El estudio, comprensión e interpretación de los sueños, es un tema de interés mundial que ha sido abordado desde diferentes campos de investigación como la antropología, sociología, medicina, botánica y las neurociencias.
El mundo de los sueños es un tema que durante muchos siglos perteneció al mundo de lo mítico, lo mágico y lo religioso, hasta el siglo XVII que se iniciaron los estudios del sueño desde la perspectiva fisiológica, avanzando a grandes pasos y actualmente sirviéndose de las nuevas tecnologías como la neuroimagen.
En el México prehispánico los sueños forman parte del ámbito simbólico, mítico y mágico, los mayas y los nahuas consideraban el mundo de los sueños como una realidad alterna, igual a la percibida mediante los estados alterados de conciencia inducidos por prácticas como el ayuno, el auto sacrificio o el consumo de plantas o animales con propiedades psicoactivas, permitiéndoles acceder a la región de lo sagrado y lo sobrenatural.
Para estos grupos los sueños tuvieron un gran significado dentro de la vida cotidiana; los sueños se clasificaban en reales o verdaderos y falsos.
Se cree que los sueños falsos son aquellos que se producen en la fase REM del sueño, por lo cual son caóticos, sin sentido e irracionales, por lo tanto, falsos.
Mientras que los sueños verdaderos son aquellos sueños profundos que permitían el desprendimiento del “tonalli o pixán” que se traduce como el desprendimiento del alma o espíritu.
Lo que significa que el sueño es un estado de desprendimiento y olvido, donde el tonalli/pixán se aleja y olvida de este mundo y de esta realidad, permitiéndole a quien sueña visitar otros espacios y realidades fuera del mundo de la vigilia y recibir mensajes de los dioses.
Los sueños pueden ser de carácter premonitorio, que significa que el sacerdote u hombre sabio que interpreta los sueños podría obtener una idea del futuro colectivo o del consultante. Por otro lado, los sueños de carácter propiciatorio son aquellos mediante los cuales se podía invocar o atraer algo o alguien capaces de generar cambios, como la cura de enfermedades o hechos por venir.
El “chamán / sacerdote / hombre sabio” fue una figura de suma importancia ya que son ellos quienes poseen el poder de controlar los sueños, tienen la habilidad de separar el alma / espíritu de su cuerpo de manera voluntaria y tienen el conocimiento para interpretar las distintas imágenes que se producen en el estado de la ensoñación, también son poseedores de poderes sobrenaturales que les permiten trasladarse a lugares inaccesibles para cualquier mortal, conocer lo oculto y así poder descifrar e interpretar los sueños.
Tanto en los grupos mayas como en los nahuas existen chamanes especializados en la interpretación de sueños, entre los nahuas se conocen como Temiquiximati “el conocedor de los sueños” o “el intérprete de los sueños”, y entre los grupos mayenses existen al menos cinco maneras de referirse a los chamanes poseedores del conocimiento sagrado, “Ahau can” Señor serpiente, “K’uhul Ajaw” Señor divino, “Nawal winak” Hombres naguales, “Halach Uinicoob” Hombres buenos y “Chilanoob” Verdaderos hombres.
El camino del chamán es complejo ya que inicia con la fecha del nacimiento de este o esta, según los nahuas la carga simbólica y energética del día del nacimiento traza la línea que seguirá la vida de cada persona.
Los mayas consideran que cada nuevo chamán o señor sagrado debe alcanzar las mismas cualidades sobrenaturales de su antecesor y aparte generar las suyas propias, lo cual hace mediante un recorrido de iniciación, aprendizaje y abstinencia o negación a los placeres materiales.
En resumen, entre los nahuas y mayas como entre los pueblos y sociedades actuales, la existencia de este tipo de ritos y prácticas tiene que ver con la necesidad de las sociedades por conectarse con lo sagrado mediante la introspección o a través del rito comunitario, concluyendo que, la mejor forma de acceder al ámbito de lo sagrado es a través de un encuentro con nosotros mismos por medio de los sueños.
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* Karen Cabrera
Pasante de Arqueología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Ha laborado como arqueóloga investigadora de campo y gabinete en proyectos en el sur de Quintana Roo, al noreste y noroeste del estado de México y como analista especializada en el Acervo Arqueológico de la Zona Arqueológica de Teotihuacan.
Bibliografía
De la Garza, M. (2012). Sueño y Éxtasis. Visión chamánica de los nahuas y los mayas. México : UNAM/FCE.
López Austin, A. (1967). Cuarenta clases de magos en el mundo náhuatl. Estudios de Cultura Náhuatl, VII, 87-117. México: UNAM-IIH.
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