mujer poderosa y mágica. De singular belleza y magnifico talento. Si legado es inabarcable y su vida misteriosa y profunda.
*Kristina Velfu es periodista cultural, especializada en el mercado y difusión del arte y la cultura. @Velfu
Te puede interesada: Galerías que mueven el arte en la Ciudad de México
Suscríbete aquí a nuestro Newsletter para que estés al día con nuestros contenidos.