Cultura

Malinche: símbolo del mestizaje y víctima del reduccionismo histórico

Por: Arte & Cultura del Centro Ricardo B Salinas Pliego 05 marzo 2025 • 3 minutos de lectura

La historia de la Maliche está marcada por el mestizaje y la contradicción, refleja las luchas de las mujeres por ser reconocidas no solo en términos de traición o sumisión, sino como actores de poder, resistencia y resiliencia.

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la malinche
Detalle del Códice Azcatitlán que muestra a Hernán Cortés y Malinche, y un grabado de Doña Marina datado de 1885, tomado del libro The Mastering of Mexico de Kate Stephens. / Fotos: Wikimedia Commons.

En el marco del 8M , la figura de Malinche se vuelve un símbolo de la compleja realidad de las mujeres históricas, cuya agencia ha sido sistemáticamente reducida y malinterpretada a través del tiempo. En lugar de verla únicamente como un instrumento de la conquista, es crucial entenderla como una mujer que, en un contexto de extrema violencia y desigualdad, jugó un papel decisivo en el destino de su pueblo. Su historia, marcada por el mestizaje y la contradicción, refleja las luchas de las mujeres por ser reconocidas no solo en términos de traición o sumisión, sino como actores de poder, resistencia y resiliencia.

En el contexto de las luchas feministas, el 8M nos invita a revisar las narrativas históricas y a cuestionar las representaciones reduccionistas que, como en el caso de Malinche, han intentado invisibilizar y silenciar la voz de las mujeres. Reivindicar su figura es también un acto de justicia histórica, que busca darle a las mujeres la dignidad y el protagonismo que les ha sido negado por siglos.

La figura de Malintzin, también conocida como Malinche, sigue siendo un tema de debate e interpretación en la historia de la conquista de México. Su papel como intermediaria entre los pueblos indígenas y los conquistadores españoles ha sido objeto de diversas perspectivas a lo largo de los siglos, con una complejidad que va más allá de los mitos y estereotipos que tradicionalmente la han rodeado.

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Lámina del Lienzo de Tlaxcala (siglo XVI) que muestra a Malinche traduciendo junto a Hernán Cortés. / Foto: Dominio Público/Wikimedia Commons

Malintzin es conocida principalmente por su relación con Hernán Cortés, a quien ayudó a entender y acceder al mundo mesoamericano. Sin embargo, su papel fue mucho más que el de una simple traductora. Nacida en lo que hoy es el estado de Veracruz, Malintzin fue una mujer con un conocimiento profundo de las lenguas indígenas, además de hablar castellano, lo que le permitió navegar entre culturas de manera estratégica. Su habilidad lingüística no solo facilitó la comunicación, sino que le otorgó un poder político considerable.

El contexto de su aparición histórica se sitúa en el momento de la batalla de Centla, en la actual Tabasco, cuando Malintzin fue entregada como tributo a los conquistadores. Desde ese momento, su destino se entrelazó con el de Cortés. La interpretación tradicional ha reducido su figura a la de una traidora o amante de Cortés, un discurso que se fortaleció durante el siglo XIX, en el marco de los procesos de independencia de México. Durante esta época, Malintzin fue concebida como un símbolo de la traición, utilizada para reforzar un discurso nacionalista y demonizar a aquellos que colaboraron con los conquistadores.

Sin embargo, estudios recientes han comenzado a desmitificar esta visión simplista. Investigadores y académicos han destacado que Malintzin, lejos de ser una víctima o una subordinada, fue una estratega política clave en la conquista. Su conocimiento de las tácticas y estructuras mesoamericanas fue vital para el éxito de Cortés. La presencia de Malintzin en los códices y documentos históricos revela que fue vista no solo como una intérprete, sino como una figura con poder propio. En diversas representaciones, aparece ataviada con ropa noble, lo que refleja su posición dentro de la jerarquía indígena, pero también su capacidad para influir en el mundo de los conquistadores.

Es importante señalar que, a pesar de su impacto en la historia de la conquista, la figura de Malintzin se desdibujó tras la caída de Tenochtitlán. La documentación sobre ella se reduce considerablemente, y su destino se vuelve incierto. Se sabe que probablemente murió en 1529, aunque no está claro si fue por causas naturales o por otro tipo de circunstancias. Lo que permanece claro, sin embargo, es que, tanto en su tiempo como en la posteridad, Malintzin fue mucho más que un simple peón en la historia de la conquista: fue una mujer que dominó el lenguaje y el poder, y cuyo impacto no puede ser reducido a una sola narrativa.

La figura de Malintzin continúa siendo un tema de estudio fundamental para comprender la complejidad de la conquista y las interacciones entre las culturas indígenas y europeas. Más allá de los estereotipos y las interpretaciones unilaterales, es crucial reconocer su agencia, su inteligencia política y su papel en la historia de México.

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