El incomprendido, subversivo y visionario Andy Warhol es ícono del pop art, sus andanzas en el arte lo llevaron a recibir múltiples elogios y a desplegar un aro de divinidad a su alrededor; sin embargo, como todo en la vida tiene matices y sombras, el genio nacido en Pittsburgh también los tenía.
De Pittsburgh a Nueva York
Su infancia catastrófica inició cuando cursó el tercer año de la escuela elemental, contrajo una enfermedad que le afectó el sistema nervioso, por lo que tenía movimientos incontrolados y posteriormente desórdenes en la pigmentación de la piel.
Se cree que la fijación que tenía por su madre se desarrolló en aquel entonces, ya que era la única que lo cuidaba mientras permanecía postrado en su cama. En palabras del propio artista, es en este momento cuando acuñó su propia personalidad, pues se dedicó a dibujar, oir la radio, leer revistas y más.
Estudió Arte Comercial para luego mudarse a Nueva York, donde comenzó su carrera como publicista e ilustrador de revistas.
Se cree que su primera aproximación con el pop art fue en 1960 gracias a un dibujo de Jasper Johns que compró en la galería de Leo Castelli. Dos años después, inauguró su primera exposición en Nueva York, con las famosas latas de sopa Campbell y el díptico de Marilyn, entre otros.
A la par, Warhol fundó The Factory, el estudio donde la magia creativa del artista sucedía y dónde se llevaron a cabo miles de fiestas exóticas con artistas, escritores, modelos, músicos y personajes famosos de “una ciudad abierta y salvaje”, la ciudad de Nueva York de los años 70.
Las polémicas detrás de las obras de Andy Warhol
El trabajo de Warhol fue multifacético, abarcó la escultura, fotografía, cine, el arte plástico, la música, etc., en cada rubro tenía algo qué decir más allá de lo estético y exploró continuamente lo efímero que podía llegar a ser la cultura de masas y el consumismo.
No se puede negar la importante influencia que Warhol tuvo en el surgimiento y desarrollo del movimiento pop-art, pero sus obras al igual que su vida siempre fueron fuente de polémica y de innumerables críticas.
Espejismo del arte
Para muchos, Warhol no inventó nada, sólo cubrió con demasiado brillo objetos cotidianos de consumo; para otros, fue un visionario de la moda de usar y tirar, de la prensa amarilla y de los reality shows que sustituirían a la vida misma con el paso del tiempo.
Para los críticos, quizás la obra más importante del artista fue su vida misma y el personaje que construyó para mostrarse ante el mundo: la excentricidad de su apariencia, sus hábitos y las personas que lo rodearon.
Amaba el dinero, estaba obsesionado con la fama y se consideraba “un artista comercial”, un artista que publicitaba su imagen para que sus obras adquirieran un alto valor y lo logró.
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Acumulador compulsivo
En el libro Warhol Memoir se estipula que durante sus 59 años de vida acumuló 600 cajas con más de 400 mil objetos. Estas cápsulas del tiempo eran un registro visual, entre lo más escandaloso que se encontró fueron: un pie momificado y pastel de bodas de Caroline Kennedy.
¿Mal amigo?
En The Factory se llevaron a cabo múltiples fiestas y eventos underground, muy al estilo de la personalidad excéntrica de Warhol, donde las sustancias ilegales eran las protagonistas.
Se dice que él y la millonaria modelo, Edie Sedgwick, eran amigos; tan unidos que ella hasta se tiñó el pelo color Plata y se hacía llamar “chica Warhol”.
Su amistad se resquebrajó cuando ella se sumió en la adicción y comenzó a quedarse sin dinero gracias a los consejos que recibía del pintor.
Cuando ella murió en 1971, Andy solo preguntó: “¿quién heredará sus bienes?” ( fuente )
La de Edie no es la única historia que se cuenta sobre “el mal amigo que pudo haber sido el artista, también se menciona la de Nico.
Después de que Warhol cortara lazos con la banda The Velvet Underground y por ende también con su mejor amiga, Nico, se dice que él se encargó de desprestigiarla a fin de que nadie la volviera a contratar en ningún lugar.
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Juicios por plagio
De acuerdo con las memorias de Christopher Makos, fotógrafo cercano a Warhol y quién escribió más de 20 libros sobre la vida del artista, era costumbre que Andy se apropiara de imágenes de periódicos y revistas para construir su arte.
¿Inspiración, homenaje, resignificación, apropiación o “plagio”?
Uno de los escándalos que siguen sin respuesta es el juicio por los derechos de una foto hecha por Lynn Goldsmith, intervenida por Andy Warhol en los años 80.
La obra en cuestión es un retrato del aclamado Prince. La revista Vanity Fair compró los derechos de la fotografía del cantante y encargó a Warhol una ilustración para dicha revista, publicación en la que se dio crédito tanto a la autora de la fotografía como al ilustrador.
Posterior a la muerte de Prince en 2016, salieron a la luz una serie de litografías realizadas por Warhol en la que se empleaba como base la misma fotografía de Goldsmith. Notando que había sido usada sin su consentimiento Lynn Goldsmith inició en 2019 una demanda en contra de la Fundación Warhol sobre el uso ílegitimo de la imagen.
En primera instancia se falló a favor de la Fundación Warhol, asegurando que el trabajo era de naturaleza transformadora. Dos años después, está decisión fue anulada por el Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito de los Estados Unidos, determinando que sí hubo una violación a los derechos de la autora.
Actualmente el caso aún se encuentra en revisión, pero sin duda este controversial juicio tendrá grandes implicaciones en el futuro de las artes visuales y podría cambiar las reglas en relación a lo que puede considerarse apropiación o plagio en el mundo del arte.
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