El arte es subjetivo, sin embargo, la mayoría de ocasiones tiene como propósito dar un mensaje contundente, el cual debe poner al espectador a pensar y analizar cada obra, aunque no siempre debe estar de acuerdo con el artista, pues el debate es parte del trabajo. Hay ocasiones en las que esto puede llegar muy lejos, como sucedió en MONA, ubicado en Australia.
Sus siglas significan Museum of Old and New Art (Museo de arte nuevo y viejo), y recientemente dio mucho de qué hablar después de que la administración fuera llevada a corte por un hombre llamado Jason Lau, quién visitó las instalaciones situadas en Tasmania, y decidió demandar a la institución después de que se le negó la entrada a una de las secciones del lugar.
Esto parte de la idea de que en MONA existe una exposición llamada Ladies Lounge (El Salón de las Damas), que retoma la idea de un pub australiano de los tiempos antiguos, donde se prohibía la entrada a las mujeres, o a lo mucho, relegadas a salones apartados, donde se elevaban los precios para las visitantes que querían disfrutar de un trago.
Come behind the curtain. Ben Salter has turned our lounge into a Sex + Death Dayclub for #DarkMofo: like a nightclub, but during the day. And in a museum. Music from all sorts, full bar, gloomy corners. Come down for a boogie (capacity limited). pic.twitter.com/PdmpUaVT5B
— Mona Museum (@monamuseum) June 9, 2023
Dicha sección del museo da un giro completamente opuesto, donde se prohíbe el acceso a los hombres, mientras que las mujeres pueden disfrutar de una bebida, siendo atendidas por personal masculino, quienes “viven para servirlas”, con la finalidad de crear un espacio seguro para el público femenino, mientras se revierte la exclusión que sufrieron las mujeres en el país de Oceanía.
Lau, originario de New South Wales, levantó una queja ante las autoridades, señalando discriminación por parte de MONA y llevando su caso a la corte, pues el hombre afirma que pagó un boleto por el precio completo (23 dólares estadounidenses), mientras que no pudo disfrutar de la experiencia por completo debido a su género, algo que molestó al visitante.
El caso logró escalar a una demanda, que fue aprovechada por la artista Kirsha Kaechele, curadora de MONA, para realizar un performance que constó de llegar a los tribunales a lado de su equipo legal, enteramente conformado por mujeres, vestidas en trajes sastre azul marino, quienes se movían de forma coreográfica en la corte.
Jason Lau afirmó delante del jurado que cualquiera que compre un boleto debería disfrutar de la experiencia completa, de acuerdo a lo que dicta la ley australiana, señalando el Acto Antidiscriminación dictado en dicha constitución, exigiendo que dicho salón admita la entrada de hombres, sea cerrado, o que al menos sea más barato para el público masculino.
En respuesta a dicha acusación, el equipo legal de MONA afirma que parte de la experiencia de esta exhibición es negar algo que es deseado, como lo hicieron por tanto tiempo hacia las mujeres en Australia y el resto del mundo, por lo que no niegan dicha discriminación.
La defensa legal del MONA sigue siendo sólida, sin embargo, el caso se mantiene en desarrollo.
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